La sonrisa, un imán social que mejora nuestra salud física y mental

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 18 de Junio de 2016
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Las emociones positivas contribuyen a hacer más resistentes a las personas ante las dificultades y favorecen la resolución más creativa de los problemas con los que se enfrente; son aliadas fundamentales para generar personas resilientes.

Las terapias cognitivas mantienen que no son los acontecimientos negativos en sí los que generan tristeza, sino las explicaciones que las personas se dan a sí mismo de ellas; proponiendo aumentar la práctica  de actividades placenteras para contrarrestar y favorecer las emociones positivas.

La alegría es una de las emociones básicas cuya finalidad adaptativa sería la de reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien; es un sentimiento positivo que surge cuando experimentamos placer o una atenuación del malestar que experimentamos; nos motiva a mantener cerca de las personas, objetos o acontecimientos que la provoca. Se activa ante el éxito y los acontecimientos positivos y en aquellas situaciones que refuerzan la autovalía.

Aunque la manifestación de la alegría está sujeta de forma estricta a las normas de la cultura adquiridas en el proceso de socialización del que cada uno de nosotros es resultado, la sonrisa será el gesto que la acompañe principalmente. La sonrisa ha sido definida como el “imán social”; una persona que sonríe nos invita a mantener contacto con ella.

   Pero cuidado, podemos distinguir tres tipos de sonrisa:

  • Sonrisa auténtica o de Duchenne: sentimiento real de una emoción positiva con la que se contrae los músculos cigomáticos mayores y de la porción orbital superior que solo puede ser activado de forma involuntaria.
  • Sonrisa falsa o fingida: gesto risueño que aparenta un sentimiento positivo pero que está vacío de afectividad; se produce una contracción muscular menos intensa del los cigomáticos que no eleva tanto las mejilla y no hay contracción orbital ( porque ya sabemos que esto sólo ocurre de forma involuntaria y no se puede forzar ); no aparecen los típicos pliegues de la zona externa de los ojos.
  • Sonrisa enmascarada: se adopta cuando experimentamos una emoción o sentimiento negativo que tratamos de ocultar ante nuestro interlocutor aparentando sentimientos positivos; como mucho logramos elevar la comisura de los labios hasta hacer visibles los dientes pero los ojos nos delatan.

La Teoría Abierta y Construida de las Emociones Positivas de Bárbara Fredickson sostiene que las emociones positivas amplían el repertorio de pensamientos y acciones que las personas pueden almacenar como recursos intelectuales, psicológicos y sociales disponibles para utilizar en momentos futuros de crisis para superarlos con mayor éxito.

Así pues, experimentar emociones como la alegría tendría efectos beneficiosos a corto pero también a largo plazo. Y nuestro cerebro dispone de la capacidad de generar las moléculas que nos ayudarán a sentirnos bien. 

Las endorfinas son los opiáceos naturales porque alivian el dolor de forma más efectiva que el mejor de los analgésicos artificiales; favorecen la calma, el buen humor, contrarresta la ansiedad y el nerviosismo, mejora el sistema inmunológico y hace que nos recuperemos antes de cualquier proceso patológico. Hacer cualquier tipo de ejercicio físico las genera de forma natural.

La dopamina se encarga de mantener nuestra curiosidad y nos mueve hacia todo aquello que nos provoca placer; también se la conoce como la molécula del amor porque durante el enamoramiento se produce en niveles muy elevados y nos hace sentir eufóricos.

La oxitocina es la hormona de los vínculos afectivos, aumenta la confianza en los demás y la empatía; se produce de forma natural cuando estamos con las personas que queremos, con las caricias, pasando un buen rato con los amigos,..

Otra molécula del bienestar es la serotonina; su falta provoca estrés, insomnio, migrañas, falta de concentración y se asocia a estados depresivos. La generamos haciendo ejercicio al aire libre, mediante técnicas de relajación y la meditación.

Un tranquilizante natural que provoca bienestar y un estado de relajación eliminando angustia y ansiedad mejorando la calidad de nuestro sueño sería la molécula gaba; el ejercicio y los carbohidratos complejos  la potencian.

Por último, la feniletilamina cuya presencia estimula la producción de dopamina, oxitocina y noradrenalina; el chocolate puro la estimula y una vida sana, el ejecicio físico y la meditación.

Vemos cómo las actividades que favorecen la producción de estas moléculas están al alcance de todos; un simple paseo al aire libre, estar con las personas a las que queremos o meditar sería suficiente. Quién nos diría que tan poco aportaría tanto a nuestra salud física y mental.

Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.