'Reivindicar lo propio'
Dando por asumido que la política es el arte de lo posible, y que los acuerdos y pactos conforman el verdadero sentido de la acción política, partiendo de las legítimas diferencias que sustentan los programas y las propuestas de cada fuerza, no es menos importante, ahora que se acentúa el ruido preelectoral por estos lares, poner el énfasis en la reivindicación (yo creo que justa y necesaria) de lo propio, de la acción desarrollada y de la estrategia llevada a cabo en el último periodo por las y los socialistas. Que es mucho y de gran calado y que merece, sin duda, ese ejercicio de reivindicación y defensa. Dejando un poco al margen las estériles polémicas que pueblan (supuestamente) la actualidad y de las que no cesan de hacerse eco algunos estercoleros (también llamados redes) sociales y, por supuesto, los voceros mediáticos de las derechas patrias. Y hacerlo además, con contundencia, rotundidad y claridad. Que hablando se entiende la gente.
Sólo una inadmisible ceguera partidista puede soportar quedarse fuera de ese reconocimiento y orgullo, ante la evidencia. No hay, o no debería haber, ruido suficiente para tapar las políticas que se están aplicando para superar la pandemia
Es de justicia, reivindicar y enorgullecerse del impulso transformador y reformista que se está produciendo en España, acompañado de una eficaz política de liderazgo europeo que va a permitir importantes inyecciones económicas para esa transformación en los próximos años. Más orgullo aún si cabe, a la vista del reconocimiento internacional, social, incluso demoscópico que tal impulso merece. Sólo una inadmisible ceguera partidista puede soportar quedarse fuera de ese reconocimiento y orgullo, ante la evidencia. No hay, o no debería haber, ruido suficiente para tapar las políticas que se están aplicando para superar la pandemia. Es responsabilidad socialista intensificar la información y la explicación de las medidas hasta sepultar el ruido que quiere silenciarla.
Es igualmente de justicia, reivindicar y mostrar orgullo por el imponente escudo social que, al socaire de la crisis que atravesamos, está sirviendo a muchos sectores y miles de personas, para, en primer lugar, salvar los muebles y a continuación, iniciar la recuperación de sus derechos y modo de vida
Es igualmente de justicia, reivindicar y mostrar orgullo por el imponente escudo social que, al socaire de la crisis que atravesamos, está sirviendo a muchos sectores y miles de personas, para, en primer lugar, salvar los muebles y a continuación, iniciar la recuperación de sus derechos y modo de vida. El Ingreso mínimo vital, los ERTEs, la reforma de las pensiones, la reforma laboral, la reforma educativa y de la formación profesional o las políticas incluidas en los Presupuestos Generales del Estado aprobados con holgura dos años seguidos, constituyen un arsenal de políticas públicas progresistas, justas y equitativas, que es la envidia de Europa. Resulta inconcebible, además de increíble, que ni una sola de las políticas enunciadas haya merecido el reconocimiento, siquiera modesto, del principal partido de la oposición. Es evidente que están a otra cosa, que nada tiene que ver con el interés general. De nuevo responsabilidad socialista es desenmascarar esa política de tierra quemada, reivindicando lo propio y denunciando lo ajeno.
Es de justicia, además de nuevo motivo de reivindicación y orgullo, poner el énfasis en la ingente ampliación de derechos y libertades que la acción socialista despliega sobre la sociedad española y que, nuevamente, resulta una política a imitar por los principales países europeos
Finalmente, es de justicia, además de nuevo motivo de reivindicación y orgullo, poner el énfasis en la ingente ampliación de derechos y libertades que la acción socialista despliega sobre la sociedad española y que, nuevamente, resulta una política a imitar por los principales países europeos. La ampliación del pacto contra la violencia de género, las coberturas sanitarias, el derecho a una muerte digna, plasmado en la Ley de Eutanasia, los avances en el derecho a la vivienda, la ampliación del derecho a la digitalización, etc.
Soy de los que considera que hay multitud de razones para defender y reivindicar tan magna obra política, no exenta de errores o matices, como toda obra política. Pero que merece la pena llevar hasta el último rincón del país la explicación detallada y las consecuencias prácticas que se derivan para la ciudadanía de esas políticas. Por encima de otras coyunturas que ocupan espacio y tiempo mediático y de las que difícilmente se obtendrá rentabilidad social y ciudadana. Reivindicar lo propio es ahora, el mejor ejercicio para dignificar la política. Que para otros y otras quede la demagogia, la mentira y la polémica artificial.