Icomos pide paralizar las megaplantas fotovoltaicas en El Fargue por su "altísimo riesgo de impacto negativo" en la Alhambra y el Albaicín

El comité nacional de Icomos, entidad que asesora a la Unesco respecto a los bienes declarados Patrimonio Mundial, ha recomendado "encarecidamente" la paralización de las plantas fotovoltaicas proyectadas en El Fargue, representan "un altísimo riesgo de impacto negativo" sobre la Alhambra y el Albaicín.
Así se ha pronunciado en un informe elaborado por Icomos ante la alerta lanzada por distintas asociaciones por estos proyectos, que han suscitado una amplia movilización ciudadana.
Lo que hace Icomos es un informe que no tiene carácter vinculante, pero el contenido del análisis es duro y reprocha a las administraciones con competencia que no se haya evaluado el impacto de estas megaplantas en un entorno Patrimonio de la Humanidad, como son la Alhambra y el Albaicín, además del Valle del Darro, que fue declarado BIC. Icomos recuerda que el lugar en el que están previstas las plantas y las infraestructuras para sus líneas de evacuación se enmarcan en la denominada segunda corona de protección del monumento.
Las autoridades, estatal, regional y local, "deben ser mucho más vigilantes y cuidadosas que en la actualidad cuando una actuación pueda representar un impacto negativo sobre un bien patrimonial" incluido en la lista de Patrimonio Mundial
Las autoridades, estatal, regional y local, "deben ser mucho más vigilantes y cuidadosas que en la actualidad cuando una actuación pueda representar un impacto negativo sobre un bien patrimonial" incluido en la lista de Patrimonio Mundial, reprocha Icomos, que recuerda que, con independencia de las normativas que son de aplicación para autorizar unas instalaciones de estas características, hay una normativa establecida por la Unesco que no se ha cumplido.
Porque, como señala el organismo en el informe, consultado por El Independiente de Granada, "si un país planea un proyecto que podría afectar un bien de la Lista del Patrimonio Mundial (ya sea dentro del sitio, su zona de amortiguamiento o, incluso, cuando la escala de la intervención así lo aconseje, su entorno más amplio), debe notificarlo al Centro del Patrimonio Mundial". En estos casos, es necesario llevar a cabo una evaluación de impacto patrimonial, que debe ser previa, "objetiva e imparcial" respecto a los impactos. Su propósito, resalta el documento, "no es, en ningún caso, justificar un determinado proyecto".
Esta evaluación, añade, "debe realizarse antes de que se tome cualquier decisión sobre cualquier proyecto,y las consideraciones y precisiones sobre quien tome la decisión sobre el mismo no deben influir en el resultado". Además, "no debe limitarse solo a una idea proyectual principal, o a la más visible, sino también a las infraestructuras asociadas, como carreteras, líneas de transmisión, subestaciones, etc., que también pueden tener un impacto visual, o de otro tipo, significativo".
Esa evaluación previa no se hizo. Ni siquiera se informó a la Unesco. Tampoco cuentan estas plantas las Declaraciones de Impacto Ambiental. Las reflexiones que introduce Icomos al respecto son muy interesantes y coinciden con uno de los argumentos que esgrimen colectivos ciudadanos y ecologistas: el troceo de proyectos para sortear la exigencia de esas declaraciones.
El impacto sobre los bienes patrimoniales no es solo visual, que está claro en estas plantas, también a la larga el efecto sobre el suelo repercute en el entorno de un monumento como la Alhambra
En este caso está San Gregorio I, que ocupa una superficie de 30.414 metros cuadrados. Además, "resulta significativo", detalla Icomos, que dicha planta forma parte de una agrupación que se complementa con las plantas solares de Soto Oscuro 1(30.000 metros cuadrados ) y Stadium Plus 1(37.396 metros cuadrados), que se ubican en la misma parcela (de las que se desconocen sus características técnicas principales). El segundo proyecto corresponde a la línea de evacuación de la energía de las tres plantas solares hasta la subestación de San Antonio, ubicada en el término municipal de Granada. Las tres ocupan una superficie total de cerca de 10 hectáreas.
"No se ha llevado a cabo una DIA, ni para el proyecto objeto de este informe, ni, conocido, para ninguno de los otros dos, ni para el conjunto", expone .
Y, aunque precisa que, "si bien las dimensiones del proyecto San Gregorio I puede que en otro contexto no requiriesen una DIA formal, el hecho de estar ubicado en un BIC y en las cercanías de un sitio Patrimonio Mundial es una circunstancia que determina indefectiblemente llevar a cabo este proceso". Es decir, la ubicación tan delicada así lo reclama.
Y da un toque de atención al ayuntamiento, porque, aunque puede dar la compatibilidad de usos de un proyecto desde el punto de vista urbanístico, "esto no excluye la necesidad, en su caso, de llevar a cabo un análisis medioambiental en toda regla".
La Unesco advierte de la "práctica perversa" de trocear proyectos para "enmascarar efectos acumulativos del conjunto", que inglés se conoce como 'salami slicing'
El hecho de que, además de la planta de San Gregorio I, se anuncien otras dos anexas y que cada una de ellas tenga un epíteto con el número romano, "evidencia y hace suponer que la intención de la promotora del proyecto es construir otras plantas fotovoltaicas, cuyas características se desconocen, en el futuro".
"Esto lleva a pensar que el proyecto presentado no es más que un primer paso hacia una ocupación relevante del territorio, con las consecuencias medioambientales que ello conllevaría".
Este tipo de proceder, advierte Icomos, "pone de manifiesto, con total claridad, que se trata de un proceso paso a paso con actuaciones de ámbito limitado que, estrictamente de forma individual, quieran evitar un proceso de DIA, pero que, en su totalidad, constituyen un severo cúmulo de impactos negativos de diverso tipo y calado".
Se trata de una práctica, "no calificable de estratégica sino de perversa, que pretende enmascarar los efectos acumulativos del conjunto y que se conoce en inglés con el término salami slicing, táctica que está expresamente denostada y perseguida por la Comisión Europea".
"Por muy interesante que pueda parecer a priori desde el punto de vista medioambiental, deben seguirse estrictamente los protocolos establecidos por la Unesco para la preservación y gestión del Patrimonio Mundial", concluye Icomos, que ve en este caso este "la prueba inequívoca del insuficiente plan de gestión de un sitio en relación, al menos, con el urbanismo y ordenación del territorio"
La entidad que asesora a la Unesco hace hincapié en que "la búsqueda de nuevas fuentes de energía debe establecerse sobre los principios básicos de sostenibilidad y equilibrio medioambiental y paisajístico (hecho este último que no está inspirando la mayor parte del rápido y descontrolado desarrollo de las energías eólicas y solares en España), pero no puede en ningún caso suponer la destrucción o afección de otros bienes de interés patrimonial, pertenezcan estos a la escala local, autonómica o internacional, como es el caso del Patrimonio Mundial".
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