Sierra Nevada, Ahora y siempre.

'Mucho ruido y pocas nueces'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 1 de Septiembre de 2022
Imagen de una de las manifestaciones contra la manada de Pamplona.
Imagen de una de las manifestaciones contra la manada de Pamplona.

El Congreso de los Diputados ha dado su aprobación definitiva a la Ley de garantía integral de la libertad sexual, conocida como Ley del sí es sí, con un texto que, según algunas expertas juristas, poco cambia la situación que viven las mujeres víctimas de violencia sexual e, incluso, ha rebajado las penas por violación que antes estaban comprendidas entre los seis y los doce años y ahora se sitúan entre los cuatro y los diez. Al parecer, el abogado de algunos violadores de La Manada de Pamplona está estudiando la nueva ley porque podría ayudarle a rebajar las penas de sus condenados.

Las muestras de júbilo expresadas por la ministra de Igualdad, Irene Montero, que ha calificado su aprobación como una “victoria” por los “muchos años de lucha del movimiento feminista” se ha olvidado de que las integrantes de este activismo por los derechos de las mujeres no han celebrado nada

Las muestras de júbilo expresadas por la ministra de Igualdad, Irene Montero, que ha calificado su aprobación como una “victoria” por los “muchos años de lucha del movimiento feminista” se ha olvidado de que las integrantes de este activismo por los derechos de las mujeres no han celebrado nada. Las serpentinas y el confeti han sido lanzados por las de los ‘feminismos varios”. El motivo no es otro que el empeño por travestir de éxito todo lo que sale de su ministerio cuando, lo cierto, es que no está aportando nada a la lucha real de las mujeres. Esta ley nace completamente descafeinada porque es necesario recordar que reconoce como violación las relaciones sexuales sin consentimiento pero deja fuera a las mujeres y niñas en situación de prostitución, justamente las que son violadas una media de diez veces al día.

Recordemos que el pasado 18 de mayo el PSOE retiró la enmienda a esta ley en la que se penalizaba la prostitución, ante las amenazas de Unidas Podemos. Es decir, todas tenemos que dar nuestro consentimiento a una relación sexual menos las mujeres prostituidas

Recordemos que el pasado 18 de mayo el PSOE retiró la enmienda a esta ley en la que se penalizaba la prostitución, ante las amenazas de Unidas Podemos. Es decir, todas tenemos que dar nuestro consentimiento a una relación sexual menos las mujeres prostituidas. Montero ha declarado, ufana, que, al fin, en este país, se reconoce por ley que el consentimiento es lo que tiene que estar en el centro de todas las relaciones sexuales”. Menos para las entre 45.000 y 300.000 mujeres violadas todos los días, de manera reiterada, en este país. Lo que sí hay que reconocer a la ministra es su coherencia en este asunto porque, según su partido, la prostitución es un trabajo como otro cualquiera por lo que ¿acaso es necesario protegerlas? ¿Tiene sentido preguntar a las miles de mujeres que llenan las calles de los polígonos industriales cada día si consienten ser violadas, agredidas, vejadas y humilladas una y otra vez por unos cuantos euros? ¿Para qué si ese es su trabajo?  Los derechos humanos que tanto reclaman desde el ministerio para todas, todos y ‘todes’ no son para ellas.

El Código Penal de 1822 (hace 200 años) ya consideraba delito lo actos sexuales no consentidos y, el hasta hoy vigente Código Penal de 1995, castiga en su artículo 181 la ejecución de cualquier acto sexual sin consentimiento

Aunque esta ley introduce sólo algunos cambios –se reconoce el delito en el ámbito de la pareja, que se realice con autoridad, que se utilice la sumisión química (drogar a la víctima constituye un agravante)- las alharacas de la ministra hay que situarlas en su punto justo. El Código Penal de 1822 (hace 200 años) ya consideraba delito lo actos sexuales no consentidos y, el hasta hoy vigente Código Penal de 1995, castiga en su artículo 181 la ejecución de cualquier acto sexual sin consentimiento. Un cambio de redacción, unas declaraciones triunfantes y muchos titulares con inexactitudes y ¡Voilà! España a la vanguardia del mundo.

Lo de la insatisfacción manifiesta por la calidad de la intimidad no lo he escuchado, hasta el momento, entre la lista de barbaridades que he leído estos días

Sin embargo, poco tiempo ha hecho falta para que algunos hombres pongan el grito en el cielo y hagan alarde de su escasa materia gris quejándose de que van a tener que firmar un contrato para relacionarse íntimamente con alguna mujer por si esta, en un alarde de cálculo perfecto, inquina, arrepentimiento infinito o profunda maldad aprovecha la ocasión para denunciarles y conseguir que den con sus huesos en la cárcel. Lo de la insatisfacción manifiesta por la calidad de la intimidad no lo he escuchado, hasta el momento, entre la lista de barbaridades que he leído estos días. Algunos, que deben tener mucho tiempo libre, hasta han diseñado formularios con el logotipo del Gobierno como modelos de acuerdos entre partes antes de mantener la relación.

Hay que reírse porque, contestar a este nivel de estulticia es sólo una pérdida de tiempo. Parece que están algo escocidos con esta ley y sólo cabe preguntarse qué clase de relaciones han tenido hasta ahora porque, a tenor de lo que dicen, parece que hubieran estado violando mujeres toda la vida o que sus relaciones nunca hayan sido de mutuo acuerdo. A estos especímenes, más abundantes de lo que nos parece porque nunca están en peligro de extinción, sólo podemos hacerles algunas recomendaciones. La primera, dejen de ver tanta pornografía. La segunda, traten a todos los seres humanos con respeto. La tercera, edúquense en la igualdad y eduquen a sus hijos en estos principios tan saludables.  Y la cuarta y más  importante, las relaciones sexuales son un acuerdo entre sus protagonistas donde el deseo es la piedra angular. Es fácil. Si te dicen no, para, no te desean.

 

 

 

 

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.