─ Leo que reorganizó Deluxe para unas noches ¿y eso? ¡Incluso hizo autodoblete!

"Es curioso ponerse en dos roles, en el de ahora y en el de atrás. Pero ambos son caminos de mi vida a los que puedo volver"

─ Es algo que surgió en la pandemia. Hicimos un video tras doce años sin tocar juntos. Con Deluxe tuve muy buena relación, y después de hacer muchas cenas decidimos hacer algo puntualmente, porque es divertido y entrañable, y que tiene que ver con el pasado. Ellos van por un lado, yo también estoy en otro lugar, pero ha sido bonito hacerlo. Lo del doblete fue muy curioso, porque un día lo haces con una cabeza y al día siguiente con otra (sonrisas), ¡que es la misma! Es curioso ponerse en dos roles, en el de ahora y en el de atrás. Pero ambos son caminos de mi vida a los que puedo volver.

─ Periódicamente vuelvo a algunas canciones suyas de hace 10 años. Coincido en todo con Javier Becerra en su libro ‘Atlántico’. Y siguen frescas y vivarachas, al menos para mí como oyente… ¿No sé si para usted también?

─ Para mí también; pero no tanto como las nuevas. Hay que reconocer que no solo influye el tiempo, sino que las tocaste muchas veces.  Algunas aguantan mejor el tiempo que otras que me daría más pereza recuperar, pero me llevo muy bien con mi pasado y convivimos bien. Si alguna canción me cansa, la dejo descansar y recupera su ilusión con cierta rapidez…Otras las dejo en el cajón y no vuelven…

"Es una trilogía bañada por los ritmos sudamericanos que, de alguna manera, siguen estando conmigo, pero ha una clara conexión entre los tres, con canciones que podían ser intercambiables"

─ Usted vivía en el barrio bonaerense de Caballito ¿Qué encontró en Argentina e Hispanomérica durante esos años?

─ Cambiar de continente, de mundo, y eso afecta, te refresca… También te acojona, pero te da una libertad brutal. Te quita todos los ojos de alrededor y me permitió empezar una vida nueva. En Argentina encontré mucha variedad musical y a mucha gente que hacia cosas pequeñas y muy interesantes, con mucha energía y amor. Y conocía más el Caribe por mi familia, pero descubrí otra mentalidad, más europea y fue muy interesante y enriquecedor, podría hablar horas.

─ ‘Atlántico’ (2012), ‘Paramales’ (2015) y ‘Sueños y pan’ (2017), no sé si se pensaron como trilogía, pero comparten muchos parámetros…

─ Sí, y no fue pensado como tal, pero han funcionado así, porque fueron discos que marcaron mi nueva etapa, definieron al Xoel ‘posteluxe’. Es una trilogía bañada por los ritmos sudamericanos que, de alguna manera, siguen estando conmigo, pero ha una clara conexión entre los tres, con canciones que podían ser intercambiables.

─ Ahora ha trabajado con ‘terceros’, en las letras y la producción ¿no hay nada como delegar responsabilidades?

"Lo que más me gusta es hacer lo mío, pero ocasionalmente me gusta trabajar con otra gente. Te oxigena, aprendes y son pequeñas pruebas que te pones, es bonito e interesante. De vez en cuando lo haría de nuevo, todo tiene su lugar, pero lo que más me llena es hacer yo mismo mi repertorio"

─ Lo que más me gusta es hacer lo mío, pero ocasionalmente me gusta trabajar con otra gente. Te oxigena, aprendes y son pequeñas pruebas que te pones, es bonito e interesante. De vez en cuando lo haría de nuevo, todo tiene su lugar, pero lo que más me llena es hacer yo mismo mi repertorio.  

─ ¿Se esperaba hacer música para series ¡y ser la música de campañas institucionales!?

─ ¿Por qué no? No lo busqué, me llamaron. Cuando apareció ese canal lo he celebrado como una suerte, porque para artistas como yo, lejanos a las grandes campañas, cualquier ayuda es buena para promocionar tu música. En mi caso han sido canciones que yo ya tenía. Las eligen, si me parece bien el destino acepto, si no lo hago. Y agradecido estoy.  

─ Hace poco en una mesa redonda, Antonio Arias decía que en el sonido actual se habían proscrito las guitarras eléctricas… ¡Usted lo ha hecho también!

"Las guitarras llevo tiempo sin tocarlas, pero, ya digo, las estoy recuperando"

─ Bueno, (sonrisas), si te digo la verdad estoy recuperándola ahora. No categorizo, porque lo que dices hoy dentro de dos años ya no vale (risas). hablando de lo que es estética, todo es cíclico en la vida, y relativizo mucho. Las guitarras llevo tiempo sin tocarlas, pero, ya digo, las estoy recuperando.  

─ Viene a un festival gratuito en un gran espacio, también le hemos visto en muchos macros festivales… Pero a mí sus intenciones me llegan en sitios más cercanos ¿no sé si estará de acuerdo?

"Llevo toda la vida cantando en diferentes contextos y creo que encontrado mi sitio en cada uno de ellos"

─ Llevo toda la vida cantando en diferentes contextos y creo que encontrado mi sitio en cada uno de ellos. Entiendo que tengo roles diferentes y que a la gente le puede gustar más uno que otro. Personalmente necesito todos los formatos. Es como comparar una cena con un vino a una fiesta con un gintonic, las dos son válidas, necesarias y complementarias.

─ Aunque canciones como ‘Tigre de Bengala’, vertiginosa y tan de aires senegaleses/trinitarios… ¡es pura fiesta del día de la tribu!

─ Sí, siempre apuesto por caminos distintos y no es tan fácil; trato adaptar mi repertorio de los conciertos grandes a eso, y en sitios pequeños busco la guitarra acústica para situaciones más íntimas. A día de hoy puedo elegir mi paleta de colores para poder pintar según qué y según dónde, y lo hago. Me da más vidilla cambiar de rol y en un proyecto, son diferentes caras que me resultan hacer todo más divertido.   

─ Ha pasado ya el suficiente tiempo desde ‘el Rayo’… Le toca tener algo entre manos ¿para cuándo?

─ Lo estoy haciendo, pero estoy siendo muy exigente y tardando un poco más de lo habitual. Estoy trabajando sobre quince temas nuevos y lo tendré listo para finales de año, sin fecha exacta, porque estoy dándole muchas vueltas. A finales de año seguro, y el año que viene haremos gira con el disco nuevo, eso seguro…