Izquierdas (III)
Parecen empeñadas las "izquierdas" o algunas de ellas, tanto a nivel nacional como local, en que no deje de reflexionar al respecto de su evidente fragmentación electoral ante los procesos que se avecinan, su incomprensible dispersión existencial en los tiempos que corren, incluso su atomización rayana en el esperpento, que amenaza con hacer realidad la hipótesis que (hiperbólicamente) formulé en mis dos anteriores columnas denominadas, como ésta, "Izquierdas" y que se publicaron en septiembre de 2015 y marzo del año pasado. Y que no era otra que, al paso que íbamos, existiría una opción política de izquierdas para cada persona electora. Eso sí, perfectamente ajustada a su particular e intransferible visión del mundo y sus problemas.
En aquellas reflexiones anteriores ya incidía en que, en mi opinión, eran demasiadas las opciones políticas de izquierdas existentes, habida cuenta de nuestro sistema electoral y de la propia configuración social y política de nuestra ciudadanía
En aquellas reflexiones anteriores ya incidía en que, en mi opinión, eran demasiadas las opciones políticas de izquierdas existentes, habida cuenta de nuestro sistema electoral y de la propia configuración social y política de nuestra ciudadanía. Seguramente no se entendía bien tanta oferta, cuando la demanda no estaba tan diversificada. He de reconocer que en el periodo de 2 años y medio que separaba ambas reflexiones, se había producido una variable muy importante. En 2015, la "batalla" entre algunas izquierdas consistía en situarse un palmo más a la izquierda del PSOE. Eran tiempos de gobierno de la derecha y, reconozcámoslo, eran también tiempos de despiste y desubicación política del PSOE. En 2018 y 2019, esa "batalla" se libra en términos de ser la mejor compañía para el PSOE. Algo ha cambiado.
Sigue siendo necesario y conveniente que la constante búsqueda de la perfección teórica en el programa político ceda paso, en las prioridades de la izquierda, a la búsqueda de las medidas prácticas, legislativas y parlamentarias que transforman de verdad la realidad, así como a la consecución de las alianzas ciudadanas, sociales y políticas más adecuadas para tales fines. Pero es igualmente innegable que, a día de hoy, la realidad política española ofrece una evidencia: el acuerdo político y presupuestario para la recuperación del Estado del bienestar en España (que plasmaba negro sobre blanco las intenciones políticas esbozadas por el Gobierno de España en los meses anteriores) alcanzado entre el PSOE y Podemos es la mejor síntesis posible entre programa político de izquierdas y medidas concretas de aplicación real. Por eso, fue tumbado en sede parlamentaria por las derechas y los independentistas, justamente por eso. Porque abría el horizonte político a un nuevo tiempo de derechos y libertades. Y porque situaba a cada cual ante su propia responsabilidad.
Es igualmente innegable que, a día de hoy, la realidad política española ofrece una evidencia: el acuerdo político y presupuestario para la recuperación del Estado del bienestar en España alcanzado entre el PSOE y Podemos es la mejor síntesis posible entre programa político de izquierdas y medidas concretas de aplicación real
Sorprende, y mucho, por ello, la nueva atomización que sacude a las fuerzas políticas que se sitúan (a veces sin saber porqué) a la izquierda del PSOE. Ya no es por la búsqueda del "palmo diferenciador". Ni siquiera por ser la mejor compañía posible. Ahora parece que es por la "pureza" de las intenciones que las adornan. Porque, obviamente, soy de los que rechazan razones de egoísmo o protagonismo ególatra, por considerarlas razones no aplicables a una práctica política medianamente sensata o razonable.
Seguramente, a estas alturas estamos asistiendo a una puesta en escena que ya sólo interesa a los actores, y ni siquiera a todos ellos, pues el respetable público ya ha diseccionado la realidad y priorizado sus preferencias. Sería bueno que así fuera, para continuar la senda de la transformación y de la mejora de las condiciones de vida de la inmensa mayoría, tanto a nivel nacional como local, pues ambos niveles se han visto condicionados por las consecuencias de lo que aquí he expuesto.