El juzgado suspende el desahucio de Nati y su hija tras la gran movilización social
Los esfuerzos de Stop Desahucios Granada 15M, que medió con la Junta y el Ayuntamiento de Granada, y que le acompaña desde hace seis meses, incluido esta larga madrugada y toda la jornada hasta el feliz desenlace, y del apoyo de entidades como la Asociación Pro Derechos Humanos, Granada Actúa o Podemos Granada, dieron sus frutos.
El mismo juzgado que por la vía penal ordenó el lanzamiento que iba a ejecutarse este miércoles comunicó a las 11.30 horas al abogado de Sopt Desahucios 15M que suspendía el desalojo. Un fuerte dispositivo de la Policía Nacional se había desplegado desde las 9.30 horas para hacer efectivo el lanzamiento que, finalmente, quedó cancelado.
Según fuentes judiciales, la suspensión del desahucio se decretó ante la gran movilización y para evitar posibles altercados, por lo que proximamente volverá a dictar orden de ejecución.
Los trescientos activistas que esperaban en el portal de Casería de Aguirre Nº 36, Bloque 2. Escalera A. Piso 3º, puerta 3ª y que se habían desplegado por las escaleras del inmueble, en la Zona Norte, festejaron con cánticos y aplausos la victoria, al menos, momentánea.
Nati habita la vivienda de Casería de Aguirre desde 2005 aunque oficialmente estaba asignada a su pareja, del que se separó en 2015 después de haber sido víctima de violencia de género. Su ex pareja renunció al alquiler social y la madre de este denunció la ocupación de la vivienda. La Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) no consideró el derecho sobre la vivienda de una mujer no casada pero con una convivencia demostrada, tan común actualmente.
Nati y su hija, que acude a la escuela cercana, están plenamente integradas en el barrio. Cuenta con un informe de los Servicios Sociales municipales que constatan su situación de exclusión social. Sin ingresos, son las vecinas y vecinos quienes les facilitan alimentos. Trabajó apenas mes y medio como barrendera, pero de eso hace ya mucho. Y manda currículos y se mueve para tratar de econtrar un trabajo.
Nati, esta madrugada, en la cocina de su casa. P.V.M.
"Lucharé hasta el final", dijo Nati, emocionada, pensando en su hija Carmen, a la que han llevado este miércoles a la playa para evitar tener que vivir esta dramática situación. No tiene familia en Granada, pero sí un buen número de amigos y amigas y los compañeros y compañeras de Stop Desahucios 15M, su "familia". "Que metan la mano en el pecho y digan si es justo que me desahucien", clamó la última víctima de los desahucios, que no cesan.
A Nati le ofrecieron como alternativa final para que no fuera desahuciada por la AVRA, dependiente de la Consejería de Fomento y Vivienda, 900 euros para que se buscara una vivienda de alquiler. Y Nati aceptó.
La noche más larga. Media docena de activistas de Stop Desahucios 15M acompañó durante toda la noche a Nati, a la espera de la llegada de los policías nacionales para ejecutar el desahucio. Horas de intranquilidad, pero también de solidaridad. Turnos para echar una cabezada por si de repente aparecía la policía. Y antes de que despuntara el alba, ya se congregaba en el portal un numeroso grupo de activistas para respaldar a Nati y tratar de evitar el desahucio. Otra injusticia máa. Espléndidamente organizados, la larga noche dio tiempo para elaborar una pancarta con el lema 'Nati se queda', que una vecina colgó de su balcón que da a la calle.
Jóvenes dentro de la vivienda y de todas las edades en el portal. Los activistas contra los desahucios viven con una extrema naturalidad su solidaridad. "Somos una gran familia, y si atacan a uno es como si nos atacaran a todos", dice una mujer a las 6.15 horas en la cocina del piso de Nati. Carlos, que ha participado en todas las reuniones de Nati con las instituciones, uno de los que permanecieron con ella toda la noche, se encoge de hombros al ser preguntado por la razón que le lleve a participar activamente en la plataforma. "Alguien tiene que hacerlo".
Mientras se sucedían las cafeteras para repartir el desayuno a la familia, numerosas visitas acudian a la vivienda para brindar su apoyo a Nati.
Antes de la 7.00 horas, la vivienda es un continuo trasiego de solidarios, con sus camisetas rojas de Stop Desahcucios 15M, dando ánimos a Nati y a los con ella pasan las horas interminables.
En el portal, entre muchos y muchas, una compañera que reconoce que es su primera presencia en un desahucio para evitarlo, aunque ya ha trabajado y lo seguirá haciendo, en los despachos y en las negociaciones con los bancos.
Antes de las 9.00 horas, ya se habían colocado, sentados, ante el portal, para evitar la entrada de la Policía y otro grupo tomaba cada peldaño de las escaleras por las que se accede a la vivienda de Nati. Feñiz, inmensamente satisfecha, porque le da más ánimos y fuerza para seguir luchando. Para que su hija, Carmen, se sienta orgullosa de ella.
Seis activistas aguardaban con Nati la llegada de la Policía, en un retén al que se sumó este periodista como sucedió al final, la suspensión del desalojo.
Esta oferta conllevaba una cantidad económica -900 euros- para que Nati, a la mayor brevedad posible, se buscara un piso de alquiler hasta que se le encontrara un piso de la Junta, en régimen de alquiler social.
Pero la cantidad fue insuficiente y Nati no pudo encontrar una vivienda, en un mercado inmobiliario que suele exigir el pago de dos mensualidades como fianza, contrato de trabajo, avalistas…y dar de alta la luz, el agua.
La vivienda es propiedad de AVRA y el lanzamiento se producía por orden del juzgado de instrucción número 3 de Granada. La denuncia -por usurpación- fue presentada, en su momento, por la madre de su expareja y por la propia Junta de Andalucía -AVRA-.
Su expareja renunció al alquiler el pasado 27 de septiembre de 2016, tal como consta en el expediente administrativo que, la propia AVRA, abrió a Nati -30 de noviembre de 2016- por el mismo motivo -usurpación-, y con el mismo objetivo: lanzamiento.
El desahucio se iba producir a pesar de que existían alternativas dentro de la ley, como aplazarlo hasta que Nati accediera a una vivienda de alquiler social de la Junta, al figurar en el puesto quinto de la lista de espera, lo que puede suceder en unos tres meses. O a la misma vivienda en la que reside, actualmente, para evitar el desarraigo.