El EP en 2020: un formato, muchas funciones

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 8 de Julio de 2020
Portada de 'For You', de India Jordan.
Indian Jordan
Portada de 'For You', de India Jordan.

Esta semana os cuento mis impresiones sobre varios EPs que se han lanzado este año, especialmente a raíz de la pandemia y el confinamiento. Comento los diferentes usos que tiene este formato, siempre menos reconocido que los LPs y los singles, y señalo algunos ejemplos históricos de dicho usos. C. Tangana, India Jordan, Kali Uchis y más en este artículo especial.

n cambio, desde los años cincuenta en estilos de música como el jazz, y posteriormente en el rock a partir, al menos, de la salida al mercado de 'Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band '(1967), el LP de doce pulgadas se consideraba el medio para crear obras de valor artístico. Era el formato en que se hacían las declaraciones estéticas que definían la carrera de un artista o grupo, el vehículo de expresión de su madurez; y en consecuencia estaba vinculado a un público más adulto

El EP (del inglés extended play) ha sido históricamente un formato menos definido e icónico que su hermano mayor, el LP (long play) o que su hermano menor, el single. Los singles, originalmente vinilos de siete pulgadas con una canción principal en la cara A y otra de relleno en la cara B, servían fundamentalmente para promocionar canciones concretas con el objetivo de que se convirtieran en hits individuales, alcanzando lo más alto de las listas de éxitos y sonando constantemente en la radio. Por ello, estaban más directamente vinculados al lado comercial de la música popular y, en consecuencia, a las nuevas modas marcadas por la juventud, que podía pagar estos discos más pequeños y baratos. En cambio, desde los años cincuenta en estilos de música como el jazz, y posteriormente en el rock a partir, al menos, de la salida al mercado de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), el LP de doce pulgadas se consideraba el medio para crear obras de valor artístico. Era el formato en que se hacían las declaraciones estéticas que definían la carrera de un artista o grupo, el vehículo de expresión de su madurez; y en consecuencia estaba vinculado a un público más adulto.

El EP nunca ha tenido una función tan marcada, ni siquiera un formato físico fijo: se lanzaban tanto en discos de siete como de doce pulgadas. Lo único que lo distinguía era que consistía en una agrupación de varias canciones, pero menos que en un álbum, entre las cuales, sin embargo, no había una que destacara sobre todas las demás, como ocurría con los singles. Lo cierto es que ni tan siquiera llegaron a consolidarse listas de éxitos para los EPs equivalentes a las de singles o álbumes, e incluso a día de hoy, la forma de clasificarlos de las plataformas de streaming muestra que estos son considerados proyectos menores. Esta indefinición ha ocasionado que, en distintas eras, distintos artistas hayan empleado el EP de acuerdo a sus intereses o necesidades. The Beatles lanzaron Twist and Shout apenas unos meses después de que todas las canciones que contenía aparecieran en Please Please Me (1963). Unos años más tarde, en cambio, el EP Magical Mystery Tour (1967), que ejercía como banda sonora de la película homónima, se convirtió en la cara A de un LP con el mismo nombre lanzado para el mercado estadounidense (refractario en ese momento a los EPs). La cara B la integraba una recopilación de singles de ese mismo año. Con el tiempo, esta versión de Magical Mystery Tour ha pasado a formar parte de su canon de 13 LPs.

 El EP encontró su primera función clara en manos de los grupos de punk (y posteriormente, los de indie) que consiguieron usar este formato más barato de grabar para llegar al mercado y hacerse un nombre. El ejemplo clásico es el 'Spiral Scratch' (1977) de los Buzzcocks

Pero estos ejemplos tienen más que ver con las necesidades de las discográficas que con intenciones artísticas. El EP encontró su primera función clara en manos de los grupos de punk (y posteriormente, los de indie) que consiguieron usar este formato más barato de grabar para llegar al mercado y hacerse un nombre. El ejemplo clásico es el Spiral Scratch (1977) de los Buzzcocks. En España, hay que destacar el papel que tuvo el Medusa EP (1993) en el ascenso de Los Planetas: grabado en la independiente Elefant Records, fue presentado a un concurso de maquetas de Rockdelux. Pese a que quedaron segundos debido a uno de sus clásicos malos directos, esto supuso un paso esencial para los granadinos: Javier Liñán de RCA (la discográfica multinacional que ofrecía como premio al grupo ganador del concurso costear la grabación de un LP) los vio, quedó convencido pese a la mediocridad del concierto y les ofreció un contrato. Esto permitió que Super 8 (1994) fuera grabado con toda la potencia de una multi detrás, lanzando una de las carreras más importantes del rock patrio en un momento en que la infraestructura independiente en España era muy precaria.

Pero los tiempos han cambiado: ya es posible grabar con una calidad más que aceptable prácticamente en tu propia casa (de ahí la expansión del llamado bedroom pop o pop de dormitorio). La difusión por internet, además, ha hecho mucho menos importante el papel de las multinacionales, que actualmente siguen más bien la estrategia de firmar a quien ya se ha labrado una fama online por su cuenta (como bien pudimos ver en los casos de Rosalía o C. Tangana). Por eso sorprende la reticencia de un grupo estupendo, como es Cariño, a grabar un proyecto largo. Su mini-LP (otro formato intermedio, algo más largo que el EP) Movidas (2018), lanzado precisamente por Elefant Records, recopiló varios de los hits que las lanzaron a la fama entre el público indie, como “Canción De Pop De Amor” o “Bisexual”. Ahora nos llega X si me dejas en visto, editado por Sonido Muchacho, y aunque su pop fresco y sentimental sigue sonando estupendamente, resulta frustrante ver que apenas contiene tres canciones, una de ellas, “:(” de un año de antigüedad. Las otras dos, “Te Brillan” y “Excusas”, tenían ya sus propios videoclips desde hacía unos meses, por lo que estrictamente no nos llega nada nuevo. Se mantiene el romanticismo naíf de las letras, los instrumentales siguen siendo lo-fi y divertidos, y la única pregunta es por qué lanzar estas tres canciones juntas en formato físico en lugar de construir algo con un poco más de enjundia. Como proyecto, pues, deja un poco frío.

Otra función que han adquirido los EPs con el tiempo es la de ser proyectos transicionales, pequeñas propuestas que sirven para cambiar de registro entre dos largos con identidades marcadamente diferentes. Triángulo de Amor Bizarro admitieron que este había sido el propósito de su EP El Gatopardo (2018): vaciarse de canciones políticas, muy apegadas a un momento histórico concreto, y permitir así una reinvención posterior. Alternativamente, pero en un sentido similar, pueden servir para mantener el interés del público en la exigente economía de la atención de la era de internet. Ambos tipos de proyectos se han visto incentivados con la pandemia y el consecuente confinamiento: mientras que el coste de lanzar un LP y después no poder hacer una gira para recoger los frutos es demasiado elevado, editar un EP cuando la gente no tiene nada que hacer y pasa horas encerrada puede ser muy bien recibido, y con ese objetivo en mente puede ser más fácil dar salida a canciones que no te encajaban en ningún lado. Esto último es lo que ha reconocido C. Tangana al respecto de su EP Bien:(. Recortes de aquí y de allá, demos que no habían tenido ocasión de desarrollarse, dan forma a un proyecto breve pero satisfactorio.

Ya hace tiempo que el madrileño está instalado en lo más alto del escalafón del pop español, y aunque el grado de interés que me suscita su música es muy variable, nunca pasa demasiado tiempo sin que lance algo que me reconcilie con él. Es el caso de “Nunca Estoy”, un temazo en el que recicla frases de Rosario Flores y Alejandro Sanz mientras deconstruye el personaje que él mismo se ha construido: el del dandy latino y macarra con problemas de abuso de sustancias

Ya hace tiempo que el madrileño está instalado en lo más alto del escalafón del pop español, y aunque el grado de interés que me suscita su música es muy variable, nunca pasa demasiado tiempo sin que lance algo que me reconcilie con él. Es el caso de “Nunca Estoy”, un temazo en el que recicla frases de Rosario Flores y Alejandro Sanz mientras deconstruye el personaje que él mismo se ha construido: el del dandy latino y macarra con problemas de abuso de sustancias. En esta ocasión canta desde la perspectiva de esa novia que nunca sabe dónde anda el donjuán, que se harta de “mirar el móvil hasta tan tarde” y le dice a las claras que “estás enfermo de ti, cállate”. Este tipo de guiños autoconscientes permiten seguir admirando a este rapero underground convertido por decisión propia en la antítesis de sí mismo. Destacan también otras dos canciones tristes y breves, como son “adelante_ruffdemo2016” y la titular “Bien:(”, que en apenas dos minutos captura muy bien las reacciones más depresivas ante el confinamiento (“Aunque el mundo se vaya a acabar/No estés triste no hay por qué llorar/Pero si quieres tú puedes llorar/Un día de mierda a veces sienta bien”), al mismo tiempo que ahonda en sus demonios internos (“Y tú me vas  a perdonar/Y voy a dejar de esnifar”). Redondea el EP una canción más agresiva, “Guille Asesino”, que pese a desentonar un poco no arruina este disfrutable proyecto de Antón.

Menos éxito ha tenido Kali Uchis con su TO FEEL ALIVE EP. La colombiana afincada en EE.UU. no termina de revivir la magia del pop neoclásico de Isolation (2018) en estas cuatro canciones que son menos imaginativas, con producción menos variada y rica (“TO FEEL ALIVE” presenta por todo instrumental el mismo arpegio repetido una y otra vez, y el influjo de la estética trap es casi omnipresente), estribillos olvidables e incluso actuaciones vocales algo decepcionantes, como en “angel”. Solo “i want war (BUT I WANT PEACE)” destaca de verdad, con una buena progresión y un aire evocador que también impregna la peor estructurada “honey  baby (SPOILED)”. El resultado final es un quiero y no puedo: posiblemente habría sido mejor lanzar un single y seguir trabajando en las demás canciones para ver si podía desarrollarlas hasta crear un álbum mejor redondeado.

Mejor sabor de boca deja Drop 6, el EP que la rapera británica Little Simz ha grabado durante el confinamiento, a pesar de ser también minimalista y uniforme en su producción

Mejor sabor de boca deja Drop 6, el EP que la rapera británica Little Simz ha grabado durante el confinamiento, a pesar de ser también minimalista y uniforme en su producción. Su disco del año pasado, GREY Area, le reportó elogios merecidos por su habilidad técnica, su enorme carisma y, particularmente, su flexibilidad estética. Este pequeño proyecto, en cambio, presenta bases simples y directas, claramente creadas con los mínimos recursos, sobre las cuales Simbi rapea en el estilo que mejor le va, en mi opinión: lineal y agresivo, aprovechando la agilidad de su voz pero sin florituras innecesarias, como en “migh bang, might not” y “one life, might live”. A veces se excede en esta línea (“damn right” es tan plana que aburre), pero cuando intenta estilos más melódicos se revelan sus déficits: la anémica “where’s my lighter” comparte con algunas canciones de GREY Area la falta de un buen estribillo. Aunque lo mejor del EP es la crónica del confinamiento de “you should call mum”, donde despliega su ingenio (“If this is 2020, there ain’t no hindsight”) y expresa lo desesperante y desorientador de la vida en el encierro (“Livin' day by day, sleepless night by night/Bored out of my mind/How many naps can I take?/How many songs can I write?”). En fin, sin ser un disco redondo, es una demostración más de que es una rapera extraordinaria y aporta más razones para seguir su carrera de cerca.

Otra posibilidad que se ha explorado con anterioridad y este año está siendo ensayada nuevamente es la de usar los EPs para construir un álbum de manera fraccionada. Un ejemplo mítico serían los dos primeros EPs de Fugazi, que fueron después reunidos en el recopilatorio 13 Songs. Este se convirtió en el disco más vendido de la banda por excelencia del post-hardcore, pese a no ser un álbum de estudio en sentido estricto. Otros que experimentaron con ese formato fueron sus heterodoxos herederos en España, Standstill, que dividieron Adelante Bonaparte (2010) en tres EPs diferenciados, con títulos y sonidos propios. En los últimos años han ensayado este ejercicio artistas tan diversos como Pixies, Belle and Sebastian o Robyn (con grados de éxito también muy diferentes). En 2020 ha sido Moses Sumney quien ha optado por partir en dos su nuevo álbum, græ, y lanzar una mitad en febrero y la otra en mayo. El resultado es un álbum que merece atención por separado: haré una crítica del disco completo en las próximas semanas.

Habría que mencionar la importancia que puede adquirir el EP como formato válido en sí mismo en ciertos géneros. La música electrónica es un buen ejemplo

Por último, habría que mencionar la importancia que puede adquirir el EP como formato válido en sí mismo en ciertos géneros. La música electrónica es un buen ejemplo: durante esta década, artistas de la talla de Burial solo han lanzado EPs, mientras que el Collapse EP (2018) de Aphex Twin se recibió con el entusiasmo de un trabajo largo. Pero deberíamos tener en cuenta que la duración de los EPs electrónicos puede ser mayor que la de muchos álbumes de estudio de pop o hip hop en los últimos años. Es el caso del fantástico For You, de India Jordan (6 canciones y 31 minutos). El house retrofuturista y bailable de este proyecto desprende alegría de vivir, y no es de extrañar dada la historia que se esconde tras el proyecto: la persona a la que va dedicado, el “you” del título, es elle misme, en reconocimiento por la perseverancia musical y personal que le ha llevado a lanzar este disco (el más largo de su incipiente carrera) y a salir del armario como persona no binaria.

La de India es una historia LGTBI+ clásica: crecide en Doncaster, antigua ciudad industrial dejada ahora de la mano de Dios donde la represión a su sexualidad era severa, durante sus años de estudio en la Universidad de Hull se hizo DJ, lo que le proporcionó su primer contacto con el mundo de la electrónica y la vida nocturna, no sin antes tener que hacerse un hueco en un espacio mayormente reservado a hombres cishetero. Al mudarse a Londres, al fin encontró lugares en los que su identidad, su sexualidad y su pasión por el baile pudieron alinearse; en el baño de uno de esos locales es donde se han tomado las fotos promocionales y la que ilustra la portada, y fue allí donde se animó al fin a producir su propia música. También oímos esas otras partes más oscuras de su historia en For You: “Westbourne Ave” es sinuosa y tensa, mientras que las ristras de sintes de “Emotional Melodical” tienen un trasfondo amenazador. Pero es en el éxtasis de “For You” y de “Dear Nan King”, con su inquieta percusión, donde se halla el corazón del disco. Esta última culmina el viaje de India, sampleando diálogos de la serie de la BBC Tipping the Velvet, pionera en cuanto a la representación LGTBI+: “¿Recuerdas que solíamos sentir que estábamos atrapadas en la feminidad? […] Pues resulta que no hay nada en mí que esté mal”. Un final liberador y esperanzador para el mejor EP de lo que va de año – qué demonios, uno de los mejores discos de 2020, en cualquier formato.

Si quieres escuchar los discos mencionados pincha en los siguientes enlaces:

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com