La 'boina' de contaminación se ha instalado en Granada y su área metropolitana y la calidad del aire se resiente día a día. Es una especie de nube, muy visible sobre todo al alejarse un poco de la ciudad y ganar altura, que, como han explicado repetidamente los científicos, se mantiene ahí ante la ausencia de lluvias y viento, favorecida por la situación geográfica de Granada y su Vega, al pie de Sierra Nevada, que hace de pared y dificulta el movimiento de las masas de aire. 

Y es que no llueve absolutamente nada desde el 13 de diciembre, que fue prácticamente el único día de ese mes con precipitaciones. Las partículas en suspensión y el NO2 procedentes del tráfico y las calefacciones, a pleno funcionamiento por el aumento del frío, permanecen en esa 'boina' de contaminación que está empeorando la calidad del aire que respiramos.

En los primeros días del año la calidad del aire ha sido "admisible", según los medidores de la Consejería de Medio Ambiente, aunque ya el martes se registró aire de mala calidad en la estación de Granada Norte (Avda. Luis Miranda Dávalos) por la excesiva concentración de partículas en suspensión, y el aire "malo" se ha extendido este miércoles también al medidor de la Ciudad Deportiva de Armilla, también por concentraciones de partículas en la atmósfera por encima del máximo permitido por la legislación.

Pero, por ahora, la 'boina' seguirá ahí, ya que no se prevén lluvias ni viento para los próximos días y sí más frío, que contribuirá a elevar aún más la contaminación. Granada se encuentra este jueves y viernes en alerta amarilla por bajas temperaturas.