Según informa el Gobierno andaluz en una nota, las actuaciones, que contemplan trabajos preventivos y de contención de plagas, contarán con un presupuesto de tres millones de euros --a financiar mediante el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural-- y tendrán un plazo máximo de ejecución hasta noviembre de 2018.
Estos trabajos recogen las directrices marcadas por el Grupo de Trabajo, creado en octubre de 2016 para la elaboración de un plan de acción encaminado a evitar el decaimiento de las repoblaciones de pinar en Andalucía, en el que participan técnicos de la consejería y científicos de las universidades de Granada y Córdoba.
Entre las tareas identificadas como prioritarias se encuentran las de examinar los distintos factores ambientales y selvícolas que han provocado en este espacio natural la mortandad de pinos negrales o resineros (Pinus pinaster), así como determinar las causas que han ocasionado la explosión poblacional de la cochinilla 'Matsucoccus feytadui', un insecto que está actuando como desencadenante final de la muerte de los pinos.
Cabe destacar que el estado de debilidad del arbolado facilita la actuación de perforadores (escolitidos) y de otras posibles plagas y enfermedades (cóccidos, pulgones, etcétera). Esta situación de desequilibrio de las poblaciones de insectos que pueden desencadenar la muerte del arbolado (cochinilla y perforadores principalmente) es preocupante debido a que su extensión sobre la masa de pinar que todavía no muestra síntomas de decaimiento grave puede aumentar considerablemente el área afectada.
La superficie afectada por la mortandad de pinos negrales o resineros en el Parque Natural Sierra de Baza, una 2.000 hectáreas, se corresponde a las repoblaciones realizadas en las décadas de los años sesenta para generar una cubierta protectora frente a la erosión de un entorno frágil que había sido objeto de un uso intensivo con anterioridad.
Entre los factores que han podido provocar este decaimiento forestal destacan la incidencia de agentes biológicos nocivos o la falta de adaptación de las especies de pinos en algunas localidades a causa de la modificación del patrón climático --desencadenante del proceso--, con un aumento de la temperatura media desde la época en la que se repoblaron los pinos de 1,5 grados y una disminución de las precipitaciones estivales.
Este fenómeno, que también se está produciendo en otras partes del mundo, se inició en este espacio natural durante los años 2014 y 2015 con el debilitamiento de pies dispersos y la muerte de algunos ejemplares aislados, siendo a finales de mayo de 2016 cuando se produjo una mortandad masiva y súbita sobre una gran superficie de pinar en el término municipal de Caniles, en concreto en el Collado de los Frailes.