¡Apriétense las corbatas en agosto!

Blog - Reflexiones del Por Venir - Chema Rueda - Martes, 2 de Agosto de 2022
IndeGranada

Parece mentira, pero es cierto. Basta echar una mirada a diarios, redes sociales y demás escaparates públicos para constatar el elevado grado de estupidez que se está alcanzando al respecto del uso o no de la corbata, una anécdota meramente testimonial (con el valor que cada cual le asigne al testimonio) en un contexto de importantes y necesarias medidas adoptadas para hacer frente a los costes energéticos, nada menos que en una época de guerra. O quizá sea, que algunos y algunas están rabiosos y rabiosas y no pueden disimular su deseo de intentar ocultar o tapar dichas medidas, además de intentar que no se hable de los datos del desempleo en España o de los evidentes signos de recuperación que (insisto, en un contexto de crisis y de guerra) muestra nuestra economía.

Constituye un ejercicio llamativo que acredita la insustancialidad de opinantes y tertulianos, y desde luego, una absoluta falta de originalidad, que además viene acompañada de una profunda ignorancia, pues nadie ha dicho que las medidas reales adoptadas sean milagrosas , sino más bien paliativas y reponedoras de la fuerte inflación y, sobre todo, medidas que nos preparan para lo que pudiera venir

Inaudita resulta, además, la comparación del uso o no de la corbata con el gasto (evidente) de los medios de comunicación y transporte oficiales, los cuales, obviamente no funcionan, ni han funcionado nunca, a pedales ni a soplidos. Comparaciones que, curiosamente, son expresadas por gentes cuyos ordenadores y teclados en los que escriben sus soflamas, o cuyos dispositivos móviles con los que vomitan sus tuits, tampoco van a pedales ni a soplidos. Y, desde luego, tampoco los vehículos con los que atestan las carreteras, camino de abarrotados hoteles, abarrotadas playas, abarrotados restaurantes y chiringuitos y no menos abarrotados refugios de montaña. Esos tampoco van a pedales.

Constituye un ejercicio llamativo que acredita la insustancialidad de opinantes y tertulianos, y desde luego, una absoluta falta de originalidad (pareciera que la neurona de cientos haya sido activada a la vez), que además viene acompañada de una profunda ignorancia, pues nadie ha dicho que las medidas reales adoptadas sean milagrosas (no existen en épocas de guerra, como bien saben los y las liberales y conservadoras personas opinantes), sino más bien paliativas y reponedoras de la fuerte inflación y, sobre todo, medidas que nos preparan para lo que pudiera venir. Ante ello, y sin el más mínimo interés en analizar o profundizar en las medidas, un amplio ejercito caracterizado por el borreguismo y la estulticia, clama y grita, en uso de su libertad, por supuesto, y se ofende, cuando otras y otros, en uso de similar libertad, llamamos la atención sobre tan peculiar manera de enfocar el problema.

¿Que tendrá que ver el respeto a cualquier institución con la vestimenta?

¿Que tendrá que ver el respeto a cualquier institución con la vestimenta?  Aún recuerdo aquellos plenos de verano en los que la concejala Lola Ruiz clamaba, con toda la razón, contra la temperatura bajísima del aire acondicionado del Salón, que era la temperatura requerida por las vestimentas trajeadas y encorbatadas de la mayoría de ediles. Mientras que ella, y alguna otra concejala (y este humilde concejal que lo fue), estaban en disposición de acudir a la rebeca o jersey. ¿Alguien imagina cosa más ridícula, viviendo los tiempos que vivimos, que vestir traje y corbata en pleno verano y exigir, por tanto, un gasto exagerado de aire acondicionado?

Es algo profundamente ridículo elevar la anécdota de la corbata a categoría de debate nacional. Y más ridículo aún intentar contrarrestar dicha anécdota como la mayoría de plumillas ocasionales o permanentes lo está haciendo

Se puede afirmar con finura o fineza, o se puede recurrir a la ironía para que nadie se sienta dañado, pero es algo profundamente ridículo elevar la anécdota de la corbata a categoría de debate nacional. Y más ridículo aún intentar contrarrestar dicha anécdota como la mayoría de plumillas ocasionales o permanentes lo está haciendo.

Entiendo (siempre lo he entendido) la profunda frustración de bastantes ante el (siempre ponderado) éxito que las recetas socialdemócratas ofrecen ante la actual situación. Llego a comprender los esfuerzos de editorialistas para ocultar los datos que lo acreditan. Cada cual se debe a quien le paga. Pero no dejaré de llamar la atención sobre la caterva de ignorantes, orgullosos de serlo, que a modo de imitación del peor trumpismo que exista están dispuestos a ponerse la corbata en este mes de agosto.

Ya se trate de afamados cantantes de opereta o del columnista más leído y letrado del terreno. Para todos, un consejo. Apriétensela bien, vayan a coger frío. Y de esa guisa, aprovechen y estúdiense las medidas adoptadas por el gobierno de España. Que septiembre está a la vuelta.

 

Imagen de Chema Rueda

Nacido en Guadix (Granada) en 1963, por tanto de la generación de "A hard days night" y "Satisfaction". Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y funcionario de Administración Local, grupo A, trabaja en el Edificio de Los Mondragones. Fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Granada (desde 2003 y hasta junio de 2015. Ha sido Secretario General del PSOE de la ciudad de Granada entre 2008 y 2017 y Miembro del Comité Federal del PSOE desde 2017 a 2021. Actualmente es miembro del Comité Director del PSOE-A. Me apasiona escribir (lo que pienso), debatir y participar en la vida pública, desde todos los ángulos posibles. Me duelen bastantes cosas de la vida y de la política actual, y no pienso dejar de intentar arreglarlas. Me apasiona la vida, la amistad, la Alpujarra y el Atlético de Madrid.