Cuando los cencerros y los toros bravos campaban por el Camino de Ronda
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La Redonda, San Juan de Dios, Calvo Sotelo, Carril del Picón, etc. fueron cañadas y cordeles para el movimiento de ganados
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El traslado de animales a pata fue habitual desde decenas de kilómetros hasta mercados, mataderos y plazas de toros
Así fue siempre hasta que el ferrocarril llegó a Granada en 1874 y aparecieron los primeros camiones hacia 1920
Todos los ganados de bovinos, los rebaños de ovejas y cabras, las piaras de cerdos, reatas de caballos e incluso las parvadas de pavos y gansos fueron trasladados a patita desde sus lugares de crianza hasta los corrales de descanso, mercados, mataderos o plazas de toros. Así fue siempre hasta que el ferrocarril llegó a Granada en 1874 y aparecieron los primeros camiones hacia 1920. Incluso durante muchas décadas después continuó practicándose la trashumancia de animales con origen o destino en tierras granadinas. Es más: en la actualidad todavía quedan un par de ganaderos de la Alpujarra que mueven sus rebaños desde las laderas del Sur de la Sierra hacia los campos de Motril o zona de El Ejido.
Su origen data de tiempos del Alfonso X el Sabio, cuando se dotó a los ganaderos de una estructura y unos privilegios de pastoreo que los favorecían frente a la agricultura y otras actividades
La trashumancia es una modalidad de pastoreo de ganado que consiste en mover las reses en primavera y otoño buscando pastos más frescos. El verano lo pasan pastando en tierras altas y verdes, el invierno en tierras bajas y más cálidas. Tanto referido a altitud sobre el nivel del mar como latitud dentro de las tierras peninsulares. El sistema y los caminos de la Mesta son sobradamente conocidos; su origen data de tiempos del Alfonso X el Sabio, cuando se dotó a los ganaderos de una estructura y unos privilegios de pastoreo que los favorecían frente a la agricultura y otras actividades. Se estableció una tupida trama de cañadas y cordeles, en función de la anchura de los caminos, que enlazaban prácticamente todas las tierras peninsulares. Incluso había ganaderos sin tierra que pasaban la vida recorriendo las cañadas.
El Reino de Granada se incorporó tardíamente a la Mesta, pero también llegó hasta aquí a partir de la conquista cristiana
El Reino de Granada se incorporó tardíamente a la Mesta, pero también llegó hasta aquí a partir de la conquista cristiana. Las grandes casas nobiliarias que se repartieron el territorio conquistado contaron con grandes rebaños, sobre todo de ovejas. Necesitaban moverlos de unos pastizales a otros, tras su agotamiento, o por cuestiones climatológicas.
Había tradición en la época nazarita de disponer de corrales junto a las puertas de la muralla donde pernoctaban los grandes rebaños.
En varios lugares de la provincia de Granada continúa existiendo un reducto de trashumancia por cañadas; cada vez menos como consecuencia de la disminución de la actividad ganadera, la estabulación y la incorporación de camiones para el transporte de ganado
En varios lugares de la provincia de Granada continúa existiendo un reducto de trashumancia por cañadas; cada vez menos como consecuencia de la disminución de la actividad ganadera, la estabulación y la incorporación de camiones para el transporte de ganado. Es una actividad pecuaria que prácticamente hoy pasa desapercibida.
La presencia y tránsito de animales fue abundante y constante en las calles de la ciudad de Granada hasta hace muy pocas décadas. Calles como el Camino de Ronda, San Juan de Dios, Camino de las Vacas, el Camino de Santa Fe y el Carril de Picón tuvieron la consideración de vías pecuarias. Incluso la Redonda todavía podría ser utilizada por ganado trashumante, en caso de que algún ganadero decidiera revivir la tradición. Al igual que ocurre en Madrid con la Castellana.
El Camino de Ronda, la última cañada
La principal cañada real que unió históricamente Sierra Nevada con la Vega de Granada y, por tanto, enfilaba hacia tierras malagueñas, cordobesas y sevillanas, fue el Camino del Jaque del Marqués. Era un trayecto que discurría paralelo a la Acequia del Jaque, entre el río Genil y hasta enlazar con el Camino de Santa Fe en la zona del Cañaveral. Vendría a coincidir con las calles Alhamar, Pedro Antonio de Alarcón, Plaza Albert Einstein y Cañaveral/Chinarral. Iba bordeando la ciudad por su parte baja. Cuando el Zaidín estuvo colmatado, su travesía se hacía por el Callejón del Pretorio en el Violón hasta torcer en el Camino de Ronda.
A partir de la década de 1930, cuando las edificaciones empezaron a ocupar esos terrenos y fue trazado el Camino de Ronda, esta nueva carretera nacional adquirió también la condición de cañada real para el traslado de ganado trashumante.
Cuando el Camino de Ronda era sólo una carretera de circunvalación −en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado− el paso de reses bravas apenas llamaba la atención. No había mucha población y el tráfico de automóviles era escaso
Sus principales usuarios en cuanto a número y volumen de animales fueron las tres grandes ganaderías de toros bravos que veraneaban en Sierra Nevada. Además de alguna de las comarcas de Loja y Antequera que también se acercaban en busca de pastos frescos de verano en las laderas de la Sierra. En la memoria de los granadinos de más edad todavía perviven los tránsitos de las ganaderías de los hermanos Pelayo Navarro, Francisco Miralles y los Pérez y Sola. Cuando el Camino de Ronda era sólo una carretera de circunvalación −en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado− el paso de reses bravas apenas llamaba la atención. No había mucha población y el tráfico de automóviles era escaso. Pero a medida que la calle empezó a rellenarse con bloques de edificios, llamaba más la atención el desfile anual de los trashumantes. Cabestros, vacas, toros bravos y caballos cargados con el hato se fueron convirtiendo en un atractivo para los vecinos. El tránsito normal con horas de luz lo fueron cambiando los vaqueros y pastores por pasos por la noche y madrugada para evitar conflictos con el tráfico y el tránsito de personas. Aunque siempre tuvieron preferencia los animales.
Más de una vez se quedó vacía la segunda sesión del cine Alameda porque los espectadores salían corriendo a la esquina de la calle Martínez de la Rosa a contemplar el tránsito de la vacada
Las gentes se asomaban a los balcones en cuanto empezaba a oír los cencerros de los cabestros que abrían la marcha. Más de una vez se quedó vacía la segunda sesión del cine Alameda porque los espectadores salían corriendo a la esquina de la calle Martínez de la Rosa a contemplar el tránsito de la vacada. Incluso quien esto escribe se acercó desde el Franturt Bocanegra de Pedro Antonio de Alarcón, recién abierto, cuando corrieron gritos de toros acercándose.
Uno de los altercados que más alarma creó fue en junio de 1972, cuando el ganado de Pelayo regresaba a Sierra Nevada: sobre las tres de la madrugada iban desfilando los animales por el Camino de Ronda, pero un toro se apartó hacia la calle Alhamar buscando comida en la basura
Con el crecimiento de los bloques de pisos y el aumento del tráfico cada vez se fue haciendo más complicado el paso del ganado; surgían incidentes o daños de los animales a algunos coches o con personas; esto obligó a los ganaderos a suscribir seguros por daños. Cada vez se hacía más complicado atravesar una zona tan poblada. La manada era más incontrolable. Hubo casos en que un novillo se despistó hacia la Plaza de Mallorca; algún espontáneo que citó a un toro con un capote. Uno de los altercados que más alarma creó fue en junio de 1972, cuando el ganado de Pelayo regresaba a Sierra Nevada: sobre las tres de la madrugada iban desfilando los animales por el Camino de Ronda, pero un toro se apartó hacia la calle Alhamar buscando comida en la basura; allí se topó con dos trabajadores del reparto de periódicos −Andrés Valdivia Machado y Rafael Fernández Estudillo− que circulaban en motocicleta. En la negrura de la noche no se percataron de la presencia del toro y éste les embistió contra la acera. Allí fueron recogidos por un coche de Policía y trasladados a urgencias del Clínico con heridas leves.
Galopadas de caballistas tras los toros incontrolados o animales retrasados se dieron varias durante el más de medio siglo que el Camino de Ronda fue utilizado como cañada real para las ganaderías con origen o destino Sierra Nevada. También fue sonada la anécdota que protagonizaron tres vacas de raza pajuna nevadensis: estuvieron invernando en la zona de Hornachuelos (Córdoba); a la hora de partir, el veterinario inmovilizó a tres vacas vacías enfermas. Las dejaron en los corrales. Pero cuál no sería la sorpresa del ganadero que, unos días más tarde, las tres se escaparon e hicieron el recorrido solas por media Andalucía, guiadas por su instinto; atravesaron de noche por el Camino de Ronda y se presentaron en la majada de Güéjar Sierra con el resto de su rebaño.
Las tres ganaderías de Sierra Nevada que practicaron este tipo de trashumancia hasta hace cuatro décadas bajaban sus ganados por la cañada Real de la Cuerda en busca del Camino de los Neveros; solían descansar en el Contadero, en campos del Zaidín (cuando todavía no estaba todo ocupado por construcciones)
Las tres ganaderías de Sierra Nevada que practicaron este tipo de trashumancia hasta hace cuatro décadas bajaban sus ganados por la cañada Real de la Cuerda en busca del Camino de los Neveros; solían descansar en el Contadero, en campos del Zaidín (cuando todavía no estaba todo ocupado por construcciones); esperaban a quietud de la noche para atravesar la ciudad. En épocas anteriores, antes de que estuviese canalizado el río Genil, incluso aprovechaban la amplia rambla para pastar tranquilamente antes de enfilar en camino del Jaque.
La ganadería de Francisco y Marino Pelayo Navarro tenía su finca matriz en la Dehesa de las Hoyas, en el término de Güéjar Sierra. La de los Pérez y Sola pastaban en la Dehesa del Camarate, en la vertiente norte de la Sierra, con entrada por Lugros. La tercera ganadería de reses bravas que pastaba en estas tierras altas granadinas era la de los herederos de Rodríguez Balderas, con base en el Cortijo Balderas, también de Güéjar. De estas tres ganaderías, ninguna practica ya la trashumancia a pie hacia otros pastos. La de Pelayo está desaparecida; la de Rodríguez Balderas ha derivado hoy en la de Julia Miralles, que sigue activa. La que fue de Pérez y Sola, tras varias particiones y cambios, es la que hoy tiene la familia Porcel de Lugros. Ésta surte de toros a la mayoría de festejos de los pueblos del noreste granadino.
La ocupación de cañadas y cordeles ha sido habitual para construir carreteras, ferrocarriles y urbanizaciones privadas. En el año 1997, la Junta empezó a elaborar el Plan de Vías Pecuarias (aprobado en 2001) para delimitar y recuperar las cañadas históricas
En algunas ocasiones se juntaron las ganaderías para hacer el recorrido trashumante. Tras atravesar Granada por su Camino de Ronda, cogía la cañada hacia Santa Fe y pasaban al lado de Loja. Por aquí la cañada de las vacas tomaba el nombre de Realenga; de hecho, tanto las aldeas de Riofrío como la Cuesta de la Palma están levantadas en terrenos de esta cañada. La ocupación de cañadas y cordeles ha sido habitual para construir carreteras, ferrocarriles y urbanizaciones privadas. En el año 1997, la Junta empezó a elaborar el Plan de Vías Pecuarias (aprobado en 2001) para delimitar y recuperar las cañadas históricas; se constató que el desuso había propiciado el nacimiento de casas y fincas privadas sobre terrenos de uso ganadero centenario. Algunas de esas vías se han aprovechado después para abrir corredores verdes o carriles bici. La tradicional nomenclatura o clasificación de los caminos de animales, según su anchura, ha caído en desuso; pocos utilizamos hoy los términos cañada real, cordel, vereda, colada, galiana, realenga o traviesa. La red de estas vías pecuarias es enorme, tan sólo en Andalucía suman 30.000 kilómetros. Su deslinde y amojonamiento está todavía pendiente de recursos judiciales, en algunos casos, ya que la ocupación por edificaciones viene de antiguo. El tramo del Camino de los Neveros (22 kilómetros entre Huétor Vega y los Peñones de San Francisco) fue el primero en ser recuperado y habilitado como senda deportiva.
Traslado de todos los animales a pata
Todo el traslado de animales se hizo siempre andando; por caminos de herradura si eran pocos o por cañadas si se trataba de grandes cantidades. Hasta que empezaron a aparecen los ferrocarriles y los vehículos de motor. Los gorrineros de Osuna solían viajar a Granada con sus piaras de cerdos, para venderlos en el mercado del Triunfo (trasladado a principios del siglo XX a la Cuesta de los Cerdos, actual fábrica de Cervezas Alhambra). Algo parecido ocurría si se quería comprar o vender un burro en los mercados del Triunfo o del Violón. En fechas próximas a Navidad, los paveros conducían sus pavadas desde pueblos lejanos en dirección a la plaza de Bibarrambla o Acera del Darro, donde se montaba el mercadillo.
Una de las más importantes cañadas para las ovejas de Granada fue la calle San Juan de Dios (que esporádicamente también la usaron toros bravos); esta calle vio transitar ovejas por la puerta del Hospital de San Juan de Dios hasta finales de los años sesenta
Los rebaños de ovejas y cabras que practicaban la trashumancia también solían utilizar la misma cañada del Camino de Ronda. Pero eran pocos los ganados que se desplazaban desde Granada hacia las Sierras de Huelma o Sierra Morena. La mayoría practicaron las trasterminancia, es decir, recorridos o movimientos menores a cien kilómetros de distancia. Una de las más importantes cañadas para las ovejas de Granada fue la calle San Juan de Dios (que esporádicamente también la usaron toros bravos); esta calle vio transitar ovejas por la puerta del Hospital de San Juan de Dios hasta finales de los años sesenta.
El actual Carril del Picón también tuvo consideración de pequeña cañada real, la que repartía el ganado hacia los barrios de la Duquesa y Magdalena, principalmente
La cañada de San Juan de Dios enlazaba en el Puente del Cristiano (actual plaza Albert Einstein) con la cañada del Camino de Ronda; desde aquí conectaba con el Camino de Santa Fe (actual Avenida de la Constitución) y se ramificaba buscando la Sierra de la Alfaguara o hacia los caminos del Oeste. El actual Carril del Picón también tuvo consideración de pequeña cañada real, la que repartía el ganado hacia los barrios de la Duquesa y Magdalena, principalmente. También fue el camino habitual de los animales camino del matadero municipal, que estuvo situado hasta 1833 al final de la calle Alhóndiga (actual plaza del Campo Verde); después, cuando el matadero fue a parar al final de la calle San Antón le pasaba justo al lado la cañada del Jaque del Marqués.
Fue el caso que se narra en una corrida en julio del año 1800, cuando el ganadero de Cazorla Alfonso Pérez Cid metió cuarenta toros en la Alhambra procedentes de su finca; tardó veinte días en desplazarlos pastando tranquilamente por cañadas
El traslado de ganado más complicado de hacer era el de los toros bravos a las plazas de toros. Históricamente fueron encerrados los toros en sus respectivos toriles con la maña y buen oficio de vaqueros y caballistas. Eran profesionales muy acostumbrados a desplazar los morlacos envueltos entre cabestros; por entonces solían trashumar mucho y estaban habituados a formar piña, salían más de las fincas que ahora. Conocemos cómo en la Alhambra se celebraban corridas de toros en los siglos XVII hasta principios del XIX. Y el arte que tenían los vaqueros de entonces para trasladar desde decenas de kilómetros sus toros y ser capaces de meterlos andando en los toriles del Palacio Carlos V. Fue el caso que se narra en una corrida en julio del año 1800, cuando el ganadero de Cazorla Alfonso Pérez Cid metió cuarenta toros en la Alhambra procedentes de su finca; tardó veinte días en desplazarlos pastando tranquilamente por cañadas. También la ganadería lojeña de Juan de Prado surtió toros, a pata, para las corridas en la Plaza de los Aljibes.
La traída de toros a pie fue habitual históricamente en todos los festejos que se organizaron en la ciudad de Granada desde mediado el siglo XVI. Hubo festejos de toros en todos los ensanches de la ciudad: plaza de Bibarrambla, Paseo de los Tristes, Campo del Príncipe, el Triunfo, plaza portátil del Humilladero, etc. Eran habituales corridas con varias docenas de toros por festejo, incluso hasta el siglo XVIII existió en Granada la modalidad del toro encohetado; el cronista Henríquez de Jorquera menciona este tipo de toro con antorchas en los cuernos en varias fiestas durante la primera mitad del XVII.
Cuentan algunas crónicas del XIX que era tal la maña de algunos manijeros que eran capaces de introducir los toros en el corral andando delante y tirando de un buey amarrado con una cuerda
A partir de 1765, con la construcción de la primera plaza de toros fija de Granada, la de la Real Maestranza en la parte baja del Campo del Triunfo, hubo que repetir varias veces al año el encierro de toros desde el campo hasta los corrales que tenía el coso a su alrededor. Igual práctica se siguió con la plaza del Triunfo que tomó el relevo, frente a la actual iglesia de Fray Leopoldo. Había que meter los toros desde el campo mediante el engaño y mezclados en un grupo de mansos. Cuentan algunas crónicas del XIX que era tal la maña de algunos manijeros que eran capaces de introducir los toros en el corral andando delante y tirando de un buey amarrado con una cuerda.
Sí sabemos que, en 1938, en plena guerra civil, hubo que echar mano a las reses bravas para alimentar a la población
No tenemos referencia alguna de si ya a partir de 1928, cuando fue inaugurada la actual plaza Monumental de la Avenida Doctor Olóriz, todavía continuó la práctica de meter los toros a pata desde el campo. Pero sí sabemos que, en 1938, en plena guerra civil, hubo que echar mano a las reses bravas para alimentar a la población. El 14 de noviembre aquel año eran trasladadas varias reses bravas hacia los corrales de la nueva plaza de Toros de Frascuelo; no eran para una corrida, sino para convertirlas en filetes. Cuentan las crónicas de la prensa local que ese día, sobre la una, “se celebró sin previo aviso y es de suponer que sin permiso de la autoridad” una corrida de toros por las calles del centro de Granada. Uno de los toros se desmandó, precisamente cuando estaban las calles a rebosar de gente; enfiló la Avenida de Calvo Sotelo (Constitución actual), recorrió toda la Gran Vía, giró a Reyes Católicos, enfiló la estrecha calle Colcha y se presentó en la puerta de la Comandancia (MADOC actual). Aquí fue toreado por unos soldados de la guardia; un joven aficionado al toreo dio unos capotazos al cansado animal y con un cuchillo de matarife acertó a descabellarlo al primer pinchazo.