La hipocresía y la estupidez cabalgan sobre el Planeta
La ambición de los poderes que dominan la faz de la Tierra no tiene límites, al igual que el cinismo e hipocresía con los que actúan los grandes monopolios que mueven a placer los hilos de sus marionetas, los responsables gubernamentales que con gran “sacrificio” participan estos días en Madrid en la Cumbre para tratar de poner remedio al cambio climático, causante último de la agonizante destrucción de nuestro entorno. Es hora de actuar, precisa el eslogan general de este encuentro, un ejercicio que muchos Estados dejaron de poner en práctica hace mucho tiempo. Parece que algunos mandatarios se toman en serio el clamor popular de la sociedad civil que exige una urgente actuación para adoptar medidas de emergencia que palíen la vomitera desenfrenada de gases y productos contaminantes que los humanos arrojamos a nuestro hábitat mundial.
Esa supuesta concienciación se esfumará en lo que tarden en llegar a sus despachos las presiones, las estrategias y artimañas de los grandes agentes económicos del peor ultraliberalismo en su desmedido afán por amasar dinero rápido, sin reparar en las graves consecuencias de los modelos de vida que han impuesto a la mayoría de la sociedad
Claro que esa supuesta concienciación se esfumará en lo que tarden en llegar a sus despachos las presiones, las estrategias y artimañas de los grandes agentes económicos del peor ultraliberalismo en su desmedido afán por amasar dinero rápido, sin reparar en las graves consecuencias que acarrean los modelos de vida que han impuesto a la mayoría de la sociedad, narcotizada por un consumismo descontrolado y la alienación de los hábitos burgueses frente a las sanas costumbres y estilos de vida que proclama la auténtica conciencia ecológica. Una actitud como la de la joven heroína del ecologismo, Greta Thunberg, que defienden y postulan millones de humanos que no renunciamos a parar esta loca carrera de destrucción y aniquilamiento de nuestro medio ambiente.
La lucha no es nada fácil porque el poder económico domina e impone sus criterios por encima de la salud de millones de humanos. No reparan en nada para vender su mercancía, en muchas ocasiones manchada de dolor y de muerte, a cambio de que sus sucias y contaminantes actividades permanezcan en funcionamiento y rentabilicen en los mercados creados por el capital.
Como muestra del dominio absoluto que poseen las multinacionales y los grandes trust, baste detenerse en las portadas siamesas de los seis grandes periódicos de tirada nacional, publicadas a principios de esta pasada semana, en las que la publicidad “ecológica” de Endesa les ha diseñado la misma fotografía y el mismo titular, con la vana promesa de una futura y limpia locomoción eléctrica, en tanto que los consumidores españoles nos vemos condenados a pagar el fluido eléctrico con el mayor precio de Europa.
La gravedad del momento al que hemos llegado es de tal magnitud que no podemos permitir ni tolerar que se frivolice con el futuro del Planeta como si de un cuento ecologista se tratara
No nos engañemos, la gravedad de la situación no es nueva, como no lo son los periodos de lluvias torrenciales que desarreglan más que arreglan, ni las largas sequías que dejan esquilmados de agua los embalses y pantanos, como la que se produjo en 1983, que “cuarteó” el fondo del Pantano del Cubillas -como se ve en las fotografías-, y dejó una estela de peces muertos y de cultivos abrasados. La gravedad del momento al que hemos llegado es de tal magnitud que no podemos permitir ni tolerar que se frivolice con el futuro del Planeta como si de un cuento ecologista se tratara. El cuento de verdad lo tienen bien aprendido el impresentable cowboy con penacho de parfolla y sus súbditos mandatarios cuando niegan la evidencia de un Planeta que agoniza y niega la vida a las futuras generaciones porque ha sido más fácil llenarlo de mierda a cambio de dólares, que dedicarse a conservarlo y hacerlo más habitable. Y es que la hipocresía y estupidez cabalgan sobre el Planeta.