Fin de semana a todo Jazz en Granada

El fin de semana más jazzístico de cada año concluyo el sábado con la actuación a teatro lleno desde hace semanas del bajista Richard Bona.
El verdadero espectáculo de la cantante de Dallas es su absoluta destreza, su amplio rango y la agilidad expresiva, yendo en pocas sílabas, perfectamente matizadas, desde los graves a unos agudos rompecristales o a un hilillo de voz casi imperceptible sostenido de la nada, haciendo malabares con la dinámicas
Pero antes, el viernes Jazzmeia Horn, repartió en Granada el mismo encanto que ha había dejado en Jazz en la Costa de Amuñécar; no pocos de los de entonces, repitieron concierto. El verdadero espectáculo de la cantante de Dallas es su absoluta destreza, su amplio rango y la agilidad expresiva, yendo en pocas sílabas, perfectamente matizadas, desde los graves a unos agudos rompecristales o a un hilillo de voz casi imperceptible sostenido de la nada, haciendo malabares con la dinámicas. Una delicia acompañada de una gestualidad que subrayó los contenidos a transmitir. Hay que destacar su increíble sentido del tiempo y el rango excepcional de su voz, su facilidad y propensión para ‘scatear’ y un timbre cálido y hermoso, pero sobre todo su contagiosa sensación de alegría y vitalidad que transmite su interpretación. Un millar y medio de personas fueron secuestradas anoche por sus facultades, y sus introducciones, casi de diván, y que hubieran necesitado de un traductor, como hicieron en su momento Patti Smith o Suzanne Vega, si el discurso hablado es tan importante como el cantado para la artista. Cosas de los ambientes de club.
El sábado hubo doblete festivalero. Por la mañana el quinteto de Arturo Cid se preocupó de que las novísimas generaciones se puedan ir familiarizando con el Jazz, con un concierto didáctico y divertido sobre la historia de esta música. Cid, en compañía de Edu Navarro, Alfonso Alcalá (en un rato de los que le deja su puesto en la banda de Loquillo) y Elena Berrocal, hicieron las delicias de la chavalería, invitándolos a compartir los secretos de una música "tan rara", como se llama el concierto.
En su presentación, directa, sencilla, llena de gags y con mucho humor, comentaron las primeras características estéticas del Jazz, con temas a la medida de cada concepto que se expuso, siempre pensando en la perspectiva de la chiquillería. Hubo música de dibujos animados, de películas, estándares y canciones tradicionales de jazz... Todo tocado en términos muy asequibles y pensados para la diversión y participación de un público tan especial, que desde el primer momento se mostró participativo, cantando y haciendo palmas.
Por la noche la sesión de clausura por este año del festival estuvo a cargo del camerunés Richard Bona, que además recibió la ‘Granada del festival’ de manos de la directora de la muestra Mariche Huertas. Sin mayor protocolo, el camerunés agradeció con un gesto el galardón, y llamó sus músicos para comenzar su bellísima (como siempre) actuación.
El festival de este año ha tenido uno de los programas más cortos de la serie, cinco actuaciones principales (la mitad que en 2004, por ejemplo), y es que la ausencia de colaboraciones oficiales relevantes y otros patrocinios lastra un presupuesto que queda en manos casi exclusivamente del público, como reconoció (y agradeció) la directora en su última presentación, de quien depende el futuro de una de las citas jazzísticas más antiguas de España.

























