Artículo de Opinión, por Patri Díez
Nuestro amigo Jesús Arias
Con motivo del reciente primer aniversario de la muerte de Jesús Arias, su amiga Patri Diez este artículo dedicado al periodista, músico y creador.
La vida es rara. Uno cree que siempre está la opción de un café, él me lo decía: “Mañana te llamo y quedamos a las cuatro”. Nunca lo entendí, pero creo que lo aprendí. Que si me llamaba para vernos a las cuatro del día siguiente tuviera que volver a llamarme el mismo día de la cita. Él era así. Como cuando se enfadó e imprimió toda la correspondencia de e-mails para entregármela. Tenía el don de multiplicar la belleza. Dicen que Granada es difícil, una ciudad hermosa, pero difícil. Mi amigo Jesús le ponía nombres a las olas; escribía música, sí, y escribía reportajes, pero él sabía si una ola se llamaba Rosa o Marta, incluso Carmen. Como si la sensibilidad le perteneciera y desde la orilla entendiera la marea. Sus cuadernos estaban llenos de poesía que no sabían de horarios. Jesús era una idea. Una idea de sí mismo que destilaba generosidad como nunca antes al menos yo, en un artista, había visto. El azar de trabajar en un periódico no me dejó ver tanto regalo en las conversaciones que compartimos hasta tiempo después, cuando se hace tarde. Hoy reconozco esa dicha, a ver qué se le ocurre al tiempo. A veces veo a tus hermanos haciéndote homenajes y me recorre un frío frío por el cuerpo, cuando en sus manos veo las tuyas, y sus voces son tan como la tuya. Pero para mí tú eres Arias. Jesús. El de Omega. El de amar a las madres con yunques, astronautas y coros. Me lo enseñaste. El periodista tan fascinante, tan rico, tan contador. El amigo. El amigo. El compañero. El amigo de otros; como género, como adjetivo. Siempre. Quiero saber recordarte, el tiempo gasta, muere demasiada gente y no hubo café de las cuatro ni el mater lux que me guardabas, pero ojalá te llegue la gratitud que siento, amigo bueno, de haberte conocido. Gracias por el talento Jesús. Gracias. Arias.