'La hoguera de los cuerpos equivocados'
Provoca una gran tristeza observar la degradación de la universidad. Ese espacio de las ideas, donde confrontar, discutir, estudiar autores de una corriente y la contraria, mezclarse con gente de aquí y de allá, escuchar conferencias que llenan aforos y pasar por la puerta de otras que congregan sólo a una parte ínfima del alumnado, tener conocimiento de las novedades editoriales y compadecer a los de cursos inferiores por los tostones que van a tener que tragarse. Excepto dos o tres de las últimas consideraciones, ya no existe casi nada de aquello que recordamos con nostalgia quienes pasamos por las aulas universitarias hace ya unas décadas.
Ahora, en la universidad, se cancelan presentaciones de libros a pesar de que, quienes consiguen su objetivo, presumen de no haber leído ni una sola de sus páginas
Ahora, en la universidad, se cancelan presentaciones de libros a pesar de que, quienes consiguen su objetivo, presumen de no haber leído ni una sola de sus páginas. Al grito de ¡transfobia! pronunciado con contundencia por los violentos gurús, otros acuden dóciles a los actos de boicot sin pararse a pensar que, para criticar algo, es conveniente saber de ello. Estrechas mentes para una sociedad líquida de exiguos pensamientos que deberían confeccionar sus banderas con materiales transparentes para que entrase algo de luz.
El pasado 7 de abril, los psicólogos José Errasti y Marino Pérez, tenían confirmada su presencia en Mallorca para dar una conferencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Baleares sobre el libro Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la identidad de género que ambos han escrito al alimón. Se encontraban ya en la capital balear cuando fueron llamados de urgencia al despacho del rector quien les anunció que la conferencia iba a ser suspendida ante las amenazas vertidas por grupos transactivistas. Estos seres de luz, tan ‘oprimides’, ya habían organizado la secuencia para boicotear la conferencia. El rector, que sucumbió a las amenazas de los violentos pero indignadísimo, comunicó a Errasti y Pérez la suspensión porque no podía garantizar la seguridad de los conferenciantes y del público asistente. La Casa del Libro mallorquina fue mucho más eficiente y allí sí pudo realizarse la presentación con dos furgones policiales en la puerta.
Resulta paradójico que los mismos colectivos que tan dignamente y a voz en grito -cuando no con golpes y de esto saben mucho las feministas que son atacadas continuamente- reclaman los derechos de las personas trans, no tienen ningún problema en pisotear con descaro los derechos del resto de la ciudadanía
Resulta paradójico que los mismos colectivos que tan dignamente y a voz en grito -cuando no con golpes y de esto saben mucho las feministas que son atacadas continuamente- reclaman los derechos de las personas trans, no tienen ningún problema en pisotear con descaro los derechos del resto de la ciudadanía. Todavía no sabemos los derechos que no tienen las personas trans –nunca contestan cuando se formula esta pregunta- pero el resto no titubeamos al responder que se nos priva del Título 1, Capítulo segundo, Sección 1ª, Artículo 20 de la Constitución Española: expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de producción.
En 1499, el Cardenal Cisneros decidió imponer la fe cristiana en Granada, ordenó el asalto a la biblioteca de La Madraza y arrojó más de 5.000 libros a una enorme hoguera en la Plaza de Bib Rambla. También requisó todos los libros que se encontraban en casas particulares para que fueran devorados por las llamas. En 1933, los nazis destruyeron en una pira miles de libros de judíos y comunistas en la Plaza de la Ópera de Berlín y, en 1939, la dictadura franquista celebró una Fiesta del Libro quemando miles de ejemplares “separatistas, liberales, marxistas, los de la leyenda negra, anticatólicos, los del romanticismo enfermizo, los pesimistas, los del modernismo extravagante, los cursis, los cobardes pseudocientíficos, los textos malos y los periódicos chabacanos”, según recogía el diario falangista Arriba. Curiosamente, la única diferencia entre estos tres tristes episodios históricos es que Cisneros salvó de la quema unos 40 volúmenes de medicina y botánica. La ciencia, es ciencia, debió de pensar el tercer inquisidor de Castilla. La inquisición ‘moderne’ ha puesto ahí su diana.
Cinco siglos después de la hoguera de Cisneros y casi uno de las barbaries fascistas, un libro tiene que presentarse con protección policial y se encuentra con las puertas de la universidad cerradas
Cinco siglos después de la hoguera de Cisneros y casi uno de las barbaries fascistas, un libro tiene que presentarse con protección policial y se encuentra con las puertas de la universidad cerradas. ¡Un libro! Y, por si esto no fuera suficiente, partidos políticos como Podemos en Baleares celebraba “la victoria de la sociedad civil y los colectivos LGTBI”, el secretario LGTBI del PSOE, Víctor García, aseguraba en Twitter que no conocía el contenido del libro pero “tenía bastante con haber leído el título” a la vez que ponía en duda la solvencia académica de los escritores (ambos doctores en Psicología) y la vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Baleares –Tatiana Casado- manifestaba que el texto (que tampoco había leído) trata de un tema sobre el que no se puede debatir.
Yo sí me lo he leído e invito a que se entreguen a sus 290 páginas con interés porque van a encontrar algunas respuestas a lo que le está ocurriendo a una parte de la infancia y la adolescencia que decide mutilar sus cuerpos en una fiesta de los sentimientos donde se reparten gratis hormonas al ritmo machacón de los cuerpos equivocados de la que saldrán con secuelas irreversibles.
El libro, que antes de que llegar a las librerías ya había vendido dos ediciones completas online en preventa, va ya por la cuarta y sus autores son reclamados en toda España para conferencias y presentaciones. Se lo agradeceremos siempre al transactivismo.
Si no has tenido la oportunidad de leerlos y quieres volver a hacerlo, estos son otros artículos de Cristina Prieto en este blog, 'Punto de Fuga':
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