Sierra Nevada, Ahora y siempre.
Los alcaldes de las dos ciudades acuerdan estrechar la colaboración para crear un “corredor económico”

El eje Sevilla-Málaga amenaza con relegar más a Granada a la periferia

Ciudadanía - Juan I. Pérez - Domingo, 5 de Julio de 2015
“Granada vive en sí misma tan prisionera, que sólo tiene salida por las estrellas”, dice la “Habanera imposible” que escribió en 1988 y cantó el inmortal Carlos Cano. Aún hoy sigue vigente. El Independiente de Granada publicó hace una semana un análisis sobre la necesidad de buscar una ‘marca’ que identifique a Granada, difunda sus potencialidades y le dé relevancia en un contexto altamente competitivo, ante el avance de otras capitales que han encontrado un sitio y lo explotan con éxito. Mientras eso sucede, el pujante eje Sevilla-Málaga amenaza aún más con relegar a la periferia a esta capital, cuyas potencialidades culturales, sociales y deportivas son indiscutibles, pero que retrasa proyectos y vive ensimismada en su pasado, con una sensación de apatía, pendientes siempre de lo mismo, sin nuevos proyectos que ilusionen.
El Albaicín, un ejemplo de abandono de una potencia de la capital.
Miguel Rodríguez
El Albaicín, un ejemplo de abandono de una potencia de la capital.

Málaga no es solo la capital de la pujante Costa del Sol, con infraestructuras de primer orden, muy bien cuidada desde hace tiempo por los sucesivos gobiernos centrales y autonómicos (rondas,  Metro y AVE). Su Ayuntamiento, gestionado por el alcalde popular Francisco de la Torres ha reinventado una capital que apostó por la Cultura. Y a su museo Picasso, que nació de una discreta Casa Natal en la Plaza de la Merced y, posteriormente, el de la baronesa Carmen Thyssen, suma ahora el Centro Pompidou, en un emblemático cubo translúcido, en el remozado Muelle 1 del imponente puerto de Málaga.

El último en abrir, la Colección del Museo Ruso, con obras del San Petersburgo, cerca del paseo marítimo de Huelin. Junto a ello, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, una ciudad abierta al mar, con lo que reporta de ingresos y visitantes que, sobre todo, llega vía Aeropuerto Internacional, entre los tres primeros de España en cuanto a número de viajeros y vuelos, y Estación de AVE María Zambrano.

“No tenemos la Alhambra, ni la Mezquita; tenemos un centro histórico, pero no puedo fabricarme un patrimonio histórico”, ha repetido el alcalde de Málaga, el popular Francisco de la Torre, para justificar su plan para convertir la ciudad, además de todo lo que ofrece, en un centro de arte de relevancia internacional.

El Centro Pompidou de Málaga.

Mientras Málaga construye con notable acierto y éxito su identidad cultural, Sevilla difunde y explota su monumental patrimonio e infraestructuras. Está en su ADN, como en Granada, pero su potencial, pasado, presente y su historia reciente contemporánea la sitúan en un estadio muy superior. A ello contribuye ser la capital andaluza, con lo que conlleva de sedes administrativas y personal, que atrae la atención mediática, más las descentralizadas para la provincia. Y acontecimientos de impacto mundial que significaron un punto de inflexión, como la EXPO’92.

A las dos capitales les ayuda su población. Sevilla, la cuarta de España, con cerca de 700.000 habitantes, y Málaga, la sexta, con 566.000, frente a semejante potencial, la capital granadina reúne a 237.000 vecinos y solo con los 254.000 de su área metropolitana podría competir con Málaga. Pero aún queda un mundo por vertebrar el área metropolitana de Granada, cuyos habitantes suelen ser recibidos con monumentales atascos, y que la capital se convenza de que debe liderar un proyecto inclusivo para aprovechar el potencial de los municipios que la rodean.

El empuje económico de Sevilla y Málaga es indiscutible, y hasta la capital de la Costa del Sol, ha reclamado la primacía como motor que tira de Andalucía.

A esta situación se añadió esta semana una reunión de relevancia sin precedentes entre alcaldes de  partidos diferentes. El socialista Juan Espadas, alcalde de Sevilla, como anfitrión del encuentro, recibió a su homólogo de Málaga, el popular Francisco de la Torre. Una reunión que es un ejemplo de colaboración institucional, en tiempos de confrontación y de adversarios, y de altura política para crear sinergias entre las dos grandes capitales de Andalucía.

Fruto de la reunión, se estableció un equipo de trabajo con el objetivo de intercambiar ideas y experiencias en materia de turismo, asuntos sociales, movilidad o cultura, así como el metro o la Ciudad de la Justicia; además de crear un proyecto común para generar un "corredor económico", "un ecosistema de la innovación" liderado por Málaga y Sevilla.

Acuerdo Sevilla-Málaga para crear un corredor económico

Creación de una “estructura" entre ambas ciudades, con un equipo de trabajo por Ayuntamiento.

Intercambiar ideas y experiencias en materia de turismo, asuntos sociales, movilidad o cultura, así como el metro o la Ciudad de la Justicia.

Crear un proyecto común para generar un "corredor económico", "un ecosistema de la innovación" liderado por Málaga y Sevilla.

Para septiembre concluirá el  trabajo técnico de definición.

Buscarán el apoyo de otras ciudades para poder presentar un proyecto estratégico unitario de cara a los nuevos fondos europeos, cuyas solicitudes pueden presentarse a partir de octubre.

Estos proyectos que se presentarán a este marco europeo se encuentran definido dentro del documento estratégico presentado por Andalucía ante Bruselas, entre los que se encuentran iniciativas de innovación social, gestión del conocimiento, infraestructuras o mejora de las conexiones.

Sevilla y Málaga generan el 40 por ciento del PIB regional y cuentan con una población de alrededor de tres millones de personas.

De la Torre considera que "juntos somos más fuertes", mientras que Espadas deja claro que esta unión responde a que "queremos ser mucho más".

El alcalde de Sevilla justifica el acuerdo "para ser más fuertes y competir en el mundo".

Los dos consideran la necesidad de acabar con la confrontación, indiferencia o distanciamiento, sino un buen clima de colaboración.

El trabajo conjunto determinará qué infraestructuras se tienen y cuáles se necesitan y qué proyectos de innovación se podrían desarrollar.

El objetivo final es consensuar un proyecto de corredor económico, con el apoyo de la Junta de Andalucía, entre ambas ciudades.

La cooperación irá encaminada a aspectos como el turismo, los puertos, transportes o congresos, donde De la Torre recuerda que Andalucía no llega a la mitad de la captación de congresos de Barcelona y que la colaboración entre estas dos grandes ciudades andaluzas puede ayudar a cambiar las cifras.

También pretenden crear sinergias entre las universidades y las tecnópolis para constituir un gran eje Sevilla-Málaga.

No se trata de ahondar en localismo. Es una realidad que amenaza a Granada si no reacciona o se suma, con inteligencia, a este acuerdo para complementar el eje con sus potencialidades y aprovechar las sinergias que de él se establezcan.

A la pujanza de las dos capitales, contribuyen dos liderazgos fuertes al frente de los respectivos ayuntamientos, pese a que en el caso de Málaga, se tuvo que apoyar, como en Granada, en Ciudadanos, y en el caso de Sevilla a IU y a un partido con la marca Podemos.

Mientras, en Granada se retrasó el acuerdo programático de 50 puntos, que excluyó la marcha del alcalde, el popular José Torres Hurtado, cuyo liderazgo, tras tres mayorías absolutas, cuestionó el propio líder ciudadanos, Luis Salvador, quien reculó luego, para apoyar su reelección y permitió aceptar su salida tras las Elecciones Generales, después de que las direcciones nacionales limaran asperezas.

Sabido es que, luego, el alcalde de Granada ha obviado el requisito de su salida. Sin embargo, todo ello contribuye a mermar un liderazgo municipal de un alcalde al frente de 10 concejales, cuya estabilidad depende de los cuatro de Ciudadanos.

En Granada, la gestión municipal que indica el acuerdo está destinada principalmente a reparar, y sin demasiada contundencia,  evidentes fallos de gestión, como la LAC, o la reapertura de Las Palomas, o pedir a Fomento el soterramiento del AVE a su entrada por La Chana, reivindicaciones justas de los vecinos, sin plantear un auténtico plan de desarrollo para Granada, capaz de hacerle recuperar el pulso y resituarla en el mapa.

Esa falta de liderazgo político e institucional, y no solo en el Ayuntamiento, quedará aún más en evidencia conforme avance el mandato. Los ayuntamientos de Málaga y Sevilla son emblemáticos para los dos partidos y es seguro, y hasta comprensible en este escenario político con las Generales a la vuelta de la esquina, que los socialistas se vuelquen en la capital de Andalucía, tanto como los populares en la capital de la Costa del Sol, convertida en el municipio más importante de cuantos gobiernan.

De tal forma que el eje político Sevilla-Málaga centre la estrategia del PSOE y del PP y, atraiga, como un efecto físico irremediable de atracción de cuerpos, al resto de agentes políticos y sociales.

Sevilla ya tiene lo suyo, con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y todo el aparato del Gobierno y del PSOE allí instalado. Málaga cuenta con un PP pujante en Andalucía, que ha relevado a la organización de Sevilla, y no solo porque el líder regional, Juan Manuel Moreno Bonilla sea de allí. El presidente de los populares malagueños,  Elías Bendodo, es un peso pesado del partido y como presidente de la Diputación, cuyo cargo revalidará, contribuye al nuevo esplendor cultural de Málaga.

También ejerce de malagueño el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, dando un nuevo golpe de timón a la patronal andaluza, nada ajeno al peso de la economía malagueña y de su litoral.

Y su antigua caja, como todas obligada a reconvertirse en UnicajaBanco sigue firme, con presencia en Andalucía y a la cabeza de Andalucía, sin despidos traumáticos, ni traslados forzosos y una Obra Social en vanguardia, que no se ha resentido.

Y, ¿Granada?

Para empezar, cualquier comparación sobre la marcha de las imprescindibles infraestructuras sonroja: desde el AVE al Metro pasando por el aeropuerto y el retraso de las autovías. Y sin ellas, el desarrollo queda ralentizado o frenado en seco. La concejala de Urbanismo, Isabel Nieto, dejó esta semana en evidencia a todo el PP de Granada, incluido al secretario general y subdelegado del Gobierno, Santiago Pérez, al asegurar que en el Ministerio de Fomento hace tiempo que ni “le cogen el teléfono”.

Obcecación del PP con la Alhambra, que apuesta por el Atrio que, aunque necesario, su elevado coste en tiempos de crisis lo hacen polémico, además del desacierto en el momento en que fue presentado. Pero el monumento nazarí es la joya de una capital que se pierde en batallitas que no están a la altura de ser tildadas de provinciana, si se desea utilizar este adjetivo como peyorativo. Y por supuesto, muy lejos del respeto que merece la ciudadanía.

Del Centro Lorca, cuyos problemas internos y externos han sido revelados con detalle por El Independiente de Granada, mejor ni mencionar. La antigua Caja Granada, cada vez más diluida en BMN, con apenas poder en un banco cuya influencia y presencia se disipa, pese al esfuerzo de los empleados que aún quedan, sobre todo, los obligados a trabajar en Madrid o en otras zonas lejanas de sus domicilios, en una pésima estrategia empresarial, que obvió las posibilidades de las nuevas tecnologías de la información para conectar sedes y personal, en tiempo real.

Ni siquiera hubo unanimidad en elevar la declaración de Las Alpujarras como Patrimonio de la Humanidad. No se pudieron poner de acuerdo ni dentro ni fuera, con otras provincias cercanas, con candidatos para lo mismo lo que restó fuerza a todas.

El debate global es tan repetitivo como cansino, sin nuevos proyectos que reviertan la atonía generalizada. Muy poco dejó la celebración del Milenio de Granada, La última transformación seria fue con motivo de los Mundiales de Edquí de 1995, celebrados un año después. Y de eso hace ya 19 años.

Las únicas señales de optimismo provienen de la iniciativa privada, de empresas que se abren camino en mercados internacionales, y de centros como Sierra Nevada, que para seguir generando riqueza se reinventa en verano, o del PTS, aún con dudas sobre el ritmo y el modelo de gestión y desarrollo. La esperanza sobre la marca salud, con la paradoja de listas de esperas excesivas, que es como empezar la casa por el tejado, y un Hospital que no abre. También el potencial del Puerto de Motril.

La rectora, Pilar Aranda. Miguel Rodríguez

Y con la nueva etapa que se abre en la Universidad, con Pilar Aranda, como rectora.

La necesidad de mantener y ampliar los acontecimientos culturales de enorme relevancia, a los que hay que mimar. Y sumarle otros que están ahí que no gozan del apoyo decidido de las instituciones, pero que proyectan a Granada, como la música, el cómic, la literatura o la poesía, la artesanía, que todo no es el Premio Lorca.

Otro motivo de esperanza es la ejecución real y efectiva del último Plan Estratégico de Granada, aprobado por unanimidad en el último pleno del mandato.

Del tejido empresarial y social, e, indudablemente, de la capacidad de nuestros políticos, de su liderazgo  y de la influencia que puedan ejercer dependerá que Granada se diluya o revierta su suerte ante un futuro gris que se avecina.