'Nerve Agent te hacen bailar con su punk bakala'
Cuando hace un par de meses escribí sobre el reciente disco de La Élite, hablé de cómo la frescura y la actitud gamberra del dúo ilerdense me bastaban para disfrutar como un enano escuchándolos. La simplicidad de su propuesta se convertía en virtud ante su capacidad para transmitir una energía incontenible. Y todo esto sigue siendo cierto, pero también lo es que sentía y siento que no todas las canciones del álbum me gustan, que incluso entre las que me gustan pocas me encantan; en resumen, que aunque escucharlos me ponga como una moto, la propuesta musical que hay detrás tiene sus lagunas. Pensaba que tenía que existir algún grupo que reuniese esas virtudes pero además fuera capaz de componer un LP completo de canciones redondas. Y en efecto así era, como me descubrió hace unas semanas mi amigo Ángel, aunque no son exactamente como me los esperaba.
Nerve Agent (pronunciado como se escribe, no a la inglesa: nerbe ajen) son un colectivo de Villarrobledo, Albacete, que forman parte de la nueva ola neo-bakala que encabezan los madrileños VVV [Trippin'you] y en la que también se encuadran los granadinos Plasaporros, grupo hermano de los manchegos
Nerve Agent (pronunciado como se escribe, no a la inglesa: nerbe ajen) son un colectivo de Villarrobledo, Albacete, que forman parte de la nueva ola neo-bakala que encabezan los madrileños VVV [Trippin'you] y en la que también se encuadran los granadinos Plasaporros, grupo hermano de los manchegos. Se trata de artistas que rescatan el sonido y la estética de la música electrónica de baile de los años noventa y la combinan con otros elementos; en el caso concreto de Nerve Agent, encontramos sobre todo mucho punk, toques de nu metal y toneladas de auto-tune. Si unimos a ello una actitud macarra, unas letras entre lo politizado y el costumbrismo y un sentido del humor alocado y lo metemos en una batidora, nos sale Dejad ke los niños se acerquen a Nerve Agent, su segundo LP, una auténtica montaña rusa de 43 minutos (más dos bonus tracks). Lo guay es que no parece en absoluto que hayan optado por este sonido por oportunismo; al contrario, da la impresión de que esto es simplemente lo que les mola hacer, y que son los primeros sorprendidos con el éxito que están teniendo. Y lo mejor, como anunciaba antes, es que además de ser endiabladamente divertido, el disco es una gran colección de hits disparatados y bailables.
No hay más que escuchar la primera canción, “Vandalizar y beber”, para comprender las virtudes del álbum. Unos sintes disonantes y hasta ridículos te dan la bienvenida. Luego llega la letra
No hay más que escuchar la primera canción, “Vandalizar y beber”, para comprender las virtudes del álbum. Unos sintes disonantes y hasta ridículos te dan la bienvenida. Luego llega la letra. El mensaje no podía ser más sencillo: da igual el cansancio tras días sin dormir, lo que importa es que has quedado con tus amigxs a liarla. Después los gritos de Rodol te ponen a tono, y para cuando Patri entona el estribillo, el ritmo te ha atrapado y empiezas a moverte. Entonces llega ese crescendo anfetamínico mientras Rodol grita “¡vamos a reventar todo!” y ya estás más que dispuesto a acompañar al grupo en sus actos vandálicos. La producción retro, con sonidos aparentemente cutres convertidos en ganchos irresistibles, atraviesa todo el disco; en muchos momentos, se le une el uso de guitarras punk, a menudo con muchos efectos. Pero lo más importante es que el carisma de Rodol, Patri, Artur y Carlos conquista de inmediato.
El grupo no deja ni media oportunidad al aburrimiento, con canciones con múltiples fases, combinaciones de sonidos muy llamativas
Ya sea con letras absurdistas (“me v'ia hacer un abrigo con la piel de la polla/porque vaya huevos tengo pa' aguantar paranoias”, en “Hoy estoy feliz”), traviesas (“los niños se acercan a Nerve Agent/les damos explosivos, se vuelven salvajes”, en “LNSANA”) o de gran carga política (“y los ricos también lloran/pero que se jodan”), prácticamente todas las canciones tienen algún gancho mítico que se te graba de inmediato en el cerebelo. Además, sus vocalistas se pasan el testigo con gracia y se complementan bien, como en la muy explícita “Pa follar”. El grupo no deja ni media oportunidad al aburrimiento, con canciones con múltiples fases, combinaciones de sonidos muy llamativas (ojo al final reggaetonero de “Arriba la golfería” o al inicio y el estribillo nu metal de “Huele a podrío”) y momentos icónicos a espuertas. Quizás el mejor de ellos sea “Una tarde bonita”, un perfecto pildorazo electro-punk de un minuto y cuarenta segundos sobre robar en el supermercado.
Buena parte de la cantera de músicos que están en la misma onda de revival del maquineo se dan cita en este disco que parece destinado a marcar un antes y después en la escena
Con esa canción además empieza el desfile de colaboraciones con otros artistas de la misma cuerda: Robzzz, Killmiya y Cristina Aspirina de Plasaporros en “Una tarde bonita”, “Agustismo” y “5 estrellas”, respectivamente, Hofe de los navarros Chill Mafia en “Ya es tarde”, las sevillanas kievra en “Modo demonio”... Buena parte de la cantera de músicos que están en la misma onda de revival del maquineo se dan cita en este disco que parece destinado a marcar un antes y después en la escena. Porque a pesar de que “Jugándome la vida” quizás sea un poco inferior al resto de temas (¡qué mal suena la batería!), Dejad ke los niños se acerquen a Nerve Agent es, en efecto, un álbum redondo, un torbellino que te agarra y no te suelta ni un segundo. Cómo no sumarse a cantar con ellos en “Gilipollas”, dedicada a los trolls de extrema derecha: gritar insultos merecidos con melodías adictivas mientras suena una ruidosa base de hardcore es la descarga de adrenalina que no sabías que necesitabas. Si además puedes verlos en directo, no pierdas la oportunidad: su concierto del 18 de marzo en la sala El Tren fue brutal. Acercaos, acercaos, niños, que Nerve Agent traen mierda de la buena.
Puntuación: 8.5/10