Granada ha vuelto a demostrar que es una tierra solidaria por una causa justa. Y en la piel nos ha calado la población de Ucrania, asediada por las tropas rusas.

Con un nudo en la garganta, media docena de ucranianos se afanan por recoger el incesante goteo que llega al salón de la Parroquia Ángel Custodio del Zaidín que llevan alimentos y fármacos para sus compatriotas refugiados en Polonia

Con un nudo en la garganta, media docena de ucranianos se afanan por recoger el incesante goteo que llega al salón de la Parroquia Ángel Custodio del Zaidín que llevan alimentos y fármacos para sus compatriotas refugiados en Polonia.

No esperaban semejante respuesta de solidaridad, para una comunidad que apenas sobrepasa el medio millar censado en toda la provincia, la mitad, en la capital granadina, empleada, sobre todo, en el servicio doméstico, la construcción o tareas agrícolas.

A un ritmo frenético preparan minuciosamente cajas, ordenadas, según lo que contienen, mientras una fila se forma a las puertas, con bolsas para dar. Hay una familia musulmana, con mujeres y niños pequeños, que llevan “lo que pueden”. No hace que digan que su generosidad rivalida con sus necesidades, pero se impone la solidaridad, “por una gente que lo necesita”.

1.jpg

4.jpg

5.jpg

Una joven, Marta, lleva una bolsa con compresas y productos para bebés, a la que “se le parte el corazón de pensar en el drama que sufren”. Lleva un bebé en un carrito, al que acaricia, y recibe, a distancia, la sonrisa de una de las ucranianas, que da las gracias a todo y toda que llega.

En un momento, uno recibe una llamada. Es desde Ucrania, y se hace un silencio profundo. Cuando cuelga, se dirige a los suyos, con gesto serio. Algunos bajan la cabeza, pero siguen ordenando. Explica, luego, que llevan allí “dos días terribles”. Parece que llora sin lágrimas, pero sigue a la tarea

Otra chica acompaña a su abuelo invidente con productos imperecederos. Se lo lleva pidiendo desde el sábado, y esta tarde soleada de martes, lo ha recogido, tras días nublosos y de frío, han pasado por un supermercado cercano y han llegado hasta la Parroquia, en su primera visita a la iglesia del Zaidín.

En un momento, uno recibe una llamada. Es desde Ucrania, y se hace un silencio profundo. Cuando cuelga, se dirige a los suyos, con gesto serio. Algunos bajan la cabeza, pero siguen ordenando. Explica, luego, que llevan allí “dos días terribles”. Parece que llora sin lágrimas, pero sigue a la tarea.

Alimentos, fármacos y productos de higiene personal

Con cierta pena, nos indica, luego, que no necesitan ropa, que lo más necesario son alimentos y medicinas y duda hasta en qué orden, y productos de higiene personal. “Y para los niños y bebés”, agrega.

Sobre los fármacos, puntualiza que la medicación básica y accesibles. Y cita; Betadine, Mercromina, agua oxigenada, vendas, gasas, parectamol, Omeoprazol, amoxicilina…

Y entre los alimentos, los que puedan durar: conservas, pasta, legumbre, y a ser posible en latas antes que en cristal, sopas…. Y para la higiene, pañales, esponjas jabonadas, pañuelos húmedos…

Todo se apila y se registra. Para el transporte a Polonia, cuentan con la colaboración de Guardias Civiles Solidarios.

En pocos días han superado las dos toneladas de productos, lo que ha hecho necesario crear desde Granada una zona propia de envío.

7.jpg

Junto a la parroquia, hay otros puntos en la capital granadina, como el Hostal Costa Azul, en la calle Rosario, 5; el Retiro Taberna, en Piedra Santa, 19; en Café Bar Casanova, en Carrera de la Virgen, y en la farmacia Arganium-Farma, en Camino de Ronda, 46.

Gracias, te dan de antemano.