¡Es la Democracia, estúpido!
Lo primero que quiero decir es que el apelativo "estúpido" lo uso por hacer honor a la expresión completa que fue la original y la que inspira estas reflexiones. "Es la economía, estúpido" que se empezó a usar en la campaña electoral de Estados Unidos de 1992 en la que Bill Clinton derrotó a Bush padre. Con la expresión se quiso sintetizar un mensaje, y es que pese a los éxitos internacionales de Bush que le auguraban la reelección, el hecho de "bajar a la tierra" de los problemas cotidianos de la sociedad norteamericana, provocó, tras la exitosa campaña, el triunfo de Clinton.
Es introducir en el funcionamiento del PSOE los más elementales mecanismos de deliberación, propuesta, selección y elección del personal. Hacerlo con la transparencia requerida por una militancia y una sociedad exigente. Y hacerlo con las garantías que aseguran unos procedimientos regulados que eviten, en todo lo posible, el "hacernos trampas al solitario"
Es introducir en el funcionamiento del PSOE los más elementales mecanismos de deliberación, propuesta, selección y elección del personal. Hacerlo con la transparencia requerida por una militancia y una sociedad exigente. Y hacerlo con las garantías que aseguran unos procedimientos regulados que eviten, en todo lo posible, el "hacernos trampas al solitario". Es, nada más y nada menos, que aplicar y aplicarnos el artículo 6 de la Constitución, "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".
Es reconocer que no es concebible que las personas que militan en el PSOE tengan menos derechos que el resto de la ciudadanía que no milita. Es afrontar, de una vez por todas, que no es de recibo pretender que personas libres renuncien, voluntariament,e además, a una parte de esa libertad por el sólo hecho de querer militar en un partido, que es (y debería ser), uno de los grados máximos de compromiso cívico. Es abrir las puertas a la deliberación, a la libre opinión, a la conformación colectiva de las posiciones políticas y al control de las mismas. Y es también abrirlas, pero en el sentido contrario, al clientelismo, al oportunismo, a la autoanulación de la voluntad y la renuncia a la propia opinión en espera de prebendas.
Hay quien dice que es una involución, "porque este no es el PSOE que he conocido", ignorando que en sus 140 años de historia, ha habido "muchos" PSOE, y que en cada momento histórico, siempre se ha buscado la máxima eficacia organizativa para el mejor cumplimiento de los fines del Partido en la sociedad. Reconozcamos que en estas últimas décadas ha primado (con razón) una cierta disciplina y estabilidad, que ha dotado de continuidad las labores del gobierno. Pero reconozcamos también que no debemos persistir en la sordera ante el clamor de la calle, la desafección ciudadana y el enfado de muchos sectores que abandonan a la socialdemocracia. Por algo será. Empecemos por organizarnos en base a la libertad, a la transparencia, a la claridad y a la sinceridad. Estamos en el siglo XXI, y !es la democracia, estúpido¡.