La esperanza de la izquierda creíble
Así se puede resumir el reciente Congreso Federal del PSOE. No existe ruido mediático, ni alambique argumental por mucho altavoz o vocero que se le añada, que consiga distraer la atención de una evidencia tan elocuente. Más allá de definiciones apresuradas, de eslóganes torticeros o de titulares insidiosos. Por encima de la hojarasca de la mediocridad o de los indisimulados intentos de centrar la atención del Congreso en aspectos tangenciales ni siquiera relevantes para un párvulo, se eleva la incontestable realidad de un proyecto político nítidamente socialdemócrata, no por el título, sino por el contenido. Sustentado en la inequívoca voluntad mayoritaria de una militancia más concienciada y responsable ante el futuro que nunca. Y avalado, de palabra y de obra, por todos aquellos sectores sociales, ciudadanos, sindicales, feministas, ecologistas y alterglobalizadores, que constituyen, a día de hoy, el ser y el estar de la izquierda real, responsable, transformadora y creíble.
Izquierda del siglo XXI, porque además de ratificarnos en nuestros principios inmutables de igualdad, libertad y solidaridad, y de identificar claramente a nuestro adversario, en el capitalismo liberal y especulativo, así como en el conservadurismo que representa en España el PP, hemos incorporado a nuestro programa político la sostenibilidad ambiental y la transición ecológica de la economía, como seña de identidad, ante la grave amenaza que se cierne nuestra "casa común", este viejo Planeta que da muestras evidentes de agotamiento. Y porque, sin ambages, incorporamos a nuestra acción política, ideas y realidades como el federalismo plurinacional; la transición energética; nuevos derechos y libertades frente a deseos que suponen nuevas desigualdades y explotaciones inasumibles, sobre todo para las mujeres; la democracia participativa y una nueva concepción del reparto del trabajo, el salario y la renta básica vital.
Y credibilidad para todo ello, para que no quede en el papel, con nuevos equipos dirigentes cargados de coherencia en sus trayectorias y en sus posiciones; sin ataduras ni condicionantes previos, tan sólo empeñados en ser dignos representantes de la voluntad, la determinación y la expresión abrumadora de una militancia y una ciudadanía que, orgullosa, y también responsablemente, quiere ser bien representada y aspira a no ser defraudada. En ello estamos y a ello nos debemos.