El desastre de la LAC
Un auténtico desastre. No lo digo yo solo, lo dicen mis vecinas que han de madrugar media hora más para llegar puntuales al trabajo, dado que del N7 han de trasbordar en la LAC, y luego de esta a los autobuses que van al Zaidín. Lo dicen los trabajadores de los hospitales que han de hacer lo mismo cuando vienen al trabajo. El invento de la LAC, la gran obra de nuestro alcalde y del PP, es un infierno para miles de granadinas y granadinos, que emplean, de media, casi una hora más al día en estar pendientes de ir y venir por la ciudad. Esperando en las paradas, haciendo trasbordos sin sentido e intentando aprenderse el galimatías de letras y números en que se ha convertido nuestro sistema de transporte público.
La cruda realidad ha desmontado, uno a uno, los argumentos del PP para defender su sistema. No es más barato, sino más caro, pues así lo acredita la propia empresa Rober a la que no le salen las cuentas de ninguna manera. No es más eficaz, sino muchos más ineficaz para la gran mayoría de ciudadanos, salvo para quienes viven, trabajan o se desplazan en el eje de la LAC. Yo mismo, cuando voy de Puerta Real a Caleta, disfruto de un cómodo trayecto, las cosas como son. Pero no es el trayecto de la mayoría. Y ni mucho menos es más ecológico, salvo para la Gran Vía. Lo que ha ocurrido es que el ruido, la contaminación y el caos se ha trasladado a todos los barrios de la ciudad.
La numantina defensa, cada vez más débil, por cierto, que la gente del PP hace del sistema de transporte, sólo se explica en el sostenella y no enmendalla tan propio de la prepotencia política que gobierna la ciudad desde hace 12 años. Pero la opinión diaria de miles de personas en las paradas y en los vehículos, el agujero hecho en las escuálidas arcas municipales y el trastorno que sufrimos en nuestra vida diaria, dejan poco espacio a la duda. Esto de la LAC es un auténtico desastre.