'Juguetes rotos'
Acabamos de saber que vive de una cuota de sus fans en Facebook de 4,99 euros para ayudarle a sufragar sus gastos diarios. La conocí mientras trabajaba en Mira Televisión, un canal local de Granada. Acababa de finalizar el famoso primer certamen de Operación Triunfo y llegaba pletórica, famosísima, pero muy humilde. Le hicimos una entrevista en profundidad y tuvimos la suerte de que la operadora de cámara que realizó dicha grabación, mi compañera Encarna Vargas, era amiga personal de la cantante y había trabajado con ella en la antigua Localia, así que se sinceró con nosotros fuera de cámara. Estoy hablando de Rosa López, la Rosa de España, esa Rosa que fue a representar a nuestro país en Eurovisión y que nunca ha perdido su integridad como artista, su portentosa voz y su humildad. Ya entonces nos habló de que había sido durísimo su paso por la academia y que al acabar le habían hecho firmar un contrato leonino que impedía que volara en libertad o que decidiera el tipo de canciones que quería cantar durante varios años. Seguramente su catapulta fue también su mayor hándicap. Su increíble fama y esa bondad que emanaba por los poros no parecen haber sido suficientes para otorgarle un puesto en el olimpo de algunos dioses, como David Bisbal, con el que parece que está grabando una canción, apelando a su amistad.
Esa voz merecía melodías más impactantes, de esas que tenían algunos afroamericanos como Whitney Houston o Diana Ross. Podía haber llegado a ese nivel, pero no siempre aquellos con talento indiscutible acaban obteniendo lo que merecen. En este caso, es evidente que no
He coincidido con ella después de aquella primera vez varias otras durante mi paso por Andalucía Directo y siempre se ha mostrado simpática, cariñosa y espontánea. Mis amigos y familiares de otras partes de España me trasladaban su admiración hacia la granadina y mis padres la adoraban. Lo cierto es que su carrera siempre ha estado llena de altibajos. Esa voz merecía melodías más impactantes, de esas que tenían algunos afroamericanos como Whitney Houston o Diana Ross. Podía haber llegado a ese nivel, pero no siempre aquellos con talento indiscutible acaban obteniendo lo que merecen. En este caso, es evidente que no.
Hay decenas de ejemplos de personalidades que apuntan alto y se quedan a la mitad y, sinceramente, creo que eso no los define como menos que nadie. Quiero decir que no hay ningún problema por el hecho de que no seas una estrella en la música aunque tengas una impresionante voz, excepto si para ti supone un trauma y te hace sentir fracasado. Y este es el caso de muchos de estos artistas porque creen que la vida no les ha envuelto en el brillo que les prometía y se convierten en meros juguetes rotos, en personas tristes, enfadadas con el mundo por no haberles devuelto el éxito. No digo que sea el caso de Rosa porque no la conozco hasta ese punto. Espero que no, pero sí que estoy cerca de algunos de estos juguetes rotos que no encauzan su camino, que se quedan estancados en lo que fueron, en lo que podían haber sido, en lo que les quitaron…
A veces, el éxito puede convertirse en la mayor desventaja para alcanzar la felicidad, porque después de haber probado la admiración del público y las loas de alrededor es mucho más difícil renunciar a todo eso, cambiar tu vida y mirar hacia otro lado completamente diferente
Después están los fuertes, esos que saben reconducir su senda, pasan su temporada de tristeza y duelo y a continuación se levantan conscientes de que la vida es mucho más, de que pueden dedicarse a otras cosas, que no se trata de ser el más famoso ni el más rico sino el más feliz y esa felicidad puede esconderse detrás de una faceta aparentemente oculta. Mariano Alameda fue actor joven, de esos que triunfan con una serie de forma aparatosa, y después de unos años decidió abandonarlo o quizás fuera al revés y empezó a dedicarse a ser asesor espiritual, hasta llegar a triunfar en las redes en esta nueva faceta. Helen Lindes fue Miss España, grabó un anuncio con George Clooney y hoy en día se dedica a su faceta de madre; Minerva Piquero, la famosa mujer del tiempo de Antena 3 dejó la televisión y es directora de comunicación de una importante empresa; Isabel Aboy, la hija mayor de Emilio Aragón en Médico de familia trabaja actualmente como sicóloga y abandonó su carrera de actriz.; uno de los miembros del grupo Loco Mía tiene una tienda de moda y otro es gerente de un restaurante. A veces, el éxito puede convertirse en la mayor desventaja para alcanzar la felicidad, porque después de haber probado la admiración del público y las loas de alrededor es mucho más difícil renunciar a todo eso, cambiar tu vida y mirar hacia otro lado completamente diferente.
Es posible que la granadina necesite un golpe de suerte o tal vez, simplemente debe entender que no tiene por qué seguir dedicándose a cantar profesionalmente, no está obligada a ello
Tal vez Rosa vuelva a renacer, no sería la primera artista en hacerlo; le pasó a Jhon Travolta después de embriagarse de fama con Grease y Fiebre de sábado noche, que dejó de recibir ofertas de trabajo hasta que Quentin Tarantino lo recuperó en los años 90. Es posible que la granadina necesite un golpe de suerte o tal vez, simplemente debe entender que no tiene por qué seguir dedicándose a cantar profesionalmente, no está obligada a ello; de hecho, solo debería hacerlo si eso la llena de satisfacción, al margen de las ventas de sus discos.
Después de conocerla detrás y delante de la cámara puedo reconocerla como alguien con la suficiente valía como para lograr todo lo que se proponga
Se define como juguete roto a aquel que llegó a la cima en su juventud y después nunca fue capaz de igualar ese éxito, quedó anclado en ese momento del pasado y no es capaz de remontar su vuelo porque cae en depresión. Espero que no sea esto lo que le ocurra a Rosa López, aunque haya tenido que vender su casa y su coche para vivir y ahora pase una situación económica no muy boyante. Después de conocerla detrás y delante de la cámara puedo reconocerla como alguien con la suficiente valía como para lograr todo lo que se proponga. Solo es cuestión de que se centre en aquello que de verdad quiera obtener, tenga o no que ver con la música, que lo persiga y que no deje de creer en ella misma. Es una receta que sirve para todo el mundo: la felicidad siempre nos espera a la vuelta de la esquina, más cerca de lo que sospechamos, solo que ignoramos las señales, nos empecinamos en obviarlas con el fin de perseguir unos sueños que no tenemos ni idea de si al final se transformarán en una bendición o en una pesadilla.