La Junta protege la fiesta del Cascamorras de Guadix y Baza con el inicio de su declaración como BIC
La Consejería de Cultura ha incoado el expediente para la inscripción de la fiesta del Cascamorras de Guadix y Baza en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Actividad de Interés Etnológico. Con esta acción, la fiesta popular granadina queda automáticamente protegida en tanto se completa la tramitación.
El consejero de Cultura en funciones, Miguel Ángel Vázquez, ha recordado que la fiesta del Cascamorras forma parte del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) desde 2009 y que esta declaración es “un paso importante en la protección y conservación de esta fiesta, una de las expresiones culturales más importantes de la provincia de Granada”.
Además, Vázquez ha insistido en que esta celebración “posee valores patrimoniales relevantes para el conjunto de la sociedad andaluza al ser una celebración festiva que permite la expresión colectiva de las identidades locales de los dos municipios, Guadix y Baza”. “El ritual fomenta la convivencia vecinal en cada municipio y también entre ambas localidades, haciendo uso compartido del espacio público local, y aludiendo a elementos simbólicos que remarcan la historia compartida de accitanos y bastetanos”, ha asegurado.
El informe elaborado por la Dirección General de Bienes Culturales y Museos de la Consejería de Cultura incide en que la fiesta del Cascamorras constituye una de las expresiones culturales más específicas y singulares de Andalucía. Como significados culturales contemporáneos de esta fiesta el documento señala el de expresión colectiva de las identidades locales, dejando espacios para su expresión local diferenciada y creando nexos identitarios entre ambas localidades, aludiendo a elementos simbólicos que remarcan la historia compartida de accitanos y bastetanos con la Virgen de la Piedad, cuya tradicional celebración permite canalizar la tensión social a través de la fiesta comunitaria que ofrece un espacio libre y espontáneo para recrear un tipo de religiosidad popular muy singular.
La celebración está protagonizada por la pugna de las poblaciones de Guadix y Baza, para la posesión y custodia de la imagen de la Virgen de la Piedad, cuyo origen se remonta al siglo XV, cuando tras la conquista cristiana de Baza, el accitano Juan Pedernal la descubre en los escombros de una antigua ermita en la que se encontraba trabajando con un grupo de albañiles. El hecho derivó en un pleito entre ambas comunidades por la posesión de la imagen que se resolvió tras muchos años con la permanencia de la virgen en Baza y el derecho de Guadix a dedicarle una función anual.
A partir de entonces, cada año a principios de septiembre, una comitiva accitana formada por las autoridades, algunos vecinos y el obispo, viajaban hasta Baza haciendo uso de su derecho de celebración. La comitiva era acompañada por una especie de bufón que amenizaba el viaje, y que a la llegada a Baza increpaba en tono burlón a los vecinos, amenazando con robarles la Virgen de la Piedad, mientras que los bastetanos trataban de impedir su paso por las calles del pueblo. Este bufón sería el origen del Cascamorras, tal como se conoce la fiesta. Desde entonces, cada 6 de septiembre el personaje entra en Baza con la intención de llegar al Templo de Nuestra Señora de la Piedad y llevarse la imagen a Guadix. Los bastetanos impiden que lo logre dificultando su carrera e intentando mancharlo con pinturas y aceites de color negro. Si alguna vez el Cascamorras llegara limpio al templo, podría llevarse la Virgen de la Piedad a su pueblo.