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'Little Simz saca fuerzas de flaqueza'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 18 de Junio de 2025
Little Simz – 'Lotus'.
Portada de 'Lotus', de Little Simz.
Discos Marcapasos.
Portada de 'Lotus', de Little Simz.

Ha transcurrido ya más de la mitad de esta década y no son pocos los medios que han hecho algún tipo de lista repasando la mejor música que ha salido en estos cinco años (y generando, ya que estamos, algo de polémica y tráfico). Pese a la esperable diversidad, hay también sospechosos habituales, discos que se repiten en todas o casi todas ellas. Si hablamos de hip hop, hay un puñado que aparecen recurrentemente: Aethiopes (2022) de billy woods, GNX (2024) de Kendrick Lamar, Melt My Eyez See Your Future (2022) de Denzel Curry, SCARING THE HOES (2023) de JPEGMAFIA y Danny Brown, CALL ME IF YOU GET LOST (2021) de Tyler, the Creator... y también, de forma destacada, el gran Sometimes I Might Be Introvert (2021), de Little Simz. La británica se coronó con un álbum extremadamente ambicioso en lo conceptual y en lo musical, con sus arreglos orquestales, sus motivos recurrentes, sus interludios temáticos y su exquisita producción, que acompañaban a la perfección las reflexiones de una de las mejores letristas de la actualidad sobre la tensión que le genera la fama, dada su natural introversión. No es aventurado predecir que el disco estará en listas de lo mejor de la década dentro de unos años, dado que incluso ha empezado a aparecer (merecidamente) en listas de los mejores discos de hip hop de la historia.

Por lo que nos cuenta en su sexto álbum, Lotus, lanzado al fin hace unos días, esta crisis creativa ha coincidido con un grave conflicto con su productor y amigo Inflo, que ha acabado con una demanda judicial en la que reclama que Inflo le devuelva casi dos millones de euros en préstamos

Por si eso fuera poco, apenas quince meses después lanzó un NO THANK YOU (2022) que pasó algo desapercibido (quizás por lanzarlo en el a menudo ignorado mes de diciembre), pero que era también excelente. Su sonido, aunque menos barroco, estaba igualmente cuidado, y su temática, si bien presentada de forma más directa y con menos florituras, era también muy clara: el cansancio por tener que lidiar con los intereses espurios en la industria musical. Lo que no sabíamos entonces era que esos intereses espurios iban a atrapar a Simbi aún más, y a golpear donde más duele. Y es que hay un motivo por el que, después de dos obras de tal calibre en tan poco tiempo, no habíamos sabido casi nada de ella en dos años y medio. Lo único que había lanzado en este tiempo era Drop 7 (2024), la séptima entrega de su saga de EPs que, aun teniendo en cuenta que se los toma más como pequeños excursos que como obras redondas, me había parecido francamente pobre. Por lo que nos cuenta en su sexto álbum, Lotus, lanzado al fin hace unos días, esta crisis creativa ha coincidido con un grave conflicto con su productor y amigo Inflo, que ha acabado con una demanda judicial en la que reclama que Inflo le devuelva casi dos millones de euros en préstamos.

De ahí la metáfora que da título al álbum: igual que una flor de loto, Simz sabe que es capaz de hacer brotar algo bello del más oscuro fango

Esta situación colorea buena parte del álbum, y se plantea de forma meridianamente clara ya en la primera canción, titulada “Thief”. Un bajo elástico, una guitarra liviana y una batería dinámica, con mucho swing, componen una base sutilmente tensa, mientras Simbi empieza a explicar su visión del conflicto (“You talk about God when you have a God complex/I think you're the one that needs saving”). Cuando llega el estribillo, sube el tono de sus invectivas: lo llama directamente “ladrón”, mientras unas cuerdas dramáticas, a lo banda sonora de película de James Bond, y unas voces inquietantes subrayan sus palabras. También se centran específicamente en este conflicto las letras de la siguiente canción, “Flood” (“Told lies, but my silence is louder/Spend 'nuff, but my finances louder”); de “Hollow” (“You told me to be wary of the sharks and then you became one”), situada en el ecuador del tracklist; y del penúltimo corte, “Lonely”, donde habla de su bloqueo compositivo y confiesa que intentó grabar cuatro discos con Inflo después de NO THANK YOU, antes de darse cuenta de que el problema era él. Llegó a pensar incluso en dejar la música y centrarse en su carrera como actriz, hasta que comprendió que era precisamente esta historia, la que la tenía obsesionada, la que tenía que contar. De ahí la metáfora que da título al álbum: igual que una flor de loto, Simz sabe que es capaz de hacer brotar algo bello del más oscuro fango.

Parece claro que la visión creativa de Simbi ha sobrevivido sin problemas a la ruptura con su compañero

Y hay que decir que no se echa en falta la mano de Inflo en la producción. Casi la totalidad de los instrumentales del disco están tocados en directo, con menos presencia de arreglos orquestales o de sonidos electrónicos, y aunque el tono general es más sombrío, la precisión y calidad de las grabaciones está a la altura de sus trabajos anteriores. Simz repite la excelente jugada de incorporar sonidos latinos (“Only” tiene algo de Cuba y algo de Brasil) o africanos (ahí están el influjo afrobeat de “Lion” o el vigor rítmico y las letras en xhosa y zulu de “Flood”, ambas con colaboraciones de su amigo Obongjayar), además de toques soul (“Free”, “Peace”, “Lotus”). También reaparece el uso imaginativo de las cuerdas, que se emplean con propósitos muy diferentes: en “Thief” dan más agresividad a sus acusaciones; en “Lotus” le dan una grandiosidad dramática al estribillo; en “Only” suenan a contratiempo para darle más dinamismo al puente; y en “Free” tienen el tinte romántico de los arreglos de Arthur Verocai en el estribillo, mientras que añaden textura tocando en pizzicato en las estrofas. E incluso encontramos una referencia al motivo coral que atravesaba Sometimes I Might Be Introvert en la outro de “Lotus”. Parece claro que la visión creativa de Simbi ha sobrevivido sin problemas a la ruptura con su compañero.

En ella, Wretch32 interpreta al hermano cantante, emocional y geográficamente distante, que se siente atrapado por la soledad del éxito, mientras que Simbi interpreta a la hermana que tiene que sostener a la familia en el vacío que ha dejado su hermano

Todo ello sin mencionar que, como es habitual en ella, la diversidad de flows es impresionante. La intensidad controlada, pero cortante que despliega en “Flood” contrasta con la fluidez relajada de “Only”. La tenacidad chulesca con que recita sus versos en la enérgica “Enough” en nada se parece a la serena gravedad con que despide el disco en la meditabunda “Blue” (“It's not the fact that you're not here/It's the way you disappeared”). En “Young”, seguramente la canción más chistosa de su carrera, imposta un acento y una dicción ridículas (quizás demasiado en algunos momentos), mientras que en las distintas fases de “Lotus” expresa tanto su rabia como su fe inquebrantable en sí misma. Su maestría es evidente en todos los registros, incluso cuando prueba a hacer una canción tan peculiar como “Blood”, que aborda de forma muy convincente las tensiones y silencios de una relación entre hermanos. En ella, Wretch32 interpreta al hermano cantante, emocional y geográficamente distante, que se siente atrapado por la soledad del éxito, mientras que Simbi interpreta a la hermana que tiene que sostener a la familia en el vacío que ha dejado su hermano. La química entre ambos en el micro es excelente, resultando en una versión más agridulce y menos incómoda de escuchar de “We Cry Together” (recordemos lo mucho que admira Simz a Kendrick Lamar).

Lo que sí es cierto es que Lotus tiene una energía mucho más apagada que sus anteriores trabajos, sobre todo conforme avanza el tracklist

Lo que sí es cierto es que Lotus tiene una energía mucho más apagada que sus anteriores trabajos, sobre todo conforme avanza el tracklist. Después de la fuerza con la que empieza el LP en sus primeros cortes, hay dos momentos en que todo se ralentiza: en la parte media, con “Peace” y “Hollow”, y en las últimas canciones, tras pasar el chute de “Lion” y “Enough”. En particular, “Peace” me parece que se pasa de tranquila, y su estructura tan repetitiva hace que al final resulte aburrida; ni siquiera las apariciones de Moses Sumney y Miraa May consiguen que remonte del todo. En cuanto al último tramo, creo que tiene sentido acabar un disco que trata cuestiones tan oscuras con ese progresivo descenso de revoluciones, pero hay momentos en que echo de menos una canción que alivie la tensión; quizás “Free”, con su energía más pausada y su letra reflexiva pero optimista, habría estado mejor situada entre el drama familiar de “Blood” y la intensa diatriba de “Lotus”. En cualquier caso, sin llegar quizás a las cotas de sus dos últimos trabajos, estamos ante una meritoria nueva entrada en una de las discografías esenciales del hip hop contemporáneo. Simbi, no dejes nunca la música: si hace falta, cada uno de tus fans podemos poner una peseta.

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com