Gloria y tragedia de la flamenca Gracia Quero, 'Gracia Sacromonte'
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Nació al arte con el nombre de Gracia Quero, pero hubo de cambiárselo por Gracia Sacromonte para poder ganarse la vida en el mundo del espectáculo
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Gallego Burín eliminó el apellido Quero del programa del Primer Festival de Música y Danza al saber que era hija del guerrillero antifranquista Pepe Quero
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Fue una de las artistas más famosas que dio el Sacromonte; recorrió medio mundo, hizo películas, pero su prematura muerte la ha sumido en el olvido
Quizás la primera desgracia de Gracia Quero Hidalgo fue haber nacido en zona republicana durante la guerra civil. Vio la luz en Murcia el 24 de septiembre de 1936. Su padre era Pepe Quero Robles, el cuarto de los once hijos que tenía la familia del carnicero Francisco Quero Ballesteros en la Plaza de las Castillas del Albayzín. Su madre fue Gracia Hidalgo Rodríguez, hija del famoso guitarrista flamenco Manuel Hidalgo López, de los Ovejillas.
Los Quero Robles eran una familia normal del Albayzín en el año 1936, trabajadores, agricultores, carniceros, etc. Alineados políticamente con los sectores izquierdistas, como todo el barrio, pero nada significados. El sector del Albayzín fue el único de Granada que se mantuvo fiel a la República en el golpe de estado del 18 de julio de 1936; fue rodeado y bombardeado entre los días 21 y 27 de julio, hasta hacer que sus vecinos se rindieran. Y empezó la desbandada para evitar la muerte.
Al empezar la guerra estaban casados Pedro, Antonio, Rosario y Pepe Quero Robles. Paco, el mayor, se casaría durante la guerra. El primero en ser fusilado fue el marido de Rosario, un trabajador de la fábrica de pólvoras de El Fargue. Pepe Quero (1911-1944) y Antonio se pasaron a zona republicana durante los primeros días de agosto de 1936, donde permanecieron toda la contienda.
Huida al bando republicano
Una calurosa noche de agosto de 1936, Pepe Quero se infiltró desde la Sierra de Huétor, río Darro abajo, hasta el Albayzín en busca de su esposa Gracia Hidalgo; estaba embarazada de siete meses. Consiguió llevársela a la capital de provincia republicana, en Baza, y después hasta Murcia. Allí dio a luz a su primera descendiente, Gracia, y de allí regresaría embarazada de su segundo hijo, José Quero Hidalgo. Durante la guerra, la familia Quero Robles había sido vigilada, molestada y maltratada, como lo fueron todos los alineados con el bando rojo. Pero la verdadera tragedia de esta familia iba a comenzar al finalizar la guerra civil, cuando empezaron a regresar a su barrio natal: les esperaban el campo de concentración, la cárcel, las huidas, el maquis rural, la guerrilla urbana, la persecución, la muerte, las palizas, el estigma, la dispersión y el extermino de buena parte de la familia.
El caso que nos interesa es el de la niña Gracia Quero Hidalgo. A su padre Pepe Quero lo encarcelaron en la prisión de la Campana a mediados de 1939 bajo la acusación de que había pertenecido al grupo de los Niños de la Noche (XIV batallón del ejército republicano que se infiltraba en territorio nacional para hacer sabotajes). Allí estuvo esperando larga condena de prisión, haciendo chapuzas de albañilería y viendo cómo cada noche sacaban a unos cuantos presos rojos para fusilarlos. Siempre con la zozobra de pensar cuándo le tocaría a él.
El 1 de enero de 1940, al nuevo régimen franquista procedió a bautizar a todos los niños nacidos durante la II República y guerra civil, y a casar a las parejas formadas de hecho o sólo casadas por lo civil. Ese primer día de 1940 figuran bautizados en la parroquia del Salvador del Albayzín Gracia Quero Hidalgo, de poco más de tres años, y su hermano Pepe, de unos cuantos meses.
Pepe Quero Robles, el padre, salió a trabajar de la Campana a la calle, custodiado, la mañana del 17 de junio de 1940, en compañía de su hermano Antonio y de otros dos presos. Jamás regresaron. Habían decidido echarse al monte, sabedores de que les esperaba el fusilamiento más temprano que tarde. Ahí arreció la tragedia familiar; se incrementaron los interrogatorios a padres, hermanos, esposas, a los niños, los encarcelamientos de mujeres, los abusos sexuales, los rapados, los interrogatorios, la rapiña de bienes familiares, etc. Con el tiempo, otros dos hermanos, Pedro (que había permanecido como topo durante toda la guerra) y Paco, acabarían echándose al monte para formar parte de la cuadrilla del Yatero y, posteriormente, formar la suya propia. Estuvieron activos entre el verano de 1940 y la primavera de 1947; primero en la Sierra, pero poco a poco fueron derivando en guerrilla urbana y rozando el bandolerismo para poder subsistir. Contaron con la tupida red de colaboradores en Granada, que les permitió sobrevivir. No obstante, fueron cayendo poco a poco en continuos enfrentamientos en las calles de Granada.
Pepe Quero, fue el primero en morir de los cuatro hermanos guerrilleros. Ocurrió el 2 de noviembre de 1944 durante el atraco a un industrial del Carril del Picón. Esperaba en la escalera de la casa a que le entregaran el dinero, mientras dos de su banda hacían guardia en la puerta
Pepe Quero, fue el primero en morir de los cuatro hermanos guerrilleros. Ocurrió el 2 de noviembre de 1944 durante el atraco a un industrial del Carril del Picón. Esperaba en la escalera de la casa a que le entregaran el dinero, mientras dos de su banda hacían guardia en la puerta. El hijo del industrial lo sorprendió por la espalda y lo mató de un disparo en el corazón.
Familia desamparada y perseguida
Gracia Hidalgo y sus dos hijos quedaron aún más desamparados. La madre fue encarcelada, mientras la niña tenía sólo 8 años. A pesar de su poca edad, ya apuntaba maneras en el mundo del cante y el baile de las zambras. Recordemos que era nieta de Manuel Hidalgo y sobrina- nieta de José Hidalgo, los Ovejitas, famosos guitarristas que junto con la saga de las Gazpachas habían llevado la zambra del Sacromonte por toda España y parte de Europa durante las décadas de 1920-30. Además, Gracita era sobrina de otras dos gitanas artistas: su tío Paco Quero se había casado con Teresa Maya Cortés (prima de la Canastera) y su tío Pedro Quero estuvo casado con Josefa Carmona, otra familia gitana de abolengo flamenco.
El abuelo Manuel Hidalgo cogió a su nieta en 1945, con sólo 9 años, y los dos formaron pareja artística. Empezaron a actuar en algunas de las cuevas del Sacromonte, pero sobre todo en las tabernas de Granada, donde comenzaban a regresar tímidamente los turistas internacionales; y, especialmente, en ventas y merenderos de las afueras de la ciudad, contratados por gente adinerada para que les divirtieran durante sus borracheras y juergas rebosantes de puterío.
De esta manera, unas veces en compañía de su abuelo Manuel, otras junto a amigos y familiares, Gracita fue creciendo como artista y destacando en el ambiente granadino
De esta manera, unas veces en compañía de su abuelo Manuel, otras junto a amigos (formó pareja de baile con Juan Maya Cortés, Juanele,) y familiares, Gracita fue creciendo como artista y destacando en el ambiente granadino. No obstante, siempre con actuaciones reducidas a círculos íntimos o, a lo sumo, dentro de grupos de baile. Por aquellos años de pubertad también formó pareja con Paquito Amaya.
La futura gran artista participó en la zambra que le ofreció el Ayuntamiento a Evita Perón, el 15 de junio de 1947 en los jardines del Partal. Nadie reparó en que en aquella fiesta con María la Canastera de capitana faltaban las bailaoras Teresa Maya Cortés y Josefa Carmona, viudas de dos de los hermanos Quero y tías de Gracita. Estaban encarceladas. Hacía menos de un mes que el último de los Quero, Antonio, había sido abatido en un aparatoso tiroteo en el Camino de Ronda que duró tres días (23-25 de mayo).
Censurada en el primer Festival de Música y Danza
Su nombre artístico de Gracita o Gracia Quero no figuraba al principio prácticamente en cartel ni publicación alguno, aunque todo el mundo la conocía como Gracita Quero. El primer tropiezo serio con su apellido lo tuvo cuando Antonio Gallego Burín, ya como director general de Bellas Artes, promovió y organizó el Festival de Música y Danzas Populares de Granada. Su nombre fue programado para tres actuaciones del día 15 de junio que abría el Festival y era la presentación del evento a autoridades y medios de comunicación nacionales.
Unos días antes, en cuanto los organizadores vieron el apellido Quero en los programas, dieron órdenes tajantes de eliminarlo. Dejaron solamente el nombre de Gracita
Gallego Burín quiso mostrar el arte granadino durante una larguísima velada que se prolongó hasta después de las tres de la madrugada. La organizó en el Patio de los Aljibes de la Alhambra. El primer bloque se llamó Aires gitanos flamencos y andaluces; en ella actuó Gracita sola con una seguiriya y después bailó una zambra con Paquito Amaya. En la segunda parte de Cantes y bailes gitanos, también ella sola, interpretó un baile por soleares. Fue de las artistas granadinas que mayor papel tuvo aquella velada.
Unos días antes, en cuanto los organizadores vieron el apellido Quero en los programas, dieron órdenes tajantes de eliminarlo. Dejaron solamente el nombre de Gracita (Incluso da la sensación de que la imprenta metió la pata al sustituir Quero y poner “de hombre” en la galerada. Se comprueba que a otros artistas sí les dejaron sus apellidos).
Gracia descollaba ya y el régimen franquista no podía permitir que un apellido de tan negro recuerdo por entonces pudiese ni siquiera nombrarse. Quero era sinónimo de delincuente y bandolero. Menos aún sabiendo a ciencia cierta que era hija huérfana de Pepe Quero, el primer jefe de la partida de maquis. Gracita actuó ante el público, pero el apellido Quero no fue pronunciado y se prohibió que lo recogieran los medios de comunicación.
Gracita actuó ante el público, pero el apellido Quero no fue pronunciado y se prohibió que lo recogieran los medios de comunicación
Piénsese que por aquellas fechas todavía permanecían vivos algunos rescoldos de la guerrilla antifranquista en las sierras de Granada; el último jefe de la Agrupación Guerrillera Granada, Roberto (José Muñoz Lozano) había sido detenido unos meses atrás, transformado en delator y traidor de sus propios compañeros, a quienes denunció y llevó a mansalva ante los piquetes de fusilamiento (Roberto, tras cantar todo lo que sabía ante el teniente coronel Eulogio Limia de la Comandancia de Granada, fue fusilado también en las tapias del cementerio, el 23 de febrero de 1953).
De Gracia Quero a Gracia Sacromonte
La bailaora entendió que visto lo visto, lo mejor sería cambiarse el nombre artístico. En adelante se llamaría Gracia Sacromonte, en honor a sus orígenes. Por aquellas fechas se había prendado de ella el famosísimo bailarín estadounidense José Greco; le ofreció incluirla en su compañía y se fue con él de gira por Estados Unidos. El 18 de octubre de 1952 se fotografió en Denver (Colorado) en compañía de Greco y la española Lola Doronda.
José Greco era de origen italo-español. En su compañía abundaban los bailarines italianos y andaluces. Entre ellos también viajaron por el continente americano el propio abuelo Manuel Hidalgo, Juan Maya, Bienvenido Maya y el tío-abuelo José el Ovejilla. Gracia y el grupo del Sacromonte estuvieron recorriendo Estados Unidos durante los siguientes meses: Filadelfia, Washington, Nueva York. La prensa norteamericana destacó las cualidades, la fuerza y la belleza del baile que desplegaba en el escenario la jovencísima Gracia Sacromonte.
Fueron años de éxito, gloria y vértigo para Gracia Sacromonte. No tenía nada que demostrar artísticamente, pero a ello se le sumaba el atractivo de su belleza natural. Subyugó a fotógrafos y pintores, que la convirtieron en su musa con el tiempo
Por aquella época se relacionó con los también bailarines italianos Doménico Bucci y El Camborio (Elvezio Brancaleoni Caballero), con quienes formó trío artístico durante algunas etapas. En una época que desconozco, pero anterior a 1959, contrajo matrimonio con Domingo Bucci, sobrino de José Greco. Mientras El Camborio hacía lo mismo con Lucía Real.
Fueron años de éxito, gloria y vértigo para Gracia Sacromonte. No tenía nada que demostrar artísticamente, pero a ello se le sumaba el atractivo de su belleza natural. Subyugó a fotógrafos y pintores, que la convirtieron en su musa con el tiempo. El principal retratista madrileño de la época, Enrique Navarro, acabó perdidamente enamorado de ella y le hizo al menos cinco retratos (tres de ellos han acabado en la Cueva-Museo de Curro Albayzín). Incluso anteriormente, cuando era casi una adolescente, el fotógrafo Torres Molina la utilizó como modelo en su estudio de Puerta Real.
De regreso a España, Gracia Sacromonte se integró en la compañía de Paquita Rico y recorrió varias veces los teatros y tablaos de España. Incluida Granada. Los Jardines Alberto fueron testigo de ello, aunque Gracia procuró no prodigarse mucho por su ciudad natal.
A partir de 1955 comenzó a hacer apariciones esporádicas por el Café de Chinitas y la Parrilla del Alcázar, en Madrid. Al primero de ellos había ido a parar su tía Teresa Maya, tras salir de la cárcel y autoexiliarse de Granada con sus dos hijas, donde ejerció de maestra de Baile.
Muy poco tiempo después, en 1956, abrió sus puertas el tablao-restaurante Corral de la Morería. Su director durante la primera etapa fue Luis Aznar; todavía vive en Madrid y recuerda cómo contrató al trío de baile capitaneado por Gracia Sacromonte. Gracia, Bucci y El Camborio permanecieron en la Morería casi ininterrumpidamente durante sus primeros años de existencia; posteriormente, Bucci dejó el baile y se convirtió en el manager de la compañía que crearon. El grupo de Gracia hizo varias giras por centro-suramérica. En México se reencontró con el poeta y recitador Manuel Benítez Carrasco, quien había sido vecino suyo de infancia en el Albayzín de posguerra. Benítez Carrasco le compuso algunos poemas con los que Gracia Sacromonte levantó al público en el teatro Victoria de Madrid y en la Prisión Provincial de Granada, todavía llena de presos políticos que habían conocido a los Queros en la lucha antifranquista.
[Aprovecho para recordar la anécdota de que Gracia Sacromonte conoció el primer poema de Federico García Lorca en 1952. De manera misteriosa y sin que la censura se percatara de ello, la revista Granada Gráfica de mayo de 1952 publicó el poema Prendimiento de Antonito el Camborio, con una ilustración en la que se veían guardias civiles, dentro de un extenso reportaje sobre los gitanos granadinos. Gracia Sacromonte siempre llevó aquella página en su maleta].
La abuela fue realmente la que se encargó de criar al nieto, tanto en Madrid como en un piso que adquirieron en el barrio del Zaidín de Granada. Ya de adolescente, el muchacho atravesó una etapa de problemas de salud que acabaron con su internamiento en un centro de tratamiento en Italia
A principios de los años sesenta, Gracia Sacromonte dio a luz a su primer y único hijo. Sus continuos viajes por el mundo hicieron que su madre, Gracia Hidalgo, se fuese a vivir con la pareja a Madrid. La abuela fue realmente la que se encargó de criar al nieto, tanto en Madrid como en un piso que adquirieron en el barrio del Zaidín de Granada. Ya de adolescente, el muchacho atravesó una etapa de problemas de salud que acabaron con su internamiento en un centro de tratamiento en Italia. Gracia Hidalgo tenía en Granada el apoyo de su hijo menor, también llamado Pepe Quero; fue un conocido taxista de la capital.
Entre viajes, actuaciones y rodajes de películas, Gracia Sacromonte pudo disfrutar de un periodo de gloria entre finales de la década de los años cincuenta y principios de los sesenta. En el Corral de la Morería tuvo siempre plaza fija cuando lo deseó; allí la vieron los actores y directores de cine americanos que pasaban por Madrid. El primero en quedarse prendado de sus maneras fue Juanito Valderrama; hizo que la ficharan para actuar en dos secuencias de la cinta El rey de la carretera (1955-56). En una aparece Gracia bailando acompañada de un grupo de hombres, al estilo de José Greco, mientras Valderrama le canta Calabocito oscuro. En otra secuencia aparece bailando sola, acompañada a la guitarra por su abuelo. Valderrama exigió que su nombre figurase destacado en el cartel de la película. Una vez acabado el rodaje, el cantaor y un grupo de participantes se desplazaron al balneario de Lanjarón a tomar las aguas.
En todas las películas en que participó, interpretó su propio papel, es decir, el de una gitana o danzante con su propio grupo. El siguiente rodaje en el que aparece es el Tremolina (1956-7), con José Isbert, Angelillo, Lolita Sevilla, Gila y Antonio Ozores en los principales papeles.
En 1966, con la eclosión del spaguetti-wester, fue contratada para animar la fiesta mexicana de El Regreso de los '7 magníficos', con Youl Brynner como único repetidor de la primera parte. Aquí tuvo la ocasión de coincidir con Fernando Rey y con Elisa Montés. Aunque ninguna de las dos lo supieron, Elisa Montés y Gracia Sacromonte estaban relacionadas por actuaciones de sus respectivos padres en la Granada de 1936
En 1966, con la eclosión del spaguetti-wester, fue contratada para animar la fiesta mexicana de El Regreso de los 7 magníficos, con Youl Brynner como único repetidor de la primera parte. Aquí tuvo la ocasión de coincidir con Fernando Rey y con Elisa Montés. Aunque ninguna de las dos lo supieron, Elisa Montés y Gracia Sacromonte estaban relacionadas por actuaciones de sus respectivos padres en la Granada de 1936: Elisa se llama en realidad Elisa Ruiz Penella y era hija de Ramón Ruiz Alonso, uno de los exdiputados de la CEDA granadina que participaron activamente en rodear el Albayzín y comenzar la persecución y muertes de la población fiel a la República.
En Las Cicatrices (1968), dirigida por Pedro Lazaga, Gracia Sacromonte también aparece en una escena bailando con su grupo flamenco; allí conoció a Alfredo Landa, José Bódalo y José Rubio. Es una película de toreros y folclóricas. Para finalizar este capítulo cinematográfico, también actuó como cupletista flamenca en Fortunata y Jacinta (1970), producida por Emiliano Piedra y con su mujer, Emma Penella, en el papel principal. También actuó su hermana Terele Pávez en el papel de Mauricia. El caso de Emma y Terele es el mismo que el de Elisa Montés, ya que las tres eran hermanas y llevan los apellidos Ruiz Penella. Hijas todas ellas de vencedores y vencidos que veinte años antes se enfrentaron en una cruenta guerra civil en el Albayzín.
El declive de una gran flamenca
La recta final del franquismo empezó a ser copada por el cine de españoladas (landismo, Paco Martínez Soria, José Luis López Vázquez, etc.) y el destape. La danza y especialmente el flamenco gustaban fuera, pero empezaba a decaer en territorio nacional. A pesar de que continuaban abiertoa decenas de salas de fiestas y tablaos en Madrid, Barcelona y todas las ciudades andaluzas. Gracia Sacromonte continuaba ligada al Corral de la Morería. Pero algo estaba ocurriendo que cada vez se prodigaba menos; para más inri, en Televisión Española empezaron a dedicar algunos programas al flamenco (El Corral de la Pacheca, por ejemplo). Y Gracia no aparecía. Se pensó que todavía le perseguía el estigma de ser hija del guerrillero Pepe Quero.
Pero la cuestión era mucho más preocupante y trágica. Gracia Sacromonte había comenzado a tener problemas físicos. Se le fueron agravando con el tiempo hasta que tuvo que dejar de bailar. Le diagnosticaron un cáncer de huesos. Se medicó lo que le prescribieron los oncólogos, pero llegó un instante en que no había más remedio que recurrir a la quimioterapia. En aquel momento, con alrededor de 40 años, todavía mantenía la lozanía de cuerpo y la belleza de cara que tantos admiradores le atrajeron. Gracia se negó en rotundo a someterse a quimioterapia porque no quería perder la impresionante cabellera azabache, hasta la cintura, que la había hecho famosa en fotografías, cuadros y películas.
Fue el momento más duro para ella y su madre. La familia se refugió en su piso del Zaidín. Nuestra protagonista se dejó ver en los meses finales de su vida por algunas zambras y tablaos de Granada. Incluso la Navidad-Reyes de 1980-1 se desplazó a Madrid a ver a los viejos amigos. La vieron desmejorada, pero lo que nunca pudieron sospechar es que fue a despedirse de ellos para siempre
Fue el momento más duro para ella y su madre. La familia se refugió en su piso del Zaidín. Nuestra protagonista se dejó ver en los meses finales de su vida por algunas zambras y tablaos de Granada. Incluso la Navidad-Reyes de 1980-1 se desplazó a Madrid a ver a los viejos amigos. La vieron desmejorada, pero lo que nunca pudieron sospechar es que fue a despedirse de ellos para siempre.
Gracia Sacromonte regresó a morir a su piso del Zaidín. Dejó este mundo en silencio, el 14 de mayo de 1981. La enterraron en el Cementerio de San José, en el nicho con su abuela Matilde Robles Rodríguez (fallecida en 1970), y justo debajo del nicho donde está su abuelo Francisco Quero Ballesteros. Su madre Gracia Hidalgo Rodríguez le sobrevivió bastantes años más, ya que falleció el 17 de julio de 1999; está enterrada en el nicho del guitarrista y padre Manuel Hidalgo López (muerto en 1974).
Su viudo Doménico Bucci acabó casándose con una prima suya, hija de José Greco, llamada Candela. Quizás por este segundo matrimonio, Doménico se deshizo de buena parte de los recuerdos que tenia de su matrimonio con Gracia Sacromonte; tres de los retratos al óleo de Enrique Navarro han acabado en la Cueva Museo de Curro Albayzín, y otro más en el Corral de la Morería.
A las tragedias de matarle al padre en su infancia; las penurias familiares; la persecución política; y morir en la flor de su vida, se suma la del poco reconocimiento que existe sobre su figura en el mundillo flamenco
Descendientes de Francisco Quero Robles y Matilde Robles hay a decenas en Granada, Barcelona y Madrid. El único de los 11 hermanos Quero Robles que vive actualmente en el Albayzín es Bernardo (el noveno). También abundan los sobrinos-nietos y primos. He contactado con algunos de ellos en busca de datos para este artículo y estoy sorprendido: las nuevas generaciones de la familia Quero no tienen ni idea de quién fue Gracia Sacromonte.
AGRADECIMIENTOS:
A Luis Aznar, que fue primer director y copropietario del Corral de la Morería de Madrid, por la lucidez que conserva a su avanzada edad, lo que le ha permitido orientarme.
Y, especialmente, a Curro Albayzín, sin duda el mejor conocedor del pasado y el presente de la zambra del Sacromonte. Así lo refleja en su Cueva-Museo y en su excelente libro Zambras de Granada (Ed. Comares, 2011).
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