La calidad del aire empeora en Granada por el aumento del tráfico y el efecto del cambio climático
Nube de polución sobre el área metropolitana granadina. archivo
Finalizadas las restricciones de la movilidad por la crisis de la COVID–19, el intenso calor y la falta de lluvias dispararon en 2022 los episodios de partículas y ozono, pese a la contracción económica derivada de la pandemia y la guerra de Ucrania.
El informe anual sobre la calidad del aire de Ecologistas en Acción concluye que la totalidad de la población y el 92% del territorio españoles estuvieron expuestos el año pasado a unos niveles insalubres de contaminación.
Barcelona volvió a incumplir el límite legal de dióxido de nitrógeno. Otra treintena de zonas rebasaron los objetivos de las partículas y el ozono. El 80% de la población respiró aire contaminado según los nuevos límites propuestos por la Unión Europea.
El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 780 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas las de los principales aeropuertos y puertos estatales. Presenta datos exhaustivos de la calidad del aire, desglosados por comunidades autónomas y por sustancias contaminantes.
Entre sus principales conclusiones, destacan:
Durante 2022 la calidad del aire en Granada y resto de España ha empeorado respecto a los años 2020 y 2021, con un aumento significativo de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y más matizado de dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, aunque sin alcanzar estos dos contaminantes las concentraciones habituales en años anteriores a la pandemia, según señala un informe de Ecolgistas en Acción.
El informe toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualizados en 2021, y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo con esos umbrales, el aire contaminado afectó en 2022 a la totalidad de la población española, así como a 463.000 kilómetros cuadrados, el 92% del territorio.
Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 7,6 millones de personas, una sexta parte de la total y dos millones de afectados más respecto a 2021. Y la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación alcanzó 95.000 km2, una quinta parte del territorio.
Granada estuvo durante 2022 entre las zonas donde la población estuvo expuesta a concentraciones con superaciones del valor límite diario establecido por la normativa para el contaminante PM10.
2022 | 2021 | 2020 | 2019 | |
Armilla | 39 | 33 | 28 | 33 |
Granada Norte | 34 | 28 | 26 | 28 |
Palacio Congresos | 30 | 24 | 22 | 26 |
Motril | 29 | 24 | 22 | 27 |
En la tabla, con datos extraídos de los informes de calidad del aire de la Junta de Andalucía, se observa cómo los valores de partículas PM10 en las cuatro estaciones de la provincia de Granada superaron en 2022 los de años anteriores, incluso los de 2019, el año anterior al estallido de la pandemia y las restricciones de movilidad.
Los valores rebasan ampliamente los límites de la OMS para la protección de la salud humana, de 20 microgramos (en la estación de Armilla es casi el doble).
El área metropolitana de Granada también estuvo entre las principales zonas afectadas por niveles malsanos de dióxido de nitrógeno NO2, rebasando tanto los estándares de la OMS como los nuevos límites legales propuestos por la Comisión Europea, de 20 microgramos/m3, frente a los 40 actuales de la normativa europea.
2022 | 35 |
2021 | 33 |
2020 | 33 |
2019 | 43 |
La concentración de dióxido de nitrógeno en la estación de Granada Norte, la que presenta siempres valores más elevados, experimentó un repunte en 2022 respecto a 2021 y 2020. Aunque estuvo por debajo de 2019, presenta la mayor concentración de NO2 de Andalucía, una de las mayores de España y es muy superior a lo que recomienda la OMS (10 microgramos/m3) y la nueva propuesta de la Comisión Europea, todavía sin aplicar.
Ozono
Aunque en menor medida que en 2020 y 2021 los niveles de ozono fueron significativamente más bajos que en años anteriores, pese a las elevadas temperaturas alcanzadas durante el pasado verano. Así, se redujeron las superaciones del valor objetivo legal en un 52% respecto al promedio del periodo 2012-2019. La mejoría de la situación fue en especial relevante en la aglomeración de Granada, con una reducción del número de días por encima del objetivo legal del 97%.
Cuatro de cada cinco españoles respiraron en 2022 un aire que incumpliría los nuevos estándares legales propuestos por la Unión Europea para 2030, en el proceso de revisión en curso de la normativa de calidad del aire, lo que expresa la magnitud del reto a asumir por las administraciones en los próximos años para alinearse con la futura legislación.
El año 2022 fue muy seco y el más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. El extremado calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de junio, julio y agosto. El cambio climático se confirma como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire.
Sube el tráfico
No obstante, el factor esencial para explicar el repunte de la contaminación atmosférica durante 2022 es la recuperación de la movilidad motorizada y de la actividad económica previas a la pandemia de la COVID-19. Aunque las fuentes renovables redujeron su aportación a la demanda de energía eléctrica, por la intensa sequía, en 2022 permanecieron cerradas la mayor parte de las centrales térmicas de carbón, las más contaminantes.
La principal fuente de contaminación en las áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico motorizado. En determinadas áreas fabriles y en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas son estas fuentes industriales las que condicionan de manera decisiva la calidad del aire. El transporte aéreo y marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire del entorno de aeropuertos y puertos.
El ozono sigue siendo el contaminante que presenta una mayor extensión y afección a la población, y el más estrechamente ligado al cambio climático. Durante 2022, sus niveles repuntaron respecto a los dos años de la pandemia como consecuencia de las tres intensas y prolongadas olas de calor del verano, el más cálido desde al menos 1961, aunque sin alcanzar en general las concentraciones habituales en los años anteriores.
Un problema sanitario "de primer orden"
La contaminación del aire debería abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, cada año fallecen prematuramente 25.000 personas en el Estado español por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, 10.000 de ellas en episodios de alta contaminación, según el Instituto de Salud Carlos III. El empeoramiento de la situación en 2022 es en este sentido una pésima noticia.
Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
La información a la ciudadanía por las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. El Eurobarómetro sobre la calidad del aire de abril de 2022 revela que el 61% de los españoles se consideran mal o nada informados.
La única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, acelerar el área de control de las emisiones del transporte marítimo del Mar Mediterráneo, y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas.