Seguramente no era lo que ella y su equipo esperaban, pero es evidente que cuando aún no se ha cumplido el primer año de la llegada a la alcaldía granadina del PP, el trabajo se le amontona al gobierno popular, los problemas afloran y se agrandan, las respuestas no llegan, los proyectos no existen y se percibe un runrún de descontento entre la ciudadanía granadina, que ya no pueden tapar las aparentes buenas maneras y las amables sonrisas de una gente (los y las concejalas del PP con la alcaldesa al frente), que cada día que pasa acredita con mayor rotundidad que no sabían a lo que venían.

No es la administración municipal el lugar de las florituras ni las elegancias. Es, más bien, un lugar para fajarse con problemas cotidianos que afectan, y mucho, a las personas

Y es que la gestión municipal es dura y compleja, ofrece diferentes aristas que conviene conocer en profundidad y no es lugar para lucimientos ni alharacas. El día a día de una ciudad como Granada necesita una visión amplia en la que hay que hacer coincidir las innumerables "pequeñas" cosas que afectan a miles de ciudadanas y ciudadanos, sin que ninguna de ellas, desentone, y encajarlas en un proyecto global del que a día de hoy, carece nuestra ciudad. No es la administración municipal el lugar de las florituras ni las elegancias. Es, más bien, un lugar para fajarse con problemas cotidianos que afectan, y mucho, a las personas. Un recorrido en autobús y las paradas y frecuencias que el mismo ofrece a sus usuarios, que planifican su vida y su actividad en función de ello. Un servicio de limpieza viaria que sea justo y equitativo con todos los barrios de la ciudad y haga que sus habitantes se sientan bien atendidos. Unas instalaciones culturales y deportivas al servicio de la mayoría, con prestaciones y precios asequibles. Una vida cotidiana, en definitiva, que facilite la existencia a las gentes, y no la dificulte.

No parece que la actuación del gobierno municipal del PP vaya dirigida a esos objetivos. Baste echar una mirada al ambiente que se respira, cada viernes, en nuestra Plaza del Carmen. Diferentes y variados servicios públicos molestos y decepcionados de una gestión poco convincente. Malestar en los servidores públicos por las condiciones en que prestan sus servicios. Escasa atención a los problemas reales. Y han pasado diez meses sólo.

Sí se aprecia un indisimulado interés en solemnizar lo obvio, en elevar a categoría de "gestión municipal a vender" la mera gestión ordinaria de cualquier servicio, el mero y casi rutinario cumplimiento de las tareas administrativas básicas

Sí se aprecia, a poco que se rebusque en el diario devenir de nuestros gobernantes locales, un indisimulado interés en solemnizar lo obvio, en elevar a categoría de "gestión municipal a vender" la mera gestión ordinaria de cualquier servicio, el mero y casi rutinario cumplimiento de las tareas administrativas básicas. Modificar unas ordenanzas, llevar a cabo el asfaltado de unas calles, continuar con la recogida de residuos y enseres sobrantes, invertir el dinero proveniente de otras instancias administrativas....incluso aprobar un presupuesto, con retraso, y teniendo mayoría absoluta. Es lo menos que se despacha en cualquier Ayuntamiento de cualquier ciudad o pueblo.

No existen ejes vertebradores de la acción municipal, no se aprecian líneas maestras a las que obedezcan las gestiones rutinarias que se desarrollan. en definitiva, no existe un proyecto de ciudad del que colgar las diferentes y aisladas políticas municipales. Pasa el tiempo y el trabajo se amontona en las dependencias de la Plaza del Carmen. La ciudad no puede esperar tanto.

Y mientras tanto, tampoco se advierte ningún tipo de defensa o reivindicación de ninguna de las señas de identidad de la ciudad, que viene a ser otra de las grandes facetas de un gobierno municipal y de una alcaldía. Es más, la muy evidente política comunicativa del PP municipal parece limitarse a la réplica de las denuncias de la oposición (únicamente el PSOE ejerce de tal), en un intento de convertir la Plaza del Carmen en el "custodio" o guardián de la Junta de Andalucía, mientras ésta da muestras permanentes de desprecio y olvido a las necesidades y proyectos futuros de Granada.

Llamativa, decepcionante y casi burocrática es siempre la reacción de la alcaldesa ante los desmanes de su (no cabe calificarlo de otra manera) añorado Juanma Moreno para con Granada

Llamativa, decepcionante y casi burocrática es siempre la reacción de la alcaldesa ante los desmanes de su (no cabe calificarlo de otra manera) añorado Juanma Moreno para con Granada. Respuestas de manual (gastado) frente a decisiones perjudiciales para nuestra ciudad, su proyección exterior y su futuro. Sumisión, aquiescencia y falta de vigor, todo ello no exento de una aburrida complacencia, ante decisiones (Sierra Nevada, Escuela de Salud Pública y otras infraestructuras sanitarias) de enjundia para Granada. No son buenas señales ni las mejores perspectivas.

Lo dicho, ha transcurrido poco tiempo, pero las tareas se amontonan, el descontento avanza y las respuestas no llegan. Por suerte, la ciudad y sus gentes parecen darse cuenta. No es mala cosa.