'Hechos'
Ya se conoce la nueva composición del Consejo de Ministras y Ministros del Gobierno de coalición y el movimiento feminista se muestra expectante por saber las políticas que se pondrán en marcha desde los ministerios que tienen algo que decir ante los problemas que acucian a las mujeres, las niñas y la adolescencia. A la espera de las sorpresas que podríamos enfrentar la próxima legislatura hay hechos que ya dan pistas sobre lo que no se va a trabajar. El acuerdo alcanzado entre Sumar y PSOE ha borrado, de un plumazo, el compromiso para la abolición de la prostitución. Las tres líneas que se han tachado y que se mantuvieron hasta la recta final de las negociaciones decía: “Impulsaremos una ley de abolición de la prostitución que incorporará servicios y programas de protección social y recuperación integral de las personas que han sido explotadas, con atención específica a menores”.
Otro hecho es que el recién nombrado ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que fue el portavoz de campaña de Sumar, se abstuvo en la votación que tuvo lugar el pasado mes de septiembre en la Eurocámara para dar luz verde a un informe en el que se pedía a los gobiernos de los 27 que se sancionase a los puteros, es decir, a los compradores de sexo
Otro hecho es que el recién nombrado ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que fue el portavoz de campaña de Sumar, se abstuvo en la votación que tuvo lugar el pasado mes de septiembre en la Eurocámara para dar luz verde a un informe en el que se pedía a los gobiernos de los 27 que se sancionase a los puteros, es decir, a los compradores de sexo. Debe ser que lo que desde el feminismo se denuncia como cultura de la violación es para el nuevo y flamante ministro de Cultura una parte más del desarrollo artístico, científico o industrial arraigado en los usos y costumbres de la ciudadanía española. Está claro que desde Sumar entienden la prostitución como un trabajo cualquiera en el que las esclavas (la gran mayoría son mujeres muy precarizadas) alcanzan el éxtasis mientras otros utilizan sus cuerpos de usar y tirar.
La nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, presenta un perfil técnico, pero nunca se ha declarado feminista. Sus primeras palabras tras asumir las responsabilidades de su cargo al frente de una cartera cuyas actuaciones han sido una tortura durante los últimos cuatro años para el Feminismo, no han podido ser más inquietantes
La nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, presenta un perfil técnico, pero nunca se ha declarado feminista. Sus primeras palabras tras asumir las responsabilidades de su cargo al frente de una cartera cuyas actuaciones han sido una tortura durante los últimos cuatro años para el Feminismo, no han podido ser más inquietantes. Por este orden, los derechos trans, los derechos LGTB y la violencia contra las mujeres. De nuevo, uno de los principales problemas de nuestra sociedad, ya estructural, relegado al tercer lugar y tres son también las mujeres asesinadas desde que fuera nombrada titular de Igualdad. Más allá de los lamentos y de recordar que disfrutamos de un Gobierno feminista, aún no se sabe nada más de la línea política que va a llevarse a cabo desde su ministerio. Nos urge conocerla, señora Redondo. A las mujeres nos siguen matando. Y, por si nadie se lo ha dicho aún, las personas trans y LGTB tienen los mismos derechos que el resto de la ciudadanía. Nadie les ha quitado ninguno. Si hablamos de privilegios, estamos en otro nivel.
Que Sira Rego cabalga a lomos del transgenerismo y las identidades sentidas. Las mismas que están destrozando la salud de la infancia y la adolescencia con tratamientos hormonales innecesarios a los que otros países ya están poniendo freno
Sira Rego, la ministra Juventud e Infancia, es la cuota de Izquierda Unida dentro del Gobierno de coalición. Como ha recordado Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España, ella formaba parte de la dirección de IU cuando se expulsó a esta formación de sus filas. Aunque, posteriormente, hemos sabido que lo de la expulsión también fue un ‘teatrillo’ porque, realmente, el partido liderado por Falcón nunca llegó a estar integrado en la coalición de izquierdas porque sus responsables jamás lo registraron como tal. De esto se enteró el Partido Feminista cuando tuvo conocimiento de este ‘pequeño’ detalle que fue el gran impedimento para presentarse a las últimas Elecciones Generales. Sira Rego, escribía en redes sociales en febrero de 2020 que la formación de Lidia Falcón había sido expulsada por “defender posiciones tránsfobas y homófobas, algo que a mi juicio resulta incompatible no sólo con la pertenencia a IU, sino con el propio feminismo”. Muchas falsedades ocultaban estas declaraciones y una verdad. Que Sira Rego cabalga a lomos del transgenerismo y las identidades sentidas. Las mismas que están destrozando la salud de la infancia y la adolescencia con tratamientos hormonales innecesarios a los que otros países ya están poniendo freno. Esas niñas, niños y adolescentes a los que hay que cuidar desde su ministerio.