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UNA SECCIÓN de JOAN CARLES MARCH

El suicidio: un reto social y humano desde la mirada profesional de Lola Fernández Villa. Habladurías 11+1

Ciudadanía - Joan Carles March - Domingo, 5 de Octubre de 2025
En la premiada sección del Habladurías, "11+1", sobre prevención y conducta suicida, el reconocido experto en Salud Pública Joan Carles March da voz a esta psicóloga, referencia en este estos temas, de la Asociación para la Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS).
Lola Fernández Villa, en un momento de la conversación con Joan Carles March.
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Lola Fernández Villa, en un momento de la conversación con Joan Carles March.
Hablar del suicidio nunca es sencillo. Es un tema cargado de dolor, estigmas y silencios. Sin embargo, la conversación con Lola Fernández Villa, psicóloga de la Asociación para la Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS), permite entender la dimensión real de este problema y las tareas pendientes como sociedad.

Lola recuerda que los datos oficiales son solo una aproximación: “No todo se detecta, no todo se registra”. Aunque las cifras de muertes por suicidio no han variado significativamente en los últimos años, sí percibe un cambio esperanzador: se habla más del suicidio. Para ella, ese es “el primer paso para prevenir, apoyar y avanzar”.

Lola recuerda que los datos oficiales son solo una aproximación: “No todo se detecta, no todo se registra”. Aunque las cifras de muertes por suicidio no han variado significativamente en los últimos años, sí percibe un cambio esperanzador: se habla más del suicidio. Para ella, ese es “el primer paso para prevenir, apoyar y avanzar”.

El suicidio no tiene una única cara

Durante la conversación, se exploran los distintos perfiles afectados por esta realidad.

Las muertes de adolescentes o jóvenes conmueven profundamente y tienen un gran impacto mediático, pero Lola subraya que los ancianos también son un colectivo en riesgo, muchas veces invisibilizado, marcado por la soledad, la enfermedad o la pérdida de pareja.

En los adultos, destaca una diferencia importante: las mujeres intentan suicidarse más veces, pero los hombres mueren más por suicidio, ejecutando métodos más letales.

Lola insiste en que el suicidio es multifactorial. Nunca responde a una única causa. Hay factores psicológicos, sociales, biográficos, culturales y, en ocasiones, enfermedades mentales. “La persona sufre muchísimo, no ve esperanza de recuperación y entra en un túnel del que no percibe salida”

Lola insiste en que el suicidio es multifactorial. Nunca responde a una única causa. Hay factores psicológicos, sociales, biográficos, culturales y, en ocasiones, enfermedades mentales. “La persona sufre muchísimo, no ve esperanza de recuperación y entra en un túnel del que no percibe salida”.

El estigma y la culpa: heridas que agravan el dolor

La psicóloga señala que la historia y la cultura han alimentado un fuerte estigma alrededor del suicidio. Hasta 1983, la Iglesia Católica no permitía enterrar en cementerios religiosos a las personas que morían por suicidio. “Esto no evitaba muertes, creaba estigma”, dice Lola. Ese estigma ha llevado a familias a ocultar suicidios bajo diagnósticos falsos o accidentes, y todavía hoy dificulta acompañar a los supervivientes del suicidio —los familiares que quedan atrás.

“Los familiares han hecho lo mejor que han sabido. La prevención no siempre salva. Ni los profesionales, ni los tratamientos, ni el amor garantizan evitar un suicidio”

Para estos supervivientes, la culpa es una constante: “¿Y si hubiera hecho más? ¿Y si le hubiera escuchado? ¿Y si lo hubiera acompañado?”. Es un dolor que no aparece con otras muertes y que, sumado al estigma, hace el duelo aún más complejo. Lola es tajante:

“Los familiares han hecho lo mejor que han sabido. La prevención no siempre salva. Ni los profesionales, ni los tratamientos, ni el amor garantizan evitar un suicidio”.

Diversos momentos de la reveladora conversación de Lola Fernández Villa con Joan Carles March.

Factores de riesgo y señales de alerta

Subraya la importancia de que médicos de familia, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y personal educativo estén formados para detectar y atender señales de riesgo

Hay situaciones bien identificadas como de alto riesgo:

  • Intento previo de suicidio.
  • Alta hospitalaria tras un ingreso psiquiátrico.
  • Personas que muestran hacia fuera una imagen de perfección o éxito, pero que por dentro pueden estar sufriendo intensamente.
  • Traumas infantiles no tratados, como abusos sexuales.

Lola subraya la importancia de que médicos de familia, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y personal educativo estén formados para detectar y atender señales de riesgo. Incluso expresiones como “la vida no merece la pena” deben escucharse con atención, sin alarmismo, pero sí con indagación cuidadosa y apoyo profesional.

Qué podemos hacer como sociedad

Para avanzar, Lola propone dos claves:

1. Aceptar que no sentimos igual. Así como entendemos que no todos tenemos la misma inteligencia o la misma condición física, debemos asumir que no todas las personas viven los acontecimientos con la misma intensidad emocional.

2. Escuchar sin juzgar. La empatía no es contagiarse emocionalmente ni dar consejos fáciles; es “crear un espacio seguro” para que la persona hable y se sienta escuchada.

Ella lo resume así:

“No le damos un paracetamol a cualquiera para cualquier enfermedad. Con las emociones pasa lo mismo: lo que a uno le sirve, a otro puede hacerle daño”

“No le damos un paracetamol a cualquiera para cualquier enfermedad. Con las emociones pasa lo mismo: lo que a uno le sirve, a otro puede hacerle daño”.

El trabajo colectivo también es esencial: protocolos en colegios, formación en cuerpos de seguridad, planes nacionales de prevención, y más recursos para asociaciones como AIPIS, que ofrece talleres online tanto para supervivientes como para familiares de personas en riesgo.

Conclusión: un reto compartido

Hablar de suicidio es hablar de humanidad. Implica reconocer el sufrimiento ajeno, derribar tabúes y comprender que la prevención es un camino largo, pero posible. Como sociedad, como familias, como individuos, todos podemos aportar con escucha, comprensión y recursos

Hablar de suicidio es hablar de humanidad. Implica reconocer el sufrimiento ajeno, derribar tabúes y comprender que la prevención es un camino largo, pero posible. Como sociedad, como familias, como individuos, todos podemos aportar con escucha, comprensión y recursos.

Frases destacadas para recordar:

  •  “El suicidio nunca es por una única causa; siempre es multifactorial”.
  •  “El primer paso para prevenir es poder hablar del suicidio sin tabúes”.
  •  “Los familiares lo han hecho lo mejor que han sabido; la prevención no siempre salva”.
  •  “No todas las personas sienten igual; debemos aprender a escuchar desde la diferencia”.
  •  “La empatía no es contagiarse de la emoción del otro, sino crear un espacio seguro para escuchar”.

 “La empatía no es contagiarse de la emoción del otro, sino crear un espacio seguro para escuchar”.

  • “Los adolescentes lo viven todo con mucha intensidad; los ancianos sufren soledad silenciosa. Ambos colectivos necesitan atención”.
  • “Hablar, formar, prevenir y acompañar son nuestras mejores herramientas contra el suicidio”.

Para escuchar este magnífico podcast pincha a continuación: