Maui de Utrera: "Granada me bautizó como artista, me regaló amistades y una manera de entender la belleza"

Maui (Ramírez) fue una de las últimas apuestas que ganó la atención del productor Mario Pacheco, responsable que fuera de la mítica etiqueta Nuevos Medios. La antigua componente del Puchero del Hortelano y Los Sirénidos ahora nada sola, ha tenido como madrina a la gran Martirio y de la misma manera que ella, aporta frescor, naturalidad, originalidad y talento a la canción pasada por el flamenco, la copla y el jazz. Maui regresa a Granada, donde diseñó su personaje y se inició en esto de la música popular, estrenando la serie ‘Domingos de Vermú y potaje’ en la sala Prince (13.00 horas, ¡a la hora del aperitivo!) el domingo con Toni Moreno de invitado.
─ Ya es Maui ‘de Utrera’… ¡Ha añadido la denominación de origen!
Mi Utrera es un collage de contrastes maravillosos y me gusta llevar sus hechuras por los escenarios del mundo
─ Nacer en Utrera no es cualquier cosita… Lleva implícito un sello de autenticidad y flamencura que supone una responsabilidad importante. Mi Utrera es un collage de contrastes maravillosos que armonizan en la cotidianidad de sus gentes…yo solo soy parte de su paisaje artístico actual, y me gusta llevar sus hechuras por los escenarios del mundo.
─ Para los que no lo sepan, ¡usted es medio ‘Centella’ y un cuarto de Bambino!
─ ¡Casi ná! He ahí el contraste del que te hablaba… Soy ‘cuchichí’, mi padre gitano rockero y mi madre paya sembrá, he vivido el flamenco en casa, en la calle, en campos y en cocheras, en comuniones y bodas de tres días, el compás y esa forma de convivir con el duende son naturales en mi persona. Ser familia del genio Bambino y ver como tu padre le toca la guitarra en casa, es una master class que no he recibido en el Conservatorio.
─ Sin embargo Maui se hizo Maui en Granada… ¿Cómo nos recuerda?
─ Fui a Granada a estudiar y me quedé 12 años… Me embrujó su belleza, nos prometimos amor y aquí estamos, en nuestro “para siempre”. Caminar por las calles del Albaicín con una libreta en la mano es una experiencia telúrica. Mis primeras canciones nacieron ahí; Granada me bautizó como artista y no solo guardo recuerdos de sus rincones, me regaló amistades que perduran en el tiempo y una manera de entender la belleza, de mirar la vida.
─ Fue ‘puchera’ en su momento ¿sigue a Arco?
El Puchero del Hortelano fue mi mejor escuela, con ellos empecé a experimentar el gusanillo de subir a los escenarios con todas sus aventuras y desventuras
─ El Puchero del Hortelano fue mi mejor escuela, con ellos empecé a experimentar el gusanillo de subir a los escenarios con todas sus aventuras y desventuras. Sé que Arco continúa sus andanzas en solitario, me da mucha alegría, y con el resto del grupo tengo un contacto cercano, sobre todo con Pablo Fernández (el bajista) con el que sigo escribiendo de vez en cuando alguna canción.
─ Veo muchas fotos y ya no… ¿qué fue de la Maui violonchelista?
─ Mi chelo sigue acompañándome, sigo jugando con él y descubriéndolo cada día, lo incluyo en los discos y también en mis directos, no sé vivir sin él Lo nuestro fue un flechazo que también ocurrió en Granada.
─ ¿O no se puede tocar con su florido atrezzo?
─ (risas) Bueno, no es fácil tocar el chelo siendo Maui, pero ya sabes que lo fácil me aburre y me encantan las redobles de tambores y… ¡Tachan! Lo sorprendente es que tengo la suerte de caer siempre de pie. El personaje de Maui revoluciona mi persona, y siempre tiene algo nuevo que enseñarme…Lo increíble es ese juego con el duende, ese “qué se yo” no domesticable, consigue que una se tire al vacío sin más red que la del ingenio vivo.
─ Por lo que veo sigue siendo dándole cuerda a su mitad más teatral…
Siempre he tenido un pie en las artes escénicas, y con los años he ido desarrollándolo más y más
─ Siempre he tenido un pie en las artes escénicas, y con los años he ido desarrollándolo más y más. No concibo mi proyecto sin el teatro, me gusta contar historias, no solo cantarlas, y me divierte jugar con libertad usando todas las herramientas que puedan ayudar a la canción a entrar en el corazón del público.
─ ¿Sigue identificándose con aquello que le dijeron: 'la Lady Gaga del flamenco’?
─ Aquello fue un titular que leímos en un periódico en Santiago de Chile, me hizo mucha gracia. En general las etiquetas que me ponen son bastante surrealistas, y siento que después de veinte años sobre los escenarios no logró identificarme con ninguna.
─Viene con un espectáculo ya de lago recorrido, sus ‘Domingos de vermú y potaje’… Cuente, cuente…
Cocino un potaje en el escenario y después el público se lo come, esa sería la explicación corta, pero hay mucho más
─ ‘Domingos de vermú y potaje’ no es un concierto, ni una obra de teatro, es una experiencia y es bastante inexplicable, solo es vivible. Cocino un potaje en el escenario y después el público se lo come, esa sería la explicación corta, pero hay mucho más. Tú no sales del teatro habiendo alimentado sólo la barriga, también el alma. Hay una historia muy especial detrás de este espectáculo orgánico, es una historia real, de mi infancia y me hace muy feliz llevarla a las tablas. Llevamos seis años con este espectáculo en cartel, hemos viajado con la olla desde Madrid hasta Miami, y por nuestra cocina escénica han pasado artistas maravillosos, desde Vanesa Martin a Tomasito, Kiko Veneno o Antonio Carmona… El próximo domingo en Granada nos acompañará mi admirado Toni de Eskorzo.
─ Por cierto, es un debate doméstico ¿el potaje andaluz lleva chorizo o no?
─ El andaluz no lo sé, pero el Potaje gitano de Utrera sin duda no es vegano Hay tantos tipos de Potaje como rincones en el sur, el potaje que yo homenajeo es el plato de los gitanos de mi tierra, es humilde, muy sabroso y además de choricito lleva su ingrediente secreto… ¡No haré spoiler!.
─ Desde que emigró no estamos tan al día suyo ¿qué esperamos en breve de Maui?
─ Estoy trabajando en mi sexto disco con la misma ilusión que el primer día, podré compartirlo con ustedes a finales de año. También estoy girando con ‘Puerto Alegría’, mi primera obra de teatro, en la que cuento todo lo que se ve, el fuera de foco de esta emocionante profesión que es la música. Por lo demás, sigo siendo la misma aprendiz que aquella jovenzuela que recorría las calles del Albaicín.