Hace unos días, con una conferencia de la profesora Elisa Pérez Vera, hizo su presentación pública en Granada la Sociedad Fabiana Española, un laboratorio de ideas (o think-tank) que hunde sus raíces en el socialismo reformista y humanista, cuyo máximo representante en España, sin duda alguna, fue Don Fernando de los Ríos.

Si tuviera que definir en pocas palabras a la Sociedad Fabiana, diría que es: un movimiento intelectual basado en el socialismo humanista, cuya misión es la reflexión teórica, el debate de las ideas y la pedagogía social. En definitiva, estudiar, pensar, debatir y formar

Si tuviera que definir en pocas palabras a la Sociedad Fabiana, diría que es: un movimiento intelectual basado en el socialismo humanista, cuya misión es la reflexión teórica, el debate de las ideas y la pedagogía social. En definitiva, estudiar, pensar, debatir y formar.

El grupo promotor de la Sociedad Fabiana está compuesto por numerosos profesores universitarios (entre ellos cuatro ex rectores de tres universidades distintas), médicos, funcionarios y profesionales liberales que, como conjunto, forman un grupo intelectualmente muy potente. Algunos son miembros del PSOE, otros sindicalistas de UGT y bastantes personas no afiliadas a ninguna organización, pues la Sociedad Fabiana pretende ser una organización de la sociedad civil, abierta a todos aquellos que acepten los principios del socialismo democrático. Pero, conviene subrayar que la Sociedad Fabiana es independiente de cualquier entidad, partido o sindicato y únicamente responde ante sus propios órganos de dirección. Ello no quita para que, lógicamente, mantenga lazos fraternales con aquellas organizaciones que históricamente han formado parte de la “familia” socialista.

La Sociedad Fabiana fue una de las organizaciones que, años después, se unieron para fundar el Partido Laborista inglés, en el que sigue integrada como un grupo diferenciado. En la actualidad existen sociedades fabianas en diversos países anglosajones, américa latina e, incluso, Sicilia

Algunos lectores se preguntarán por qué el nombre de Sociedad Fabiana. La primitiva Sociedad Fabiana -una organización socialista no marxista- nació en Inglaterra a finales del siglo XIX en torno a un grupo de jóvenes intelectuales de Oxford y Cambridge que pretendían avanzar hacia el socialismo mediante reformas parciales y no mediante una revolución. Estos jóvenes empezaron a ser llamados fabianos, es decir, imitadores de las tácticas del general romano Quinto Fabio Máximo “Cuntactor” durante la segunda Guerra Púnica, basadas en el desgaste del enemigo evitando hacerle frente directamente en el campo de batalla. El apelativo hizo fortuna y la agrupación adoptó el nombre de Sociedad Fabiana. La Sociedad Fabiana fue una de las organizaciones que, años después, se unieron para fundar el Partido Laborista inglés, en el que sigue integrada como un grupo diferenciado. En la actualidad existen sociedades fabianas en diversos países anglosajones, américa latina e, incluso, Sicilia.

Muchas han sido las aportaciones de la Sociedad Fabiana a la política británica, entre otras, es muy destacable que en sus reflexiones se encuentra el origen del Estado de Bienestar

A la Sociedad Fabiana han pertenecido, entre otros, los famosos escritores George Bernard Shaw, H. G. Wells y Virginia Woolf; el filósofo Bertrand Russell; los fundadores de la London School of Economics, Sidney y Beatrice Webb; un elevado número de diputados y varios ministros y primeros ministros británicos. Muchas han sido las aportaciones de la Sociedad Fabiana a la política británica, entre otras, es muy destacable que en sus reflexiones se encuentra el origen del Estado de Bienestar, puesto en marcha tras la II Guerra Mundial por un fabiano, el primer ministro Clement Attlee.

En este selecto grupo se encontraban José Ortega y Gasset, Manuel Núñez Arenas, Fernando de los Ríos, Constancio Bernaldo de Quirós, Mariano García Cortés, Rafael Urbano, Luis Bello, Tomás Elorrieta, etc… hasta un total de diecinueve miembros

Influidos, sin duda, por el ejemplo de los fabianos ingleses en 1907 los jóvenes intelectuales que se reunían en el Ateneo de Madrid decidieron crear una asociación semejante. En este selecto grupo se encontraban José Ortega y Gasset, Manuel Núñez Arenas, Fernando de los Ríos, Constancio Bernaldo de Quirós, Mariano García Cortés, Rafael Urbano, Luis Bello, Tomás Elorrieta, etc… hasta un total de diecinueve miembros. En aquellas reuniones se acordó realizar un detallado estudio sobre el Partido Socialista Obrero Español a través de un amplio cuestionario que, redactado principalmente por Tomás Elorrieta, se ocupaba desde la relación del PSOE con los problemas económicos y sociales, hasta su composición y organización interna.

Este intento de crear una Sociedad Fabiana fracasó al poco tiempo, debido a las disensiones entre las dos tendencias del grupo. Unos, encabezados por Ortega y De los Ríos, pretendía dedicarse al estudio, la investigación y el análisis de la cuestión social; otros, tras Núñez Arenas, además de estudiar, deseaban lanzarse desde el primer momento a la lucha política. Los primeros terminarían fundando la Liga de Educación Política, y los segundos la Escuela Nueva, que se integró en el PSOE.

Quienes hoy creamos la Sociedad Fabiana Española nos declaramos herederos intelectuales de aquella primitiva Sociedad Fabiana matritense y aspiramos a transitar por el camino que abrieron tan ilustres predecesores

Quienes hoy creamos la Sociedad Fabiana Española nos declaramos herederos intelectuales de aquella primitiva Sociedad Fabiana matritense y aspiramos a transitar por el camino que abrieron tan ilustres predecesores. No pretendemos cargos ni puestos de responsabilidad pública, pero, obviamente, como movimiento intelectual aspiramos a influir en la sociedad con nuestras reflexiones, nuestras ideas y nuestras propuestas.

En resumen, la Sociedad Fabiana nace para ser y think-tank del socialismo democrático y para cumplir sus objetivos promoverá: la investigación, los seminarios, debates, conferencias, publicaciones y la pedagogía social por cualquier medio que permita la moderna tecnología. Pedagogía social que consideramos esencial, pues sin ella todo trabajo es estéril porque no llega a ciudadanía, destinataria última de nuestros esfuerzos.