La cruz de los periodistas
El día 3 de mayo, además del Día de la Cruz, los periodistas celebrábamos el Día de la Libertad de Prensa. Nos íbamos enfrente de la Placeta de los Peregrinos, donde hay un monolito en recuerdo de Constantino Ruiz Carnero (un periodista que fue fusilado durante la Guerra Civil porque tenía ideas liberales), poníamos un ramo de flores y alguien leía un manifiesto a favor de la libertad de prensa. Eso ya no es posible, entre otras cosas porque la Asociación de la Prensa de Granada ha desaparecido. Hoy mismo se publica en el Boletín Oficial de la Provincia el anuncio de su disolución. La junta directiva que salió ganadora en las elecciones de hace un par de años, no ha podido o no ha sabido gestionar su permanencia en la sociedad granadina. La Asociación de la Prensa, que fundara Luis Seco de Lucena hace 104 años, ha fenecido en los momentos más difíciles para un colectivo que las está pasando canutas por la crisis que atraviesa el sector. Cuando más se necesita una asociación, es cuando menos la tenemos. Como suele decir Alejandro V. García, no solo estamos perdiendo el trabajo, sino que estamos perdiendo la profesión.
Nunca sucedió nada similar en la historia de la prensa diaria de España, que vivió etapas trágicas como la Guerra Civil y esplendorosas como la Transición Política de los años 70, cuando se lograron las cotas máximas de libertad de expresión. Ahora mismo, al cumplir los 265 años desde que apareciera el primer periódico, nuestra prensa sufre un estado de shock muy preocupante para los ciudadanos, quienes a su vez soportan un estado de frustración e indignación, después de que la corrupción se haya arraigado en los tres primeros poderes. Los rotativos están controlados en su mayoría por entidades financieras, preocupadas tan sólo por el interés económico y la influencia que ejercen sobre la clase política, como ocurre con la publicación de los escándalos en partidos e instituciones. Numerosas cabeceras son dirigidas por periodistas al servicio de quienes les pagan, aunque parezca lo contrario y predomine la idea de servir a la sociedad, como debería ser. Vivimos y sufrimos las dictaduras del dinero y de la putrefacción. Los diarios digitales se las ven y se las desean para sobrevivir porque no ha ingresos que puedan mantener una plantilla decente. Los jóvenes que han estudiado una carrera ven como les pagan sueldos de miseria con los que no pueden ni pagar un alquiler. Y encima en Granada nos hemos quedado sin asociación. Por eso los periodistas granadinos (al menos muchos que yo conozco) siempre recordaremos del Día de la Cruz porque fue cuando crucificaron definitivamente a la profesión. Mírala cara a cara, que es la primera.