Capítulo XVI: 'Semilla francesa'
Desde la vecina Francia, concretamente desde el antiguo Vizcondado de Bearne, ubicado en la desaparecida región de Aquitania, llegaron dos hermanos a Granada en torno a 1780, estableciéndose en el pueblecito alpujarreño de Pórtugos. Los jóvenes se llamaban Jacques y Jean Pierre Labraque.
¿Qué poderosa razón empujó a los Labraque a abandonar su solar natal de Escot, al pie del hoy coloso ciclista del Marie-Blanque, cruzando la Península Ibérica para afincarse en el sur de España, al amparo de las mágicas cumbres de Sierra Nevada?
¿Qué poderosa razón empujó a los Labraque a abandonar su solar natal de Escot, al pie del hoy coloso ciclista del Marie-Blanque, cruzando la Península Ibérica para afincarse en el sur de España, al amparo de las mágicas cumbres de Sierra Nevada?
En la Francia absolutista, como en otros reinos de la época, existía la institución del mayorazgo, por la que los hijos mayores varones heredaban todas las posesiones familiares a la muerte de los padres, pasando el resto de hermanos solteros, hombres y mujeres, a convertirse prácticamente en sirvientes del primogénito. Aquellos que no aceptaban su nuevo papel gregario se veían obligados a abandonar la casa en la que se habían criado, buscando fortuna en otra parte (el mayorazgo bearnés tenía la particularidad de que no discriminaba en función del sexo).
Es posible que, dado que ninguno de ellos era el mayor de los descendientes de Bernard Labraque (1731-1803) y Marie Lagrave-Coig (1732-1770), Jean Pierre y Jacques no admitieran la condena que la sociedad les imponía una vez falleciera su progenitor, vivito y coleando por entonces.
El caso es que los dos hermanos se asentaron en las Alpujarras poco antes del estallido de la Revolución Francesa, uno de los acontecimientos políticos que habría de modificar más radicalmente el curso de la historia. ¿En qué trabajaron los muchachos galos tras emigrar a Granada? Lo desconocemos, aunque tenemos alguna conjetura.
En enero de 1792 el menor de los hermanos, Jean Pierre (1766-?), se casó en Pórtugos con María Nieto Osorio u Ossorio (1773-?), natural de la cercana localidad de Órgiva. En el expediente matrimonial del enlace, Jacques y Jean Pierre Labraque ya figuran como Santiago y Juan Pedro Labraca. Tampoco sabemos si la castellanización de sus nombres y apellidos fue un trámite voluntario o una imposición de las autoridades españolas del momento.
Después del matrimonio, Juan Pedro y María se trasladaron al también granadino pueblo de Colomera, situado en la comarca de los Montes Orientales. En este municipio Juan Pedro dejó atrás el apellido Labraca, que siguieron conservando su hermano Santiago (que permaneció en Pórtugos) y sus descendientes, adoptando el Labrac que todavía llevamos nosotros en la actualidad
Después del matrimonio, Juan Pedro y María se trasladaron al también granadino pueblo de Colomera, situado en la comarca de los Montes Orientales. En este municipio Juan Pedro dejó atrás el apellido Labraca, que siguieron conservando su hermano Santiago (que permaneció en Pórtugos) y sus descendientes, adoptando el Labrac que todavía llevamos nosotros en la actualidad.
María Nieto y Juan Pedro Labrac fueron los padres de Santiago José Labrac Nieto, venido al mundo en Colomera el 30 de julio de 1796. Santiago fue el tatarabuelo de mi abuelo materno, Salvador Labrac López (1921-2003), y de su única hermana, mi Chacha, Concepción Labrac López (1923-2014).
La semilla francesa del apellido Labrac ha sido una sospecha constante para las últimas generaciones de nuestra familia, una hipótesis sin confirmar hasta hace unos años, cuando encontré la documentación eclesiástica que demostraba nuestras raíces galas. Tras descubrir el origen de la saga de los Labrac, publiqué una pequeña historia del apellido en Internet, permitiendo que diera conmigo el abogado y profesor universitario José Luis Labraca López, pentanieto (nieto en quinto grado) de Santiago Labraca, el hermano de Juan Pedro Labrac, cuya estirpe reside mayoritariamente en la provincia de Almería. El primo José Luis, almeriense apasionado por la genealogía y un verdadero experto en las lides de la investigación familiar, me ayudó a completar la historia de Jean Pierre Labraque, aportando el expediente matrimonial de sus esponsales con María Nieto.
En Colomera se cuenta que los primeros Labrac que llegaron a la localidad (Juan Pedro/Jean Pierre) se dedicaban a la ganadería, lo que cuadra con la posterior matriculación de otros miembros de la dinastía en la Escuela de Veterinaria de Córdoba, a fin de obtener la licencia de castrador de animales
En Colomera se cuenta que los primeros Labrac que llegaron a la localidad (Juan Pedro/Jean Pierre) se dedicaban a la ganadería, lo que cuadra con la posterior matriculación de otros miembros de la dinastía en la Escuela de Veterinaria de Córdoba, a fin de obtener la licencia de castrador de animales. Además, el oficio de capador itinerante era bastante popular entonces en la zona del Bearne, de la que procedían los hermanos, siendo común que los jóvenes se desplazaran a España para ejercer su profesión. Por lo tanto, el relato colomereño tiene visos de realidad.
No conformes con originar dos apellidos españoles distintos, Labraca y Labrac, los Labraque causaron también el nacimiento de un tercero, Labrat, surgido probablemente en La Montillana (otro enclave de los Montes), cuando el escribano de turno confundió la c de Labrac con una t.
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- Capítulo I. 'En un bar, a orillas de la acequia Gorda'
- Capítulo II: 'Aquella niña de la Quinta'
- Capítulo III: Un indiano sin palmera
- Capítulo IV: Pavesas de la guerra civil en el Carmen de los Mínimos
- Capítulo V: Entre paratas y chumberas
- Capítulo VI: 'Estampas del abuelo perdido'
- Capítulo VII: 'El crimen de una noche de verano'
- Capítulo VIII: 'Bajo la sombra del patriarca alpujarreño'
- Capítulo IX: 'Un granadino en la Quinta del Biberón'
- Capítulo X: 'Días de cine y baile en la feria de Colomera'
- Capítulo XI: La frontera de la Parrilla
- Capítulo XII: 'Mamaíta'
- Capítulo XIII: 'Escenas zaidineras'
- Capítulo XIV: 'La máscara del verdugo del Albayzín'
- Capítulo XV: 'Los Archilla que cruzaron el charco'