"Usted puede pagarlo, pero España no puede".
Quienes, como yo, ya peinen canas, recordarán esta campaña de los años 70, con la que el gobierno de entonces, de UCD, intentaba remediar los problemas derivados de la última gran crisis energética, la del petróleo de 1978. A mí me impresionó que mi país tuviera un problema tan grande con la energía como para que echaran esos anuncios por la tele. También descubrí que se necesitaban millones de decisiones individuales (usar el autobús, bajar la calefacción, acortar las duchas) para resolverlo. Que dependía de cada uno de nosotros y nosotras -aunque por aquel entonces el lenguaje no incluía a las mujeres-.
Sucede, que aparece entonces la figura del polizón, a mí me gusta más llamarlo gorrón, que se escaquea de aportar lo que le toca, pero disfruta del comportamiento responsable de todos los demás
Se trata de lo que, décadas más tarde he descubierto que en Economía se llama "bien común". Ese tipo de bienes que sólo pueden producirse y disfrutarse colectivamente, como la seguridad nacional, el orden en el tráfico o el transporte público. Todas las personas tenemos que colaborar para que funcionen. Sucede, que aparece entonces la figura del polizón, a mí me gusta más llamarlo gorrón, que se escaquea de aportar lo que le toca, pero disfruta del comportamiento responsable de todos los demás: ese viajero que no paga su billete, ese conductor que aparca donde no debe o ese ciudadano que no paga sus impuestos, pero sí que disfruta de los autobuses, las calles transitables o los servicios públicos, respectivamente.
Ahora estamos en una nueva crisis energética. Sus causas van mucho más allá de la guerra de Ucrania, que sólo ha agravado los efectos del fin del petróleo, del crecimiento de la demanda por el desarrollo de los países emergentes y de la necesidad imperiosa de reducir emisiones de CO2. Frente a esta crisis, Europa, que es dependiente energética crónica, necesita reducir su demanda y a ello se han puesto todos los estados. Es una cuestión de creación de un nuevo bien común: el ahorro energético. Sin ahorro energético, no habrá recuperación económica, ni creación de empleo, ni Euro competitivo, ni planeta habitable.
Ayuso pretende convertir la Comunidad Autónoma de Madrid en la gran gorrona colectiva de Europa: beneficiarse del ahorro energético colectivo, pero sin dejar de gastar toda la energía que le venga en gana
Así que cada uno y cada una tendrá que hacer la parte que le toca: reducir aire acondicionado y calefacción, usar el transporte público o la bici, aclimatar las casas, comer menos carne... habrá gorrones, como siempre, merecedores de la mayor condena social. Lo escandaloso es que aparezcan personajes como Ayuso, anunciando que desde la Presidencia de Madrid va a bloquear el plan de sobriedad energética del gobierno. Ayuso pretende convertir la Comunidad Autónoma de Madrid en la gran gorrona colectiva de Europa: beneficiarse del ahorro energético colectivo, pero sin dejar de gastar toda la energía que le venga en gana. Eso no es libertad, es gorronería de un bien público.
Vuelvo al inicio de mi reflexión, recordando que aquella campaña de "Usted puede pagarlo, pero España no puede" la puso en marcha un gobierno de la UCD. Que casi cincuenta años después, con todo lo que hemos avanzado en conciencia ambiental, el PP de 2022 se declare insumiso al ahorro energético es demoledor y sólo puede tener dos lecturas: o el PP actual es más de derechas que la UCD heredera del franquismo de los 70, o el PP mete caña desde la oposición, pero si estuviera gobernando haría lo mismo que el gobierno de coalición de PSOE y UP. También es posible que ambas cosas sean ciertas a la vez.