Desde el momento en el que tuvimos noticias de que ya hay una fecha para la inauguración del Memorial de Granada, en la tapia del Cementerio de San José, cada una de nosotras estamos viviendo nuestro particular terremoto emocional en el que se mezclan la emoción ,los nervios, con las lágrimas que nos produce todo lo relacionado con la Tapia. Pero también con la angustia, el miedo y la inquietud que nos genera  el recuerdo de los dramáticos  y dolorosos hechos que en ella sucedieron.

Para nosotras, para las nietas, la Tapia, no es solo el lugar donde se puso fin a la vida y a los sueños de miles de granadinos, es el testigo silencioso y silenciado de la terrible historia de nuestras familias y de la trágica historia de nuestro país.

La Tapia se convierte así en algo que trasciende el lugar, se erige en símbolo, dejando de ser solo una cuestión histórica, política, judicial o de recuperación de los restos de nuestros familiares, para convertirse además en parte de “la larga y silenciosa huella que deja la violencia a través de generaciones" en palabras de Gregorio Armañanzas experto en traumas transgeneracionales. La huella que marcó y condicionó para siempre a cada una de nuestras familias, a cada una de nuestras pequeñas historias .

Huella que nosotras llevamos años tratamos de superar y en este proceso la Tapia también es nuestro  referente ,dejando  de ser solo , el lugar donde se recuerda y se honra a nuestros héroes, a nuestros familiares asesinados, para convertirse en el lugar entre mítico y mágico (telúrico?) donde acudimos a limpiar heridas, a llenar silencios, a reivindicar la emoción, a exteriorizar los sentimientos que los nuestros, y sobre todo las nuestras, en su convivir diario cerca de los asesinos, no pudieron expresar.

Y como si todos esos sentimientos y emociones escondidas, sepultados largo tiempo, se nos hubiesen desbordado en este momento,  en el que por fin tendremos junto a la Tapia del horror, del dolor, del miedo, la angustia largamente silenciados, la TAPIA del honor , la justicia y la reparación de un larguísimo olvido histórico.

Pero el Memorial también va a ser una "Tapia" de LUZ,  el lugar, en el que, esa luz mágica del entorno de la Alhambra no solo va a iluminar sus nombres entrelazados para la posteridad, también los va a proyectar sobre la tierra, esa tierra de la que los hicieron desaparecer, de la que de forma tan violenta los arrancaron, de esa tierra que noche tras noche se tragaba sus vidas, las vidas de hombres y mujeres valientes leales y comprometidos . 

Esa tierra, desde ahora será el soporte donde se reflejen para siempre sus nombres, para que jamás vuelvan a borrarse de la historia .

Debemos recordar, que nosotras, la "Generación de la Postmemoria", "si no afrontamos sentimientos, si no entendemos nuestra experiencia ¿qué estamos transmitiendo a nuestros hijos?".

Es parte de nuestra responsabilidad romper todos los silencios para contribuir con ello a cerrar la herida social que aún perdura en este país. 

Pepa Miranda es nieta del José Miranda Lara, asesinado en las tapias del Cementerio de Granada el 7 de agosto de 1936. 

Silvia González es miembro de la Junta Directiva de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica

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