La que se avecina: campaña rara, rara, rara
Todavía están los cubos y la cola de la última campaña en la puerta de las sedes, (es una metáfora como la de “te huele el culo a carbonilla” cuando hay un viaje pronto o está reciente), y ya estamos de nuevo en campaña electoral.
Ha empezado la precampaña de una campaña electoral muy rara por distintos motivos. Primero y sobre todo porque sucede a las elecciones pasadas que tuvieron también una larga campaña y precampaña electoral. Vamos que estamos empachados, como si nos hubieran caído seguidas tres comuniones, dos bodas y un bautizo. Y además con lo que cuestan, que te dejan tan dañado el bolsillo como el estómago. Se ha acabado la legislatura más corta de la historia democrática que ha sucedido a la legislatura que se nos ha hecho más larga y más dura, insoportable, a la mayoría de los españoles.
Por el arranque y los primeros mensajes se comprueba quiénes eran los más interesados en que no hubiera acuerdos para la formación de gobierno: Mariano Rajoy y Pablo Iglesias. Teatro y poses aparte, han confirmado con sus primeras re-apariciones públicas que han hecho todo lo posible, o no han hecho nada de lo posible, según se mire, para que tuviéramos que volver a las urnas. Ambos barajaban, trabajaban un escenario como el actual, no puedo acusar de en alianza, en connivencia, pero sí, al menos, en coincidencia. Ahora está todavía más claro que la estrategia de ‘D. Tancredo’ y del ‘coletas’ era convergente y que aquello de la noche del 20D de “que era el tiempo del diálogo, del consenso y del acuerdo”, aquellas interpretaciones de lo que los electores habían dicho, eran, también, pura palabrería.
El PP, con su discurso de que ellos habían ganado las elecciones y tenían que gobernar, han llegado descansados e inmaculados a la siguiente cita electoral en la que volverán a la carga con el mensaje de “o nosotros o el caos” (ahora denominado peligrosos extremismos radicales de izquierda), para mantener movilizados a su base social. Rajoy no se ha movido un milímetro, ni lo va a hacer, porque piensa que su electorado lo vota a pesar suya, a pesar de ser el líder peor valorado, incluso entre los suyos, y porque está seguro de que lo van a volver a votar a pesar de la corrupción generalizada en el Partido Popular. Como dijo Revilla, el cántabro, “aunque pillaran a Rajoy atracando con una recortada”. Querían nuevas elecciones y lo han conseguido.
El mismo objetivo tenía por su parte Podemos, y lo han conseguido y ahora vuelven a la carga con el intento del sorpasso al PSOE. Faroles aparte, a lo que opta Pablo Iglesias es a adelantar al PSOE, buscar su desaparición o convertirlo en fuerza residual. Y que pudiera gobernar Pedro Sánchez iba contra esa obsesión, vayamos a que se pudiera demostrar que PSOE y PP no es lo mismo, con lo fácil que es este discurso. Podemos quería nuevas elecciones, otra oportunidad y lo han conseguido Como novedad para animar-agitar a su electorado, en descenso según determinados estudios y por la más mínima lógica por su actitud chulesca y obstruccionista en la bravilegislatura que ha terminado; Pablo Iglesias ha fichado a Alberto Garzón y ha formalizado la pinza que tanto buscó Julio Anguita, que tanto interesa a ambas lados del PSOE e intentan achicar espacios por el centro, por el único lugar por el que en mi opinión tenemos escapatoria de la deriva, del bloqueo político.
Por eso también va a ser una campaña rara, porque ha arrancado más en atacar al líder de la oposición que al que ha sido, y sigue siendo “en funciones” presidente del gobierno. Y no sólo desde ambos extremos sino que además recibe fuego desde dentro. Pero a Pedro Sánchez nada le ha salido barato ni le ha sido fácil hasta ahora.
La campaña que se avecina es también rara porque, aunque algunos la confunden con una segunda vuelta, (de ser así sólo competirían PSOE y PP), se trata de unas nuevas elecciones para resolver, por parte de los ciudadanos, lo que no han hecho nuestros representantes en el Congreso de los Diputados. Y lo primero que hay que debatir, y resolver, es los problemas que ha creado el gobierno de Rajoy con sus cuatro años de de gobierno, de recortes y reformas que han producido tanto sufrimiento a la ciudadanía. Y lo primero que hay que resolver es la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción que no puede estar dirigida por el Partido que ha sido el número uno en maletines, sobres, cajas B y evasión de capitales.
La principal novedad mediática de la rara campaña que se avecina es la presencia de la coalición Unidos-Podemos, la candidatura de Podemos más las confluencias varias, más la Izquierda Plural-Unidad Popular, más Compromís, más Equo, más las mareas, más… El nombre simplificado para la “auténtica y verdadera izquierda” no incluye la palabra izquierda pero es la solución ideada por los expertos en marketing electoral de la nueva política para los simples mensajes de las redes sociales en las que tan bien que se manejan los Podemistas, sin importarles que es también el mismo lema que utilizó el PP hace unos años. Curiosas casualidades.
La novedad local estriba en que estas elecciones se producen tras el relevo en el ayuntamiento de Granada que ha aupado a Paco Cuenca a la alcaldía de la capital, cambio propiciado por la imputación, perdón que ahora se les llama investigados, de Torres HURTADO y de Isabel Nieto (entre otros) por presunta corrupción urbanística y la retirada del apoyo que le prestaba Ciudadanos. Habrá que ver el impacto de la “solución a la granadina” con el voto a favor de todas las fuerzas de la oposición pero desde fuera y también el de la inclusión del “viejo profesor” de Derecho Constitucional, Gregorio Cámara entre el equipo de expertos de Pedro Sánchez. Una oportunidad única de tener un ministro granadino, por primera vez desde la restauración democrática, una ocasión de que nuestros representantes en ‘Madrid’ dejen de pintar menos que ‘follatabiques’ en la próxima legislatura.