'La URSS diseccionan la alienación contemporánea'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 2 de Noviembre de 2022
La URSS-'+'.
Portada de -'+' de La URSS.
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Portada de -'+' de La URSS.

Hay géneros musicales con los que, en ocasiones, tengo crisis de fe. Lo que quiero decir es que de pronto todos los nuevos grupos que escucho en esa línea me suenan a cliché, y entonces siento que nunca se volverá a hacer música realmente buena, sorprendente, en ese estilo. Incluso los grupos que me gustan me resultan menos atractivos. Recuerdo vivamente cómo me pasó eso con el indie rock hace unos años. Y entonces llegó Car Seat Headrest y se me pasó: cómo negar la calidad de sus neuróticas letras, el poder adictivo de los ganchos y estribillos en interminable sucesión, el ingenio con el que reinventa un sonido mil veces ensayado con anterioridad. Basta con dar con ese grupo que me haga volver a creer y se me pasa la sensación de fatalidad, y vuelvo a disfrutar del género como en los mejores tiempos.

Llevaba un tiempo hastiado del punk. Un estilo musical tan delimitado, donde no solo las posibilidades sonoras sino las coordenadas ideológicas están tan predeterminadas, es especialmente susceptible de transmitir esa desazonante sensación de estancamiento que lleva a la desilusión

Llevaba un tiempo hastiado del punk. Un estilo musical tan delimitado, donde no solo las posibilidades sonoras sino las coordenadas ideológicas están tan predeterminadas, es especialmente susceptible de transmitir esa desazonante sensación de estancamiento que lleva a la desilusión. Los mismos tonos, las mismas estructuras, las mismas temáticas, una y otra vez, y cada vez tratadas de manera menos original, como una copia de una copia de una copia, hasta que casi le cojo asco hasta a The Ramones. Pero obviamente esto es solo una percepción que se apodera de mí en momentos concretos: ya digo que basta un grupo que me enganche como antaño y todo se pasa. Eso me ha ocurrido en estas últimas semanas con La URSS, el ya veterano grupo granadino que en septiembre lanzó en el siempre interesante sello Humo su quinto LP, titulado austeramente +. Tantos años teniendo a este pedazo de grupo por mi tierra y nunca les había hecho caso, y ahora resulta que me han devuelto la fe en el punk.

De nuevo, no es que reinventen la rueda: su sonido evoca las oscuras atmósferas del post punk más afilado, aunque eso sí, en varios momentos incorporan elementos flamencos que le dan otra profundidad a las canciones. En este sentido, el disco sigue en la vía del anterior Nuevo testamento (2018), donde ya habían empezado a refinar y ralentizar un poco el más crudo punk de sus primeros trabajos. Pero sobre todo lo que me ha sorprendido para bien han sido las letras. En un género tan cargado ideológicamente, es fácil que las letras se conviertan en la enésima regurgitación de la misma idea. No es el caso con las que compone y canta Áfrico, que no solo son precisas y contundentes, sino también efectivas a nivel poético. Hay aquí una denuncia del eurocentrismo a nivel intelectual y político (“Euroorden”), una compleja y sentida oda a la verdad perdida (o quizás revelada como fantasiosa e inexistente) en tiempos posmodernos (“En verdad”), una impresionista pero potente reflexión sobre cómo la distancia entre nuestras acciones y sus consecuencias en el capitalismo avanzado banaliza la violencia (“A distancia”), un panorama de las formas de alienación contemporáneas (“Tecnicas privadas de dominación”)... y todas abordadas con elegancia y economía, sin pretenciosidad o engolamiento.

Por último, “Entorno competitivo” es un intento valiente de variar la paleta sonora e instrumental del álbum, con esa percusión tan diferente y metálica, aunque el resultado, por desgracia, es un sonido algo enclenque, con la mezcla muy vacía

Este punto fuerte compensa por algunos momentos en que el nivel compositivo de los temas se queda algo corto. “Fe” es sin duda el ejemplo más claro, un trallazo que de tan directo y sencillo resulta plano (aunque de nuevo la letra destaca para bien: un retrato del ser humano como una criatura dominada por su necesidad de tener fe a pesar de sus obvias limitaciones). “Más allá del futuro” también se limita a una predecible sucesión de estrofas, aunque su dinámica instrumentación lo compensa en parte. A “Meta” le pasa justo lo contrario: tiene una estructura interesante, pero instrumentalmente le falta algo de gancho, si bien el clímax de la canción es bastante potente. Por último, “Entorno competitivo” es un intento valiente de variar la paleta sonora e instrumental del álbum, con esa percusión tan diferente y metálica, aunque el resultado, por desgracia, es un sonido algo enclenque, con la mezcla muy vacía.

Pero a cambio, los momentos cumbre son realmente poderosos. “Euroorden” es un tema muy redondo, tanto instrumental como compositivamente. “Armonía” tiene un bajo excelente, unos sintes muy efectivos y un muy buen estribillo; aunque el mejor estribillo es el de “Euforia”, lo cual compensa por algunos problemas con el bajo, que casi parece sintético de lo extraño que suena. “Post” cierra el disco con un enérgico réquiem por los tiempos en que la utopía era posible y movía a las gentes (“Antes las ideas vivían en el pecho de la juventud/y para escribirlas en piedra se acababa en el ataúd/¡pero ya no!”). Además, se trata de uno de los temas que incorpora esos toques flamencos que tan bien le sientan a la música del grupo. El otro es seguramente la mejor canción del álbum, “En verdad”. Al sentido grito inicial le siguen unas palmas superpuestas a una pesada y oscura base casi metal, y es imposible no acordarse de “Omega”, la insuperable canción inicial del legendario disco de Morente y Lagartija Nick.

Así pues, la URSS demuestran que se puede hacer punk vigoroso y afilado en tiempos actuales, sin tirar de pura nostalgia

Así pues, la URSS demuestran que se puede hacer punk vigoroso y afilado en tiempos actuales, sin tirar de pura nostalgia. Un poco lo que se supone que quieren hacer otros andaluces, los malagueños Biznaga, solo que en este caso funciona de verdad (Gran Pantalla, el último largo de Biznaga, lanzado este marzo, me dejó aún más frío que sus ya mediocres antecesores). Ya solo me queda intentar verlos en directo para ver si esa convicción que destilan en estudio se traslada a también a los escenarios, y puedo terminar de convencerme de que el punk, hoy como siempre, no está muerto.

Puntuación: 7.3/10

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com