'Nuevo gobierno andaluz'
Este verano, como consecuencia de la holgada victoria del Partido Popular en las elecciones del pasado 19 de junio, con la que obtuvo una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento Andaluz, se ha ido conformando el nuevo gobierno andaluz presidido por JuanMa Moreno y decidido ‘en solitario’ por él. Ciudadanos, su exsocio en la pasada legislatura, ha quedado sin representación parlamentaria y los 14 diputados de la formación de ultraderecha de Vox no han sido, en esta ocasión, determinantes para la investidura del presidente ni van a condicionar presupuestos, leyes ni políticas de la Junta, al menos de manera forzada.
Para no engañar a nadie empezaré diciendo que no me encuentro entre los henchidos de ilusión y esperanza en este gobierno; soy de los que piensan del presidente que “nunca nadie llegó tan lejos haciendo tan poco”
Para no engañar a nadie empezaré diciendo que no me encuentro entre los henchidos de ilusión y esperanza en este gobierno; soy de los que piensan del presidente que “nunca nadie llegó tan lejos haciendo tan poco”. Situadas por delante estas declaraciones concederé un margen de tiempo prudente para entrar a analizar con profundidad la labor del Consejo de Gobierno y dedicaré este artículo a algunas cuestiones estructurales relacionadas con su arranque.
En este asunto la cuestión tiene un hondo calado porque refleja la consideración que se tiene de las mujeres desde el machismo político conservador
Con carácter previo indicaré que en la presentación del dream team hubo un comentario del presidente que me molestó mucho al asegurar que había incluido a siete mujeres en su gobierno porque, a diferencia de años anteriores, ya tenían una gran capacitación y experiencia. No parece que sea un lapsus o desliz porque en la nota de prensa alojada en la propia web de la Junta, se abunda en esta idea: “la presencia de más mujeres no es fruto de una imposición legal ni de una necesidad, sino que en la sociedad andaluza, afortunadamente, las mujeres han adquirido capacidad, formación y posibilidades para competir en el ámbito privado y público, y hacerlo de manera brillante”. No merece mucho comentario el desacertado comentario, que tuvo la contestación oportuna desde diferentes instancias, (aunque silenciada por el aparato propagandístico del nuevo régimen), que supone considerar que las mujeres no han alcanzado cotas de poder “hasta que no han estado preparadas”, (y es Moreno Bonilla el que otorga este rango y estatus a las mujeres andaluzas). A mí me fastidian los adanistas en todos los casos, pero en este asunto la cuestión tiene un hondo calado porque refleja la consideración que se tiene de las mujeres desde el machismo político conservador.
Sería muy atrevido y prematuro aventurar un juicio sobre el futuro del recién estrenado gobierno andaluz cuando apenas ha tenido tiempo para echar a andar y además le ha pillado en plenas vacaciones de verano. Pero sí me gustaría hacer algunas observaciones sobre el conocido como “decreto de estructura”, la arquitectura institucional, que pueden dar algunas pistas de por dónde irán los derroteros del Consejo de Gobierno, segundo en la ‘Era del Cambio’ según pregonan desde el palacio presidencial y repican babosos sus aliados mediáticos, públicos y privados.
En esto las derechas fariseas siguen abonadas a lo de “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”
Quisiera comenzar señalando que el nuevo gobierno es más grande, en tamaño, que el de la pasada legislatura con 13 consejerías, (2 más que en el anterior), 31 secretarios generales (4 más) y 60 directores generales (8 más) lo que supone un aumento, por ahora, del 15% de altos cargos sobre el anterior organigrama y significa que se convierte en el ‘monstruo’ político-administrativo más grande de la historia de la Junta de Andalucía que, echa por tierra el discurso que otrora manejara el PP, cuando estaba en la oposición, de austeridad y reducción de cargos. Lo mismo han hecho en Castilla y León, y en Madrid, pero siguen reclamando al gobierno de la Nación con descaro la reducción de Ministerios. En esto las derechas fariseas siguen abonadas a lo de “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”.
Los cambios que se requieren para adecuarse al nuevo momento socio-político tienen que ir acompañados de una honda reforma administrativa que reestructure la organización de los servicios y que dé respuesta a los problemas estructurales que padece y a la crisis sistémica que se avecina.
Pero lo que a mí personalmente me ha defraudado más ha sido ver que esa estructura organizativa aprobada tiene muy poca ‘novedad’, que la estructura diseñada es muy ‘conservadora’ en el sentido de estática y rígida. La Junta de Andalucía requiere una profunda transformación desde hace bastante tiempo, antes de la llegada de las derechas, pero, sobre todo, en este momento debe responder a la extraordinaria situación económica, social, sanitaria y climática que estamos viviendo.
Como Administración, la Junta se ha quedado obsoleta en muchos aspectos y tiene carencias importantes. Los cambios que se requieren para adecuarse al nuevo momento socio-político tienen que ir acompañados de una honda reforma administrativa que reestructure la organización de los servicios y que dé respuesta a los problemas estructurales que padece y a la crisis sistémica que se avecina.
Hay que abordar, sin más dilación, una nueva administración, basada en el cumplimiento de objetivos, que permita y aproveche las oportunidades del teletrabajo, que regule los mecanismos para la carrera profesional, buscando la promoción interna con algo tan ‘revolucionario’ como los principios constitucionales de mérito y capacidad; una administración que haga una buena gestión del conocimiento que atesoran sus empleados y que propicie, de verdad, la racionalización y agilización de los procedimientos y ponga la atención y el servicio a la ciudadanía en la principal razón de ser y motivo. Y antes que nada hay que resolver el problema que se arrastra por la no reposición de bajas durante años y anticiparse al de las jubilaciones masivas de los próximos en algunos cuerpos administrativos.
Mi gran frustración y decepción personal está en que no se haya apostado por la creación de una Vicepresidencia Ecológica, que diera sentido a la cacareada #RevoluciónVerde, que por ahora sólo ha sido una etiqueta de propaganda clueca
Mi gran frustración y decepción personal está en que no se haya apostado por la creación de una Vicepresidencia Ecológica, que diera sentido a la cacareada #RevoluciónVerde, que por ahora sólo ha sido una etiqueta de propaganda clueca; esa vicepresidencia debería dar integridad a todas las políticas relacionadas con el gran reto que tenemos como sociedad que es afrontar un cambio de modelo productivo y de consumo. Espacios Naturales, Calidad Ambiental, Aguas, Industria, Energía, Agricultura… deberían estar en un paquete que permitiera desarrollar una ‘transición ecológica justa’.
Dicho lo anterior, percibo algunos errores como que Aguas esté en Agricultura en lugar de en Medio Ambiente (o como quieran llamarlo), que Cultura esté junto a Deportes y Turismo o que no se sepa dónde va a poner el huevo Industria, Energía y Minas, son meras anécdotas. Otros cambios son meramente nominales y/o cosméticos pero hay que reconocer que el maquillaje, la cirugía plástica y el postureo le han funcionado hasta ahora bien a ‘JuanMa’.
Más me ha llamado la atención la creación de una Dirección General de Planificación, Centros y ‘Enseñanza Concertada’ en la renombrada Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional. Esto sí puede suponer una declaración de ‘principios’ que ya podemos imaginar cuál es el fin: el deterioro de la educación pública. Es lo mismo que supone derivar hacia la sanidad privada (esa que está en manos de las mismas empresas que controlan importantes grupos de comunicación), cada vez más servicios y fondos de la sanidad pública, como se ha revelado esta semana, según un modelo desarrollado ampliamente ya en otras Comunidades Autónomas. Pero quizás cuando allí, y aquí, lo advirtamos y tomemos consciencia de lo que supone para estos servicios públicos, sea demasiado tarde para poder revertirlo.