Capítulo XV: 'Los Archilla que cruzaron el charco'
Corría el mes de junio de 1950 cuando cinco granadinos, dos matrimonios y el único hijo de uno de ellos, embarcaron en un buque de la naviera Ybarra, probablemente en el puerto de Cádiz, emprendiendo el viaje que cambiaría sus vidas para siempre, una travesía hacia Buenos Aires, la capital federal de la República Argentina. La búsqueda de un futuro mejor impulsó el periplo, un trayecto sin retorno para la pareja más joven, que nunca volvió a pisar suelo español.
Movilizado por los nacionales, fue obligado a participar en la guerra civil, integrando el bando sublevado junto con su hermano Pepe
Los cónyuges más mayores, los que viajaron con su retoño, eran mis tíos abuelos Cecilio Archilla Martín (1911-1974) y Martirio López Burgos. Cecilio era el hermano mayor de Pepa, mi abuela materna, Josefa Archilla Martín (1922-2005), un veterano obrero del gas, colocado desde adolescente en la fábrica de los Lebón. Casado con Martirio en enero de 1936, el golpe franquista de julio le sorprendió como trabajador de la factoría, en la que también prestaba servicios su padre, el bisabuelo José Antonio Archilla Martín (1883-1957). Movilizado por los nacionales, fue obligado a participar en la guerra civil, integrando el bando sublevado junto con su hermano Pepe, José Archilla Martín (1916-2000).
Al término de la década de los cuarenta, parece que Cecilio se cansó del escaso sueldo que cobraba en Gas Lebón, decidiéndose con Martirio a emigrar a Argentina, un país próspero y boyante en contraste con la empobrecida España de la posguerra
Al término de la década de los cuarenta, parece que Cecilio se cansó del escaso sueldo que cobraba en Gas Lebón, decidiéndose con Martirio a emigrar a Argentina, un país próspero y boyante en contraste con la empobrecida España de la posguerra. El hecho de que en la provincia de Mendoza viviese su tío, Pantaleón Martín López (1889-1973), un alpujarreño de Mecina Bombarón que había hecho cierta fortuna con la agricultura, le animó a cruzar el charco con su mujer y su hijo.
La noticia del viaje conmocionó a la familia Archilla Martín. Cecilio intentó convencer a sus padres y a sus hermanos de que se marcharan todos a tierras argentinas, dejando atrás Granada y empezando de nuevo en Mendoza, al amparo de los negocios del tío Pantaleón. El único que aceptó la propuesta fue uno de los hijos medianos de los bisabuelos Angustias y José Antonio, el tito Paco, Francisco Archilla Martín (1925-2015).
La falta de trabajo estable, a pesar de su pericia con la carpintería, empujó a Paco a acompañar a su hermano en la aventura americana, persuadiendo previamente a su esposa, que entonces se encontraba embarazada de su primera hija, Mari, María del Carmen Archilla Morón, que vendría al mundo ya en la Argentina
Paco, un carpintero muy reputado, contrajo matrimonio con Angustias Morón Gómez (1923-2017) poco tiempo antes de la partida hacia América, en el mismo 1950. Angustias era modista y compañera de taller de mi abuela Pepa, especialmente unida a su hermano Paco, solo dos años y medio menor que ella. Es posible incluso que Pepa ejerciera de celestina entre Angustias y Paco, propiciando el noviazgo de los muchachos.
La falta de trabajo estable, a pesar de su pericia con la carpintería, empujó a Paco a acompañar a su hermano en la aventura americana, persuadiendo previamente a su esposa, que entonces se encontraba embarazada de su primera hija, Mari, María del Carmen Archilla Morón, que vendría al mundo ya en la Argentina.
El destino al que se dirigían, la provincia mendocina, sita al pie de la cordillera de los Andes y fronteriza con Chile, estaba repleta de granadinos de la Alpujarra, emigrados en masa desde finales del XIX
Los cinco Archilla se despidieron de su patria de origen en aguas gaditanas, a bordo del barco de la compañía Ybarra, haciéndose a la idea de que una nueva patria los esperaba, dispuesta a hacerles prosperar. El destino al que se dirigían, la provincia mendocina, sita al pie de la cordillera de los Andes y fronteriza con Chile, estaba repleta de granadinos de la Alpujarra, emigrados en masa desde finales del XIX.
Las dos familias se establecieron en la localidad de Maipú, en unas viviendas propiedad de Pantaleón, que además proporcionó un trabajo a ambos hombres. Con el paso de los años, tanto Cecilio como Paco se independizaron económicamente de su tío, abriendo el primero un restaurante y el segundo una carpintería. Martirio y Cecilio no tuvieron más hijos, mientras que Angustias y Paco procrearon a otras dos niñas, Alicia y Susana.
La abuela Pepa pasó las Navidades del 86 en Mendoza, reencontrándose con su hermano Paco y su cuñada Angustias y conociendo a sus sobrinas y a la respectiva prole de cada una de ellas (y a la parentela de Ricardo). La acompañaron en el viaje su marido (mi abuelo), Salvador Labrac López (1921-2003), y su hijo (mi tío), Salvador Labrac Archilla (1950-2010).
El primo Ricardo falleció en Argentina, sin llegar a cumplir los setenta, por la misma época en la que, en España, su querida tita Pepa jugaba el tiempo del descuento. Martirio, su madre, había desaparecido años atrás
El primo Ricardo falleció en Argentina, sin llegar a cumplir los setenta, por la misma época en la que, en España, su querida tita Pepa jugaba el tiempo del descuento. Martirio, su madre, había desaparecido años atrás.
Angustias y Paco murieron siendo nonagenarios, hace menos de una década, compartiendo asimismo la enfermedad de la desmemoria. Jamás retornaron a su añorada Granada, la ciudad en la que nacieron y en la que surgió su amor. Cuando hablaba de su tierra, Paco no podía contener las lágrimas, evocando los lugares de su niñez y juventud.
Los Archilla que cruzaron el charco son ya polvo cósmico, un recuerdo que permanece en el corazón de los que los quisieron
Los Archilla que cruzaron el charco son ya polvo cósmico, un recuerdo que permanece en el corazón de los que los quisieron. Y en la memoria de otros (como un servidor) que, sin haberlos llegado a tratar, intentamos mantener viva la llama de un puñado de soñadores, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne.
Coda: Silvana Santos Archilla, hija de Alicia y nieta de Paco y Angustias, visitó España en el verano de 2016, permitiendo que nos conociéramos en persona, tras años de contactos a través de Internet y las redes sociales. A partir de entonces, hemos colaborado en algunas investigaciones familiares, procurando desentrañar los misterios de nuestro pasado común.
Silvana trajo consigo la huella emocional de sus abuelos, logrando que Angustias y Paco volvieran, por fin, a patear las calles de Granada.
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- Capítulo I. 'En un bar, a orillas de la acequia Gorda'
- Capítulo II: 'Aquella niña de la Quinta'
- Capítulo III: Un indiano sin palmera
- Capítulo IV: Pavesas de la guerra civil en el Carmen de los Mínimos
- Capítulo V: Entre paratas y chumberas
- Capítulo VI: 'Estampas del abuelo perdido'
- Capítulo VII: 'El crimen de una noche de verano'
- Capítulo VIII: 'Bajo la sombra del patriarca alpujarreño'
- Capítulo IX: 'Un granadino en la Quinta del Biberón'
- Capítulo X: 'Días de cine y baile en la feria de Colomera'
- Capítulo XI: La frontera de la Parrilla
- Capítulo XII: 'Mamaíta'