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artículo de opinión por joan carles march

La elevada mortalidad en las personas en residencias de ancianos con Covid que no fueron hospitalizados

Ciudadanía - Joan Carles March - Lunes, 19 de Junio de 2023
El experto en Salud Pública Joan Carles March analiza el estudio de la revista 'Epidemiología', que revela terribles datos sobre la mortalidad por Covid de las personas en residencias que no fueron hospitalizados en la Comunidad de Madrid, con respecto a otras comunidades.
El Hospital público Enfermera Isabel Zendal, de Madrid.
Comunidad de Madrid.
El Hospital público Enfermera Isabel Zendal, de Madrid.

La mortalidad por Covid en las personas en residencias que no fueron hospitalizados fue del 47% en la Comunidad de Madrid, mientras que en otras comunidades autónomas osciló entre el 7,7% y el 25,9%.

Estos terribles datos que se describen en la revista 'Epidemiología', nos lo marca la orden que emitió la Comunidad de Madrid de no hospitalizar a las personas mayores más vulnerables

Estos terribles datos que se describen en la revista Epidemiología, nos lo marca la orden que emitió la Comunidad de Madrid de no hospitalizar a las personas mayores más vulnerables (los que tenían una dependencia alta o presentaban problemas cognitivos) contagiados por la Covid lo que explica la alta mortalidad que se registró entre los meses de marzo y abril del 2020, en la primera ola. De hecho, la mortalidad de los pacientes con Covid que permanecieron en las residencias madrileñas fluctuaron entre el 40,8 y el 46,7% frente a las de otras comunidades, que se situaron entre el 7,7 y el 25,9%. En esas otras CCAA, sin embargo, las cifras más altas se registraron en los hospitales, algo lógico ya que es en centros sanitarios donde ingresan a las personas más graves.

El trabajo lo realizó un equipo liderado por la epidemióloga María Victoria Zunzunegui, que fue profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública y compañera mía 

La revista internacional Epidemiologia ha publicado una revisión sistemática de 13 estudios (2 en Madrid y el resto en Andalucía, Aragón, País Vasco, Castilla-La Mancha, Catalunya, Galicia, Navarra y la Comunidad Valenciana) que analizan lo ocurrido durante la primera ola de la pandemia. El trabajo lo realizó un equipo liderado por la epidemióloga María Victoria Zunzunegui, que fue profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública y compañera mía y que también integran Fernando García, médico epidemiólogo en el Centro Nacional de Epidemiología, y François Béland, profesor en la Universidad de Montreal que hizo estancias académicas en Granada. La revista internacional Epidemiologia ha publicado un artículo que realiza una revisión sistemática de la mortalidad por Covid en las personas que vivían en residencias durante marzo y abril de 2020 según el lugar de defunción.

Los principales resultados son los siguientes:

✓ La mortalidad por Covid en las personas residentes que NO fueron hospitalizados se situó en el 40,8% y el 46,7% en los dos estudios de la Comunidad de Madrid, comparadas con un rango entre 7,7% y 25,9% en los 11 estudios realizados en otras CCAA.

✓ La mortalidad por Covid en las personas residentes HOSPITALIZADAS fue del 27,7% y 42,5% en los estudios de la Comunidad de Madrid comparadas con un rango entre 26,9% y 66,6% en otras CCAA.

Las cifras son demoledoras: en esos meses se produjeron 9.468 muertes entre las personas residentes, 7.290 de esas muertes ocurrieron en la propia residencia y sólo 2.178 en el hospital de derivación correspondiente

✓ Independientemente del lugar de defunción, la mortalidad por Covid en los dos estudios de Madrid fue la más elevada: 36,8% y 44,8%. El rango de valores de mortalidad por Covid en los estudios realizados fuera de Madrid estuvo entre 16,2% y 32,2%.

✓ Paradójicamente, el porcentaje de hospitalizaciones en los estudios de Madrid fue elevado: 31% y 46%. Nueve de los once estudios realizados en otras CCAA informan de porcentajes de hospitalización menores, entre 11% y 29%. Es decir, el triaje en la Comunidad de Madrid no logró disminuir las hospitalizaciones.

✓ Se espera normalmente que la mortalidad de las personas residentes hospitalizados por Covid sea mayor que la de las personas residentes que no son hospitalizados. Esto se debe a que la decisión de hospitalizar es una decisión médica basada en el estado clínico de cada paciente. Generalmente, los pacientes con síntomas graves tienen mayor riesgo de morir y por ello son hospitalizados. Por el contrario, los pacientes con enfermedad leve pueden permanecer en su hogar (o en su residencia) y ser tratados de forma ambulatoria. En consecuencia, se espera que la mortalidad en las personas residentes hospitalizados por Covid sea mayor que la de las personas residentes no hospitalizados. Y así se observa en 11 estudios realizados en Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia, Navarra y País Vasco, pero en Madrid los resultados son contrarios a lo esperado. En uno de los estudios de la Comunidad de Madrid los pacientes hospitalizados tuvieron la misma probabilidad de morir que los no hospitalizados y en el otro, no se observan diferencias.

✓ Las cifras son demoledoras: en esos meses se produjeron 9.468 muertes entre las personas residentes, 7.290 de esas muertes ocurrieron en la propia residencia y sólo 2.178 en el hospital de derivación correspondiente.

Todo ello nos viene a decir que la directiva del Gobierno de Madrid podría haber sido perjudicial para muchas personas mayores en residencias debido a que se les excluyó de una atención hospitalaria adecuada basada en su discapacidad. Y eso, a pesar de que había alternativas, ya que se disponía de camas en los hospitales privados y en el hospital de campaña en Ifema.

Los resultados no dejan lugar a dudas: las probabilidades de que las personas residentes de Madrid murieran en los centros fue mucho mayor que en los hospitales, porque los más vulnerables quedaron en unos geriátricos que no contaban con personal para asistirlos ni tampoco medios para paliar su situación

Los resultados no dejan lugar a dudas: las probabilidades de que las personas residentes de Madrid murieran en los centros fue mucho mayor que en los hospitales, porque los más vulnerables quedaron en unos geriátricos que no contaban con personal para asistirlos ni tampoco medios para paliar su situación. El hecho de que permanecieran en los geriátricos los mayores que presentaban un peor estado funcional frente a aquellos que fueron trasladados a un hospital podría explicar su mayor mortalidad en comparación con las personas residentes de otras comunidades que se quedaron en las residencias de otras comunidades.

A los más vulnerables, les dejaron en unas residencias que se habían prometido medicalizar pero que nunca hicieron. Al contrario, la falta de personal y el miedo a la infección podría haber agravado aún más el pronóstico de esas personas residentes debido a una atención deficiente, incluida la falta de hidratación y nutrición.

Los autores de la investigación concluyen que en la Comunidad de Madrid no se permitió la derivación al hospital de muchos de los casos más graves que podrían haberse beneficiado de la atención hospitalaria, sino que se envió al hospital a aquellos con un mejor estado funcional. En la Comunidad de Madrid se aplicó el protocolo de exclusión de atención hospitalaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid a la población adulta mayor con discapacidad moderada y severa que vivía en las residencias de personas mayores.

Los autores de la investigación concluyen que en la Comunidad de Madrid no se permitió la derivación al hospital de muchos de los casos más graves que podrían haberse beneficiado de la atención hospitalaria, sino que se envió al hospital a aquellos con un mejor estado funciona

Los protocolos de triaje deben apuntar a salvar el máximo número de vidas, ser elaborados por comités que incluyan expertos en ética y usarse solo si no hay alternativas. No se deben utilizar exclusiones categóricas como el lugar de residencia, la discapacidad o la edad.

Vale la pena recordar que un estudio científico recientemente publicado ha analizado el impacto del tamaño de las residencias en infección y la mortalidad por COVID-19 y la conclusión principal a la que ha llegado es que la mortalidad fue más alta en las residencias de más de 70 plazas. La menor mortalidad se produjo en las residencias que tenían entre 30 y 70 plazas.

Las personas mayores, en especial aquellas que viven en residencias, han sido las principales víctimas de la pandemia.

Urge modificar el sistema de servicios de larga duración y, muy en especial, reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica, capacitar al personal que trabaja en estos servicios residenciales, en centros de día y a domicilio, y evaluar rigurosamente las intervenciones preventivas y de preparación ante nuevas pandemias.