FRANCISCO GIMÉNEZ ARÉVALO (1843-1924), ARQUITECTO

El maestro de obras que modernizó Granada

Cultura - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 28 de Octubre de 2018
Homenaje para rescatarlo del olvido a Francisco Giménez Arévalo, uno de los hombres que materializaron la modernidad arquitectónica de Granada, con un excepcional reportaje del investigador Gabriel Pozo Felguera, que repasa sus principales obras y las técnicas que introdujo. Una nueva entrega para conocer más de Granada y su provincia. No te lo pierdas.
Retrato de Giménez Arévalo a principios del siglo XX.
Archivo M.G.Y.
Retrato de Giménez Arévalo a principios del siglo XX.
  • Entre 1871 y 1917, fue el arquitecto que levantó más edificios en la capital y provincia, además de trazar la Gran Vía de Colón

  • Introdujo nuevas técnicas constructivas a base de hormigón armado, estructuras metálicas y ladrillo prensado

Resulta imposible pasear por Granada y varios pueblos de la provincia sin toparse con alguno de los edificios, fábricas o acequias diseñados y construidos por Francisco Giménez Arévalo. Poseía el título de Maestro de Obras, aunque en la práctica actuó como el arquitecto/empresario más prolífico del último tercio del siglo XIX y dos primeras décadas del XX en Granada. Fue el constructor más destacado del periodo modernista local. Su actividad no sólo se centró en la construcción, también estuvo detrás de iniciativas empresariales de gran calado: puso la primera fábrica de alcohol de España, promovió ingenios azucareros y estuvo detrás de la red de tranvías comarcales. Pero su actividad más importante fue el trazado de la Gran Vía, donde también levantó varios edificios para clientes y para él mismo. Resulta una figura interesantísima de la Historia contemporánea, no suficientemente reconocida por su ciudad natal. Casi un tercio de los edificios que construyó ya se los han   llevado la piqueta o la ruina.

Hay edificios muy señeros de Granada que forman parte de la arquitectura moderna de la ciudad salidos del estudio de Francisco Giménez Arévalo: el Palacio de los Patos de la calle Recogidas, las Hermanitas de los Pobres (hoy reconvertido en Centro Cultural Gran Capitán), el edificio Cortefiel (inicialmente Hotel Colón), las iglesias de Gabia y Quéntar, las escuelas de las Vistillas, el Palacio del Duque de Gor, la fábrica azucarera Nuestro Señor de la Salud (Santa Fe), la fábrica de Harinas El Capitán (actual colegio Tierno Galván), barrios enteros del nuevo de Arenas del Rey, etc.

Los anteriores edificios se pueden ver todavía hoy en pie. Pero muchos más de su autoría tuvieron vida un tanto efímera;  el principal de ellos fue la casa de Correos de calle Reyes Católicos (actual plaza Isabel la Católica).



Residencia Hermanitas de los Pobres, su primera obra importante (1874).

De familia ilustrada

Francisco Giménez Arévalo nació en 1843 en el seno de una familia ilustrada y relacionada con actividades industriales. En 1871 concluyó en la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid los estudios que le habilitaron para ejercer la profesión de Maestro de Obras. A su regreso a Granada contrajo matrimonio con Purificación Lacal Agrela, con quien tendría una extensa familia de ocho hijos.

El primer encargo de enjundia que recibió fue la construcción de la residencia de ancianos Hermanitas de los Pobres, concluida en 1874. Por sus relaciones familiares (los Agrela) y de amistad con Juan López Rubio (introductor del cultivo e industria de la remolacha en Granada) pronto se dedicó a construir ingenios azucareros, el primero de ellos la fábrica de San Juan

El primer encargo de enjundia que recibió fue la construcción de la residencia de ancianos Hermanitas de los Pobres, concluida en 1874. Por sus relaciones familiares (los Agrela) y de amistad con Juan López Rubio (introductor del cultivo e industria de la remolacha en Granada) pronto se dedicó a construir ingenios azucareros, el primero de ellos la fábrica de San Juan.

Su actividad edilicia la compaginó con la explotación de industrias. En 1884 creó la primera fábrica de alcohol de España a partir de los residuos de melaza de la remolacha triturada. Se llamó Fábrica de Alcoholes la Purísima. De aquella actividad surgieron los primeros alcoholes utilizados para fabricación de pinturas y otros productos de droguería. El invento fue llevado a diversas exposiciones universales, donde obtuvo varias medallas: Barcelona, 1888; París, 1889.

Sus habituales viajes por Europa le sirvieron para observar y tomar nota de las nuevas técnicas constructivas que estaba utilizando la arquitectura modernista francesa. Y las aplicó en Granada. Moderadamente en cuanto a diseños y ornatos externos, pero en plenitud en lo referido a fabricación de materiales y estructuras de edificios.



Palacio de los Patos recién acabado (1881). A la izquierda, casa de los cocheros.


Edificio de Correos, situado en el solar de la actual Plaza Isabel la Católica.

Participó en la puesta en marcha de las más importantes actividades industriales en la Granada de finales del XIX que luchaba por incorporarse, tardíamente, al despegue industrial. Además de su participación en fábricas de azúcar y alcohol, también tuvo parte en la puesta en marcha de la fábrica de materiales de construcción Caro y Compañía (1890), Compañía General de Tranvías de Granada (1895), Fundición Jerónimo Martos y Cía. (1895), etc.

Participó en la puesta en marcha de las más importantes actividades industriales en la Granada de finales del XIX que luchaba por incorporarse, tardíamente, al despegue industrial

En uno de sus viajes a Francia se trajo maquinaria para fabricar ladrillos prensados. Promovió en la localidad de Jun la construcción de la Fábrica San Cayetano, de la que fueron socios Caro y el diputado Juan Facundo Riaño. El sistema de construcción con este tipo de ladrillos en Granada fue extendido por Giménez Arévalo a partir de entonces.

Pero no sólo adoptó el ladrillo prensado, también se trajo el sistema de construcción de forjados mediante hormigón armado, a base de parrillas de acero y cemento Porland. Paralelamente utilizaba pilares de hierro fundido, con lo cual se agrandaron los vanos y se eliminaron muros de carga. En la construcción de sus múltiples edificios de viviendas introdujo los diseños modernistas referidos a ornatos de puertas, balaustradas, molduras, sanitarios, etc. Incluso se atrevió a importar modernos sistemas de calefacción y sanitarios, desconocidos por entonces por estas tierras. De su mano (y también de su competidor Díaz Losada) llegó la modernidad a las nuevas casas de vecinos de Granada. Su archivo está repleto de catálogos de todos estos detalles modernistas.

La Gran Vía, su obra cumbre

La Gran Vía de Granada es el principal conjunto de arquitectura modernista de la ciudad; la mayor parte de los elementos originales de sus edificios fueron inspirados por Giménez Arévalo. En noviembre de 1890 se reunieron Juan López Rubio y Francisco Giménez Arévalo, y algunos más. El primero era farmacéutico, empresario azucarero y presidente de la Cámara de Comercio de Granada. El segundo, ya experimentado maestro de obras y también empresario relacionado con la fabricación de azúcar y alcoholes. Éste acumulaba una trayectoria profesional como constructor de casi veinte años. Su empresa había construido pueblos enteros (Arenas del Rey) a partir de la destrucción del terremoto de 1884. También les acompañaba el rico propietario José España Lledó. Todo ellos atesoraban un importante patrimonio como resultado del negocio azucarero y el despegue industrial que experimentaba Granada y sus contornos.

La Gran Vía de Granada es el principal conjunto de arquitectura modernista de la ciudad; la mayor parte de los elementos originales de sus edificios fueron inspirados por Giménez Arévalo

La Cámara de Comercio planteó al Alcalde de Granada la necesidad de derribar buena parte de los barrios de la vetusta Medina  medieval para trazar una Gran Vía que uniera la calle Méndez Núñez (actual Reyes Católicos) con la zona del Triunfo. Era la moda en otras muchas ciudades que querían modernizarse. La nueva avenida tendría 822 metros en línea recta, por 20 de ancha. Para ello crearon la que se llamó “Comisión Gran Vía”. Los motivos que argüían para derribar los viejos barrios del centro eran de índole sanitaria, comercial, de modernización y conexión de las estaciones de ferrocarril.

Sanitaria, porque durante la epidemia de cólera de 1885 habían muerto unos 5.000 granadinos residentes en el vericueto de callejas y adarves insalubres del piedemonte del  Zenete. Comercial y moderna, porque todas las grandes ciudades estaban abriendo amplias calles donde instalar los productos del nuevo comercio que llegaba de Europa. Y de paso, la nueva gran calle serviría para unir la estación de tren de Andaluces (abierta desde 1874) con la que se proyectaba en la zona del Humilladero para enlazar con la zona Sur-Costa por ferrocarril. El resultado fue el derribo de más de 300 edificios (algunos de ellos de gran valor histórico), la expulsión de sus modestos vecinos a otros barrios y el levantamiento de la Gran Vía para las nuevas clases adineradas y los modernos negocios. En pocos años, se cambió lo cutre por lo pijo, al pobre por el rico.

Francisco Giménez fue uno de los miembros más activos de la sociedad Reformadora Granadina, empresa encargada de construir esta calle entre 1895 y 1934. Junto a él estuvieron como promotores/financiadores las grandes fortunas del momento: Vicente Arteaga, Ruiz Pujazón, Juan López Rubio, Valentín Agrela y familia, Manuel Rodríguez-Acosta y sucesores, Pedro Mirasol, el Cabildo del Sacromonte, el Marqués de Falces

Francisco Giménez Arévalo trabajó, como técnico, en la idea primigenia, en el trazado y ejecución de las obras de esta calle principal de Granada. Y lo hizo desde el inicio de la idea (en 1890), continuó con los derribos (iniciados en agosto de 1895) y hasta prácticamente su fallecimiento en 1924, cuando le sucedió en la Reformadora Granadina su hijo Luis Felipe.

Francisco Giménez fue uno de los miembros más activos de la sociedad Reformadora Granadina, empresa encargada de construir esta calle entre 1895 y 1934. Junto a él estuvieron como promotores/financiadores las grandes fortunas del momento: Vicente Arteaga, Ruiz Pujazón, Juan López Rubio, Valentín Agrela y familia, Manuel Rodríguez-Acosta y sucesores, Pedro Mirasol, el Cabildo del Sacromonte, el Marqués de Falces, etc., etc. Y Francisco Giménez Arévalo en calidad de maestro de obras-arquitecto. El negocio de abrir la Gran Vía resultó una ruina para la mayoría de ellos, especialmente para López Rubio. Al menos todos se quedaron con solares donde levantaron sus casas.



Giménez Arévalo durante sus trabajos de trazado de la Gran Vía, hacia 1892-95.

El trazado de la calle corrió por cuenta de Francisco Giménez Arévalo, auxiliado por Mariano Díez Alonso y el arquitecto municipal Modesto Cendoya Busquet, quien al final rubricó el proyecto en solitario, pero con la documentación aportada por los otros dos. El teodolito que se empleó fue el de Giménez Arévalo. Estuvieron moviendo las coordenadas de la “cala” hasta llegar al acuerdo de que la fachada Sur rozaría la sacristía de la Catedral y la Norte se alinearía con el Convento del Ángel Custodio (posterior solar del Banco de España, actual Fiscalía de Andalucía).

Durante el largo periodo de construcción de la Gran Vía, Giménez Arévalo firmó al menos cinco  proyectos de edificios en esta calle, los números 9, 12, 26 (ya demolido) 27 y 44. No obstante, hay constancia de que proyectó algunos más (probablemente el 49), si bien firmados por otros arquitectos debido a su incompatibilidad por el título que poseía. También construyó el número 1, esquina a Reyes Católicos (Cortefiel), aunque los directores del fallido Hotel Colón de las obras fueron otros arquitectos.



Foto aérea de la Gran Vía, hacia 1921.

La huella de Francisco Giménez Arévalo en la construcción e industria de Granada, su provincia y comarcas limítrofes es innegable (a pesar de que un tercio de sus proyectos ya han desaparecido); extendió su actividad durante casi medio siglo, entre 1871 en que hizo sus primeros proyectos hasta 1917 en que decidió dejar paso a las nuevas generaciones de arquitectos, entre ellos su hijo Luis Felipe Giménez Lacal.

A pesar de la envergadura del personaje, en Granada no se le conoce demasiado. Ni se le reconoce. Al menos fuera del círculo de arquitectos o estudiantes de Arquitectura e Ingeniería. El archivo de buena parte de su producción profesional lo guarda uno de sus nietos, Miguel Giménez Yanguas. Es impresionante la colección de documentos que barajó en su larga vida profesional.

Hace ya unos cuantos años, sus descendientes se dirigieron al alcalde José Torres Hurtado (PP) para proponerle que dedicase un recuerdo a este significado personaje de la historia local, en forma de calle o plaza. Entendieron que podría ser en la zona de la Casería de la Merced (lindando a Maracena), muy relacionada con sus trabajos y recientemente urbanizada. Pero nunca hubo respuesta por parte del gobernante.

El Gaudí granadino yace un tanto olvidado en el panteón familiar que él mismo diseñó en el Cementerio de San José de Granada.

PRINCIPALES OBRAS DE ARQUITECTURA E INGENIERÍA DE GIMÉNEZ ARÉVALO

(de entre sus 140 proyectos, aprox.)

PROYECTO

UBICACIÓN

AÑO/ESTADO

Trazado de la Gran Vía

Granada centro

1890-1917

Edificios en Gran Vía

1, 9, 12, 26, 27, 44 (49)

1900-1915

Edificio Aurioles

Calle Duquesa

 

Edificio Calle Duquesa

Esquina calle Málaga

Ca. 1883

Edificios en Mesones

Números 25, 27, 28, 29, 60

Ca. 1886-89

Residencia Siervas del Evangelio

Obispo Hurtado

 

Reyes Católicos (varios)

Nº 7, esquina a Cedaceros, Casa Duque de Abrantes

 

Tres edificios

Calle San Antón

 

Casa familia Rosales

Calle Angulo

(última residencia de García Lorca)

Dos edificios

Calle San Antón

 

Dos edificios

Calle San Juan de Dios

 

Edificio Club Taurino

Plaza del Carmen

1900

Azucarera de San Juan

Granada, Bobadilla

 

Azucarera

Láchar, Granada

 

Azucarera Angustias

Granada

 

Azucarera la Salud

Santa Fe

 

Azucarera el Pilar (parte)

Motril

 

Panteones (media docena)

Cementerio de San José

 





Palacio de los Duque de Gor, casi todo levantado en ladrillo prensado de la fábrica traída de París.


Palacete que estuvo en la esquina del Paseo del Salón con Maestro Alonso, construido por F. G. A. para su hermana.


Alzado del  edificio de Gran Vía, número 12, una de sus obras de mejor simetría.


Panteón donde reposa Francisco Giménez Arévalo en el Cementerio de San José de Granada.