'La calle es nuestra'
Veo las imágenes de la manifestación en Barcelona de este domingo y me vienen a la cabeza las del independentismo catalán, que llevan en cuarto menguante desde que se pasó de la vía de la confrontación a la vía del diálogo. Desde que MpuntoRajoy dejó el gobierno tras el triunfo de la moción de censura han ido disminuyendo los apoyos al secesionismo en Cataluña (aunque ahora esa minoría tenga una influencia decisiva en la actual coyuntura en el conjunto del Estado).
La derecha extrema y la extrema derecha quieren arrebatarle ahora la ‘okupación’ de la calle, aunque para ello tengan que traerse a Barcelona a Feijóo, Ayuso, Bonilla, Abascal, Ortega Smith y unos cuantos de miles de personas a echar una jornada lúdico-festiva-reivindicativa gritando Viva España (una, grande y libre) por el Paseo de Gracia, que todos conocemos por ser una de las calles ‘azules’, las más caras del Monopoly, de la ciudad condal.
La calle y las redes sociales son dos vías en las que los gritos, lo histriónico, tienen mucha fuerza, mucha visibilidad
La calle y las redes sociales son dos vías en las que los gritos, lo histriónico, tienen mucha fuerza, mucha visibilidad. Las derechas, mediática, económica y política, vuelven a ocupar estos ámbitos, en los que, aunque no lo reconozcan, no se sienten cómodos, ya que ellos son gente de orden y donde creen que están llamados a mandar, ‘por mandato divino’, es desde las instituciones. Recuerdo como cuando yo era ‘más joven’ muchos de los que ahora han tomado la calle nos tachaban de subversivos e incluso éramos acusados de ‘revolucionarios’ cuando llamábamos a las movilizaciones ciudadanas cantando el poema de Gabriel Celaya musicado por Paco Ibáñez:
“A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos,
anunciamos algo nuevo".
Pero los manifestantes no han anunciado nada nuevo y aunque el lema oficial del paseo por Barcelona ha sido un gastado “No en mi nombre” y el motivo confesado ha sido el rechazo a la no nata Ley de Amnistía, la verdad es que el eslogan ha sido desplazado en muchas ocasiones por otras consignas como la manida ¡Que te vote Txapote!, o el recurrente ‘Sánchez traidor’, entre otras lindezas que muestran una escasa capacidad creativa que superan hasta los estudiantes de la ESO. Los gritos de Visca Catalunya, acompañando al Viva España, han quedado muy apagados ciertamente. También se ha oído con frecuencia el “Yo soy español” y el “A por ellos”, a los que yo me apunto, pero los dejo para el ámbito deportivo y no deberían ser usados contra los que tenemos la misma bandera y camiseta (para colmo de estos españoles, muy españoles -y mucho españolos-, conocida como “la roja”).
Se ha oído hablar en los discursos de los convocantes de recuperar el espíritu de la transición pero en realidad muchos son unos nostálgicos del franquismo y no están muy lejos de Fraga que se hizo famoso por aquella expresión de “la calle es mía”
Se ha oído hablar en los discursos de los convocantes de recuperar el espíritu de la transición pero en realidad muchos son unos nostálgicos del franquismo y no están muy lejos de Fraga que se hizo famoso por aquella expresión de “la calle es mía”, pero no se refería a pisarla, sino a decidir quién y cuando podía poner los pies en ella, que en verdad hermanos os digo que es lo que los muchos de los promotores de esta movida echan de menos.
La banda sonora de la mani me ha resultado curiosa. Los organizadores han pinchado para arrancar el ‘Libre’ de Nino Bravo que es polivalente y puede colar en distintos ambientes y fines, pues vale tanto para las cervezas de la IDA como para los beneficiados de las medidas de gracia; pero utilizar ‘Mediterráneo’ del ‘noi de Poble Sec’ me ha parecido tan desafortunado y retorcido como si hubieran coreado “yo pisaré las calles nuevamente”, aunque con lo embalados que van lo mismo en algún momento los escuchamos y tendremos que explicarles su autor y significado. Al cierre se ha pinchado ‘Resistiré’, en la versión más clásica, y ñoña, del Dúo Dinámico que me imagino habrá cantado sin rubor la presidenta madrileña.
Lo que más me indigna es ver a los ultras-monárquicos insultar al Rey, al que llaman ‘Felpudo VI’, los mismos hooligans que bautizaron al presidente del gobierno despectivamente como Perro Sánchez
Pero lo que me ha parecido más curioso es ver lo maleducados que son esta “gente de bien”; da pena ver a estos que presumen de patriotas hablar tan mal de España y no alegrarse de las buenas noticias para nuestro país (como la anunciada llegada de 93.000 millones de euros más procedentes de los Fondos Europeos); pero lo que más me indigna es ver a los ultras-monárquicos insultar al Rey, al que llaman ‘Felpudo VI’, los mismos hooligans que bautizaron al presidente del gobierno despectivamente como Perro Sánchez. Las contradicciones del facherío ya no me asombran después de tantos años sufriendo su hipocresía y su adicción a la ley del embudo.