Sucesiones peculiares
Peculiar debate el que se mantiene en nuestra tierra al hilo del Impuesto de Sucesiones. Un impuesto cedido por el Estado a las Comunidades autónomas, ligado a la financiación autonómica para financiar servicios básicos. Un debate iniciado, torticeramente, por el Partido Popular, que solicita su eliminación, pretendiendo confundir a los andaluces y andaluzas, para justificar que los más ricos no paguen un impuesto que financia la sanidad, la educación y la dependencia de todos y todas.
Y digo torticeramente, porque si existe un Impuesto justo y progresivo en nuestro sistema tributario, ese es el Impuesto de sucesiones. Si existe un Impuesto que grava las rentas altas y los grandes patrimonios y exime las rentas bajas y los modestos patrimonios familiares, ese es el Impuesto de sucesiones. Como me señalaba coloquialmente una amiga, experta tributaria, "nunca en mi vida he visto tanto pobre protestar de que los ricos paguen".
Si existe un Impuesto que grava las rentas altas y los grandes patrimonios y exime las rentas bajas y los modestos patrimonios familiares, ese es el Impuesto de sucesiones.
Sólo el 7% de la población andaluza paga impuesto de sucesiones Las rentas altas son la que pagan este impuesto que va dirigido a garantizar la igualdad, y a que primen el mérito y la capacidad y no la familia de donde se proviene. En concreto los datos oficiales de la Agencia Tributaria de Andalucía señalan que en 2015 presentaron la declaración del impuesto de Sucesiones 267.553 andaluces. De ellos, 248.066 no tuvieron que pagar absolutamente nada. Sólo el 7% con más recursos, es decir, 19.487 personas tuvieron que pagar. Es más, en el caso específico de herencias de padres a hijos, sólo un 3% tuvo que pagar por su herencia. Lógicamente se trata del 3% que más recursos tiene. En la provincia de Granada, en concreto, hubo 34.277 declarantes, de los cuales, 31.677 no pagaron nada, y tan sólo 2.600 pagaron.
Y por último, todo hay que decirlo, se ha echado en falta una mayor capacidad de la administración autonómica en trasladar a la opinión pública qué de verdad y qué de mentira existe al respecto de la información y los datos que se manejan, para así atajar la burda y falsa campaña llevada a cabo por el Partido Popular. Alguien podrá pensar que se ha distraído, para otras causas, el empeño y la intensidad que hubiera merecido este debate, pues al fin y al cabo, afecta a la credibilidad de la acción política colectiva.