La ciudad de los jardines abandonados
Hace meses que se viene observando que los jardines del centro histórico de la ciudad están abandonados. Algunos se han venido salvando debido a las lluvias. Pero la llegada del calor ha revelado con toda su crudeza el abandono a que están sometidos por parte del Ayuntamiento. Esto contrasta con el verdor y el mimo con que la Universidad y la Alhambra mantienen los espacios verdes que son de su competencia (Jardines de Fuentenueva y Severo Ochoa, y subida a la Alhambra, respectivamente).
Las plantas que necesitan agua han muerto o están moribundas, sobreviven los arbustos más resistentes. La suciedad es alarmante, han alcorques llenos de naranjas en fase de putrefacción, con latas entre los setos
Este invierno/primavera apenas han sido replantadas las pérdidas ni añadidas flores vivaces. La situación ha empeorado por no regarlos desde hace muchas semanas. Las plantas que necesitan agua han muerto o están moribundas, sobreviven los arbustos más resistentes. La suciedad es alarmante, han alcorques llenos de naranjas en fase de putrefacción, con latas entre los setos.
Los casos más llamativos de abandono son la Avenida de la Constitución, los jardines del Triunfo y los parterres de la Avenida de Andaluces que flanquean las vías del Metro. Pero tampoco se libran de la falta de agua, ausencia de poda y limpieza las zonas de setos de la Plaza de la Trinidad, Plaza de los Lobos, San Isidro, Campo del Príncipe…
Nunca hasta ahora estos jardines del centro histórico, el que más recorren los turistas y la población granadina, han presentado una estampa tan vergonzosa y deprimente
Llama mucho la atención la “avenida de floripondios muertos” en que se han convertido los maceteros colgantes de las calles Santa Escolástica y Molinos. Están dotados de un sistema de riego, pero debe hacer mucho tiempo que no ha sido puesto en marcha porque los macetones pendientes de farolas parecen mochos de fregonas secos o floripondios muertos.
Nunca hasta ahora estos jardines del centro histórico, el que más recorren los turistas y la población granadina, han presentado una estampa tan vergonzosa y deprimente.
Avenida de los floripondios secos. Desde la Plaza Isabel la Católica hasta la calle Molinos hay colgados unos cuantos maceteros que están prácticamente muertos desde el invierno. En la foto de arriba se ven cinco en el tramo de la fachada del MADOC que están reducidos a paja seca.
Bulevar de Constitución abandonado. Este año no han sido replantados los parterres de este paseo tan transitado. No están siendo regadas sus plantas, con lo cual se han secado. Tampoco han sido recortados los rosales que han florecido por las lluvias. Algunas zonas están asquerosas por las cagadas de las palomas que duermen en sus ramas. En las dos últimas, dos cerezos muertos por falta de riego en Avenida Constitución 8, y hasta la yedra desaparece tras la estatua de San Juan de la Cruz.
Setos secos y llenos de naranjas en Avenida de Andaluces. Sobran las palabras: por aquí no ha pasado un jardinero ni un barrendero hace varios meses.
Césped seco en el Triunfo. Estas zonas de los jardines del Triunfo tienen carteles en los que se explica que son césped ornamental y que hay que cuidarlo mucho. Tras varios meses sin regar y sin que llueva, ahora mismo se han muerto y se han convertido en zonas terrizas. Antes solían tumbarse los jóvenes en la hierba fresca; ahora lo más que pueden hacer es revolcarse en el terrizo.
La Plaza de San Isidro está pidiendo agua, limpieza y una cava de hierbajos.
La rotonda de Severo Ochoa está viendo morir sus plantas. La tierra está más dura que una piedra.
Los parterres de la Plaza de la Trinidad están faltos de agua, de recorte de setos y de una recogida a fondo de papeles y algunas botellas.
La Cuesta Alhacaba ve florecer hierbajos en los alcorques recién inaugurados. Otros, plantados con dos macetones, los han visto desaparecer por falta de riego. Sólo se están salvando los de la parte baja de la calle que un vecino riega a su costa. Para llorar.
Abandono en Santa Ana. A pesar de la cercanía del Pilar del Toro y su agua abundante, los dos jardincillos anejos están secándose y crecen silvestres. Los únicos que los riegan son los perroflautas que se alivian escondiéndose en su maleza.
Jardín del desierto en la Merced. Pero no todo está perdido. Un vecino de la Acera de San Ildefonso ha limpiado la maleza que crece en los alcorques frente al antiguo convento de la Merced. Los ha llenado de chinos blancos y ha colocado cactus del desierto. Unos con mejor suerte que otros, porque los vándalos ya están empezando a mutilarlos.
Y más... Naturaleza (semi) muerta en la ciudad que era de los jardines.