La primera remesa estuvo lista unos días antes del 20 de noviembre de 1958
Los 374 granadinos del Valle de los Caídos
Tras la salida de los restos del dictador, recordamos a los granadinos enterrados en el Valle de los Caídos.
Enterradores apilando cajas en los columbarios laterales de la cripta llegadas de las provincias.
En los distintos columbarios del Valle de los Caídos, acompañando a Franco y José Antonio, también hay un puñado de cadáveres de caídos granadinos, en su inmensa mayoría procedentes del bando ganador de la guerra. En la documentación del “Libro de los Muertos” que custodia la comunidad Benedictina, aparecen relacionados los cadáveres de 374 personas procedentes de distintos enterramientos de la provincia de Granada. Una cifra pequeña si se compara con los aportados por Madrid, 19.920, aproximadamente; nuestra provincia fue la décima en el ranking de cadáveres llevados al monumento de Cuelgamuros. Las grandes cifras de cadáveres las aportaron provincias que contaban con fosas del frente del Ebro: Tarragona (5.922), Castellón (3.437), Zaragoza (3.430), Teruel (4.590). La cifra oficial que manejan los monjes del Valle de los Caídos es de 33.847 cadáveres, de los cuales hay identificados 21,178. No obstante, se considera que hay muchos más, en torno a los 50.000.
Valle de los Caídos. Wikipedia
En la documentación del “Libro de los Muertos” que custodia la comunidad Benedictina aparecen relacionados los cadáveres de 374 personas procedentes de distintos enterramientos de la provincia de Granada
Quizás en el hecho de que Granada ocupe el décimo puesto en el ranking de provincias en cuanto a aportación de cadáveres influyera decisivamente el político Antonio Gallego Burín. Esta persona, que había sido alcalde de Granada entre 1938 y 1951, ocupaba la Dirección General de Bellas Artes en 1957 cuando se formó la comisión ministerial encargada de la puesta en marcha del gran mausoleo del Valle de los Caídos. El Consejo de Obras del Valle, presidido por el ministro Camilo Alonso Vega, de fecha 30 de diciembre de 1957, contó con la presencia de Gallego Burín; se habló del monumento y de su “llenado” con cadáveres, en principio sólo del bando vencedor.
Cementerios legales y “cementerios especiales”
Se remitió una circular a gobernadores civiles y alcaldes pidiéndoles que hiciesen un mapa de fosas y comenzaran a hablar con familiares. Se barajaban cuatro posibilidades: A. enterrados en cementerios legales, que estuvieran identificados, individualizados, y se contase con permiso de sus familias; B. enterrados en cementerios legales, identificados, pero que no pudieran ser individualizados; C. enterrados en cementerios especiales (eufemismo para definir fosas y cunetas), que pudiesen ser metidos en cajas individuales; y D. enterrados en cementerios especiales que no estén identificados, o estándolo, no pudiesen meterse en cajas individuales.
Se remitió una circular a gobernadores civiles y alcaldes pidiéndoles que hiciesen un mapa de fosas y comenzaran a hablar con familiares
El Gobierno Civil de Granada encargó a varias carpinterías la construcción de las cajas de pino con las características y dimensiones que ordenaba el Ministerio de la Gobernación: si eran para restos individuales, la caja mediría 60x30x30 centímetros; si era para restos colectivos, tanto identificados como sin identificar, pero que no se podían separar, las medidas serían de 120x60x60. En teoría, en estas cajas se incluyeron entre ocho y diez cadáveres, pero la realidad fue que en algunas iban bastantes más. Hubo casos en los que se metió en una caja a todos los hallados en una fosa con 19 fusilados.
En Granada se dieron de todos los casos contemplados por la normativa. Para empezar, la primera remesa estuvo lista unos días antes del 20 de noviembre de 1958, puesto que un informe hallado en el Archivo General de la Administración señala que para aquella fecha ya se habían enviado 102 cajas del tipo A, 90 del tipo B, 14 cuerpos contemplados en el grupo C y 49 del grupo D. En total, se efectuó este primer envío en un camión con 255 cadáveres.
En el primer envío se aprecia mayoría de cadáveres individualizados, seguramente provenientes de cementerios, mientras que en la segunda abundan los colectivos, posiblemente de fosas en los campos.
Al menos dos envíos
El segundo y último envío de que tenemos referencia desde Granada (aunque pudo haber más tras la inauguración del mausoleo el 1 de abril de 1959) contabiliza otros 119 cadáveres granadinos hacia el Valle de los Caídos. De este segundo envío se hicieron cargo los benedictinos el 7 de abril de 1959: iban 37 cajas individuales con otros tantos cadáveres y 6 cajas colectivas que contenían 82 cuerpos (como se aprecia por la cifra, la media de 8-10 cadáveres se superó con creces en cada caja).
¿De dónde procedían aquellos cadáveres? En la documentación oficial y en las cajas sólo se consigna “Granada”
¿De dónde procedían aquellos cadáveres? En la documentación oficial y en las cajas sólo se consigna “Granada”. Al menos la que se dispone en el Valle de los Caídos. Quizás en el archivo histórico de la Chanchillería, donde está parte del archivo del Gobierno Civil, se conozca la relación completa de personas, cementerios y fosas de procedencia. De todas formas, la operación de traslado de restos se procuró hacerla de manera lo más sigilosa posible, contando con la autorización y silencio de los familiares. Más adelante, tras la inauguración de la cripta, Franco decidió que también se buscarán cadáveres del bando republicano porque todavía quedaba mucho espacio libre, pero la inmensa mayoría de familiares se negó a entregar los huesos.
También Franco mostró interés por desenterrar el cadáver de Federico García Lorca en la zona de Alfacar para llevárselo al Valle de los Caídos. Encargó a José María Pemán que negociara con sus hermanos, pero los García Lorca (Concha, Francisco e Isabel) se negaron a ese traslado, según siempre ha mantenido la familia del poeta.
(Esta información fue publicada originalmente el 26 de abril de 2018)
