'¿De qué color es mi mariposa?’, un cuento inclusivo y terapéutico para niños adoptados

Implicados - P. Robles - Domingo, 18 de Septiembre de 2016
Cada niño que nace, en cualquier lugar de mundo, está unido a sus papás, a las personas que lo querrán para siempre, biológicos o no, por un cordón rojo infinito. El ‘abuelo de la luna’ anuda en el tobillo de cada niño un hilo mágico de un rojo intenso, que marca el camino hasta ese lugar en que lo esperan sus papás para siempre. En muchos casos, no serán los papás biológicos, pero eso es seguramente lo que menos importa. Cuando la mariposa que acompaña a estos niños revolea ansiosa sus alas, el hilo rojo brilla con más intensidad. Se prepara el gran encuentro, y los corazones palpitan con fuerza…
De izquierda a derecha, Iratxe Serrano, José Manuel Morell, María Martín Titos y Mercedes Moya Herrero.
Raquel Marín
De izquierda a derecha, Iratxe Serrano, José Manuel Morell, María Martín Titos y Mercedes Moya Herrero.

Ayer sábado, en el Centro de Formación de Aldeas Infantiles, SOS España, recientemente galardonada con el Princesa de Asturias a la Concordia, tuvo lugar la presentación de “¿De qué color es mi mariposa?”, un cuento para ayudar a los niños adoptados a comprender y explicar su situación a otros niños y a la sociedad.

Escrito por María Martín Titos y Mercedes Moya Herrero, dos mariposas del corazón -como se hacen llamar estas mamás adoptivas- e ilustrado por María José Sánchez Megía, ‘¿De qué color es mi mariposa? trata de ofrecer a los niños, las herramientas adecuadas para que puedan afrontar preguntas y situaciones incómodas por su particular situación.

“Todo lo que se sale de la norma suscita curiosidad”, afirma María Martín. “Pasa en el cole, en el parque… En cualquier lugar”. La reacción de los niños cuando conocen la historia de Valentina –la protagonista de este cuento- experimentan una empatía sincera. Los niños adoptados, por su parte, encuentran en Valentina un espejo en el que mirarse y sienten un profundo consuelo, explican las autoras.

María Martín Titos y Mercedes Moya Herrero, autoras del libro. Raquel Marín

“Nuestro objetivo es que la historia de Valentina y su mariposa Monarca llegue a cualquier lugar donde sea necesario, donde haya un solo niño que necesite respuestas y estrategias para narrar su historia y hacerlo, sobre todo, de una forma natural.”  El cuento permite a los papás adoptivos adentrarse en el mundo de los niños, para ofrecerles una perspectiva y una forma espontánea de entender y difundir el amplio concepto de la diversidad, con respuestas que se adecúen a su edad, pero sin tapujos, explican.

Es también un cuento y una herramienta básica para los docentes, que tampoco suelen contar con mecanismos suficientes y adecuados para abordar una realidad que es cada vez más cotidiana en las aulas.

“Cada niño adoptado viene ya con una muy difícil historia en su espalda; como lo es la de los padres adoptivos, con historias de frustración, tratamientos de fertilidad que no llegaron a buen puerto…”

“Cuando los niños llegan a esta nueva vida, por confortable que sea, requieren la colaboración de la familia, la sociedad y la escuela, para trabajar la diversidad y la asertividad, ante lo que seguramente no es más que falta de información.”

“Las familias adoptivas también requerimos atención y apoyo porque nos sentimos muy solos en esta tarea que es de todos. Los padres adoptivos tenemos una función reparadora añadida, una labor terapéutica, una responsabilidad hacia nuestros niños. En ocasiones, el amor no es suficiente para sanar las heridas…” María Martín y Mercedes Moya lo tienen claro, queda mucho camino por recorrer. “La adopción no es lo que nos cuentan y hay que romper ese mutismo. La realidad de la adopción es otra y tiene que ser contada desde el minuto cero.”

También lo tiene claro Iratxe Serrano, presidenta de la Voz de los Adoptados, que reclama más atención para el adoptado. “Ser adoptado no es fácil, es una faena. ¿Se hacen cargo de lo duro que es para un niño asimilar que sus papás no son sus papás de verdad? Asimilar la palabra ‘abandono’ es realmente difícil. Aunque no sea un abandono ‘objetivo’. Comprender que el papel de la familia es tan importante… y asimilar que si una madre biológica es capaz de separarse, cualquiera, en cualquier momento, puede volver a hacerlo. Y eso es ni más ni menos que lo que sentimos la mayoría de las personas adoptadas.” “La familia, la escuela y la sociedad tiene la obligación de validar las emociones de las personas adoptadas; ahí radica la verdadera clave de la empatía.”

Ha sido un acto especial, en el que niños, papás y diferentes representantes de instituciones y asociaciones comprometidas con la infancia en todas sus vertientes, y con la adopción, han tenido ocasión de conocer la historia de Valentina y de otros tantos niños y niñas especiales, que requieren ‘palabras’ para narrar la aventura de sus vidas.