La acumulación de mascarillas 'fake' pone bajo sospecha la gestión de verificación de la Junta
En una semana se han acumulado hasta cuatro casos de retirada de mascarillas no aptas para el personal sanitario:
El SAS nunca comprobó de forma exhaustiva el material que repartía entre sus profesionales sanitarios, procedieran de donde procedieran, y se limitaba a verificaciones aleatorias, desde el inicio de la pandemia
- En los dos primeros casos se trataba de dos lotes comparados por el SAS y que llegó antes de su verificación a profesionales sanitarios de Granada, como desveló El Independiente de Granada.
- El tercero se refiere a las mascarillas distribuidas por la Asociación Justicia por la Sanidad, presidida por Jesús Candel.
- El cuarto caso, y último hasta el momento, se refiere a un lote procedente de una donación de un colegio profesional, que avanzó este diario.
El caso de las mascarillas fake obligó al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, a reconocer que fue el propio SAS, dependiente de la Consejería de Salud y Familias, la que las adquirió y que tuvo que retirar tras advertir que eran defectuosas e inapropiadas para los profesionales sanitarios.
El vicepresidente Juan Marín calculó que las mascarillas defectuosas compradas por el SAS fueron unas 36.000, de las que unas 20.000 se distribuyeron y fueron retiradas, y 16.000 se paralizaron en el centro de logístico antes de repartirlas.
La Junta de Andalucía, es decir, la Consejería de Salud y Familias, y el SAS nunco tuvo un protocolo exhaustivo en la comprobación del material sanitario. Y si bien es verdad que en el inicio de la pandemia, fue evidente una falta de material, sobre todo mascarillas y Epi, no justifica que no verificara el material antes de distribuirlo a los profesionales sanitarios.
Fue a raíz del lote de mascarillas defectuosas de la marca Garry Galaxy, contenidas en envases verde, retiradas por el Ministerio de Sanidad, el pasado día 17 de abril, -diez días después de su distribución por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social-, cuando se tomó más en serio las verificaciones del material sanitario
El SAS nunca comprobó de forma exhaustiva el material que repartía entre sus profesionales sanitarios, procedieran de donde procedieran, y se limitaba a verificaciones aleatorias, desde el inicio de la pandemia.
Fue a raíz del lote de mascarillas defectuosas de la marca Garry Galaxy, contenidas en envases verde, retiradas por el Ministerio de Sanidad, el pasado día 17 de abril, -diez días después de su distribución por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social-, cuando se tomó más en serio las verificaciones del material sanitario.
Así lo reconoció el SAS en un comunicado de prensa tras la retirada de sus mascarillas, en el que aseguraba que "el SAS ha incorporado un sistema de verificación de los equipos de protección individual adquiridos para comprobar su calidad y adecuación a los criterios especificados en sus fichas técnicas. Este sistema de verificación estándar para todos los equipos de protección se ha puesto en marcha, a raíz de la incidencia detectada con las Garry Galaxy (bolsa verde) que suministró el Ministerio de Sanidad, y persigue la máxima seguridad y garantías para los profesionales de los centros sanitarios”.
En el comunicado, reconocía que “con anterioridad, el SAS realizaba un muestreo aleatorio de estos productos para detectar posibles anomalías, previamente y después de la adquisición, así como una inspección minuciosa de las fichas técnicas, etiquetados, composición…”.
En ese comunicado justificaba la distribución de mascarillas del SAS defectuosas por “la complejidad actual del mercado” que “lleva a adquirir estos productos a proveedores no habituales por lo que se hace necesario este sistema de comprobación que supone el envío de muestras al Centro Nacional de Medidas de Protección para su correspondiente validación”.
Se refiere al Centro Nacional de Medios de Protección (CNMP), dependiente del Ministerio de Trabajo e inclusión Social, y con sede en Sevilla, que fue el que finalmente comprobó que las mascarillas del SAS no eran idóneas para los profesionales sanitarios que luchan contra la pandemia.
Es evidente, por tanto, fallos en la gestión por parte del SAS de la verificación de las mascarillas distribuidas a los profesionales sanitarios, puesto que, para empezar, las distribuye, ante de comprobar si son aptas o no para el personal que lucha en primera línea de batalla contra la pandemia.
Y todo ello, en una provincia, la de Granada, que es la que más contagios de profesionales sanitarios registra en toda Andalucía. Hasta el punto de que en la provincia de Granada, casi un cuarto del total de casos confirmados, corresponden a este colectivo.
Informaciones de referencia:
- El SAS retira dos tipos de mascarillas que distribuyó la propia Consejería de Salud
- El presidente de la Junta reconoce que las mascarillas defectuosas las compró el SAS y el Ministerio apoya a la comunidad, pese a la bronca por las suyas
- El SAS ordena retirar mascarillas distribuidas por la asociación de Spiriman en los hospitales de Granada por no ser aptas para uso sanitario
- Una nueva negligencia de la Junta permite que profesionales de los hospitales de Granada empleen mascarillas defectuosas de otra donación