Diluvio

Blog - De repente - Alejandro V. García - Martes, 2 de Junio de 2015
Indegranada

La tarea de formar gobierno en el Ayuntamiento y en la Diputación ha tomado de repente unas inquietantes derivaciones bíblicas más cercanas, eso sí, a los Monty Pithon que a los evangelistas: empezando por Noel y acabando por El Salvador.

Luis Salvador, convencido de su papel como El Salvador en esta versión inédita de la biblia, insiste en ser Él, y solo Él, en nombre de sus cuatro concejales (san Marcos, san Juan, san Mateo y la Papisa Juana), el principal redentor de los doce años de calvario que ha padecido Granada bajo el mandato de Torres Hurtado y sus procónsules.

No quiere competencia. Salvador se ve sobrado para quitar y poner rey y llevar adelante la trasmutación de las especies. Él sabrá hasta dónde es capaz de llegar, si tiene alas suficientes o se las cortarán en pleno vuelo.

Su alternativa es esta: o el Hombre de Píñar se larga o le regala el maná a Paco Cuenca. Ayer, en otro episodio impagable de este inesperado capítulo bíblico, Sebastián Pérez -veinticuatro largas horas después de la declaración de guerra- reprodujo la escena de Pilatos y el Ecce Homo. ¿Qué hacemos con él? ¿Lo crucificamos? ¿O lo damos al populacho? Y aunque de momento los vientos han corrido a favor del veterano candidato (matusalénico candidato deberíamos decir con propiedad escolástica) hay que tener en cuenta que la meteorología, en estos tiempos, es tan variable como caprichosa, y que lo que hoy sopla de levante mañana sopla de poniente.

Por su lado, y coincidiendo no por casualidad con las lluvias torrenciales en la provincia, Noel López, patriarca socialista de Maracena, aprovechando el desconcierto, se ha postulado para construir un arca y salvar del diluvio a la Diputación. El conflicto, por supuesto, no es salvar la Diputación sino a quiénes metemos en el arca, o dicho de un modo más castizo qué jarca debe navegar en el arca.

Una jarca, en granaíno, es un grupo compacto de individuos unidos por amistad e intereses y guiados por un objetivo común, en este caso, el gobierno de la institución provincial. Aunque la expresión “¡vaya jarca!” suele ser peyorativa también se puede utilizar en positivo.

La jarca de Noel, sin embargo,  no ha caído bien en su partido, donde ya estaba preparada la jarca de Entrena (José) y están aviando, al parecer, la jarca de Fernández (Pedro). Muchas jarcas para un solo pueblo.

Un lío tremendo en medio del diluvio.