La Alhambra que inspiró a Gaudí
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A mediados del siglo XIX, los británicos Owen y Loury empezaron a vender las primeras estampas en color del monumento nazarita
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Fue el momento de partida para que arquitectos, incluido Antoni Gaudí, hicieran réplicas del palacio real granadino para exposiciones y viviendas
La Alhambra en colores comenzó a conocerse en Europa a partir del trabajo titulado La Alhambra palais, dibujada por Owen Jones y Jules Goury a partir de 1834. Con sus estampas editaron una colección de la que fueron suscriptores todas las casas reales europeas, las principales instituciones culturales de Europa y Estados Unidos. Curiosamente, en Granada también hubo un suscriptor: el arquitecto Salvador Amador.
Otra de las reproducciones de la Alhambra para la Exposición Universal de Londres, que asumió el arquitecto Owen Jones.
Aquellas litografías hechas hasta en ocho colores fue el mejor trabajo sobre la Alhambra hasta bien avanzado el siglo XIX. Por él, sin duda, debieron conocer los arquitectos la grandiosidad del mítico monumento nazarita. Seguramente también Gaudí.
Owen Jones, con la fama alcanzada por ese trabajo, fue el encargado por el gobierno británico para diseñar un pabellón de tipo orientalista de cara a la Exposición Universal de Londres 1851-54. Y no se le ocurrió otra cosa que levantar The Alhambra Court. Era una formidable reproducción de un lateral del Patio de los Leones. Las revistas ilustradas de la época reprodujeron dibujos a mansalva y el fotógrafo Philip Henry Delamotte hizo una tirada de postales. Fue sin duda el edificio que más llamó la atención de los millones de visitantes de aquella exposición. Incluía también una reproducción de la fuente de los leones.
La Alhambra en Barcelona 1888
El alhambrismo estaba de moda en el XIX. Antoni Gaudí nunca ocultó su fascinación por la arquitectura y decoración nazaritas. Aun sin haber conocido todavía personalmente la Alhambra, comenzó a utilizar elementos constructivos granadinos en sus diseños. Ya hacia 1878 empezó a plasmar composiciones a las afueras de Barcelona en las que utilizaba el estilo mudéjar-morisco a base de hiladas de ladrillo y cartelas cerámicas árabes. Su decoración contenía una policromía propia del estilo morisco.
Por aquellos años Gaudí había conocido al primer Marqués de Comillas, Antonio López y López, un indiano cántabro que había fundado la Compañía Transatlántica y emparentó con el Conde Eusebi Güell, buen cliente del arquitecto. El Marqués de Comillas decidió participar en la Exposición Naval de Cádiz (1887) y la Universal de Barcelona (1888) con un tipo de pabellón árabe. Por supuesto, inspirado en el Patio de los Leones de la Alhambra. En ese año 1887 es cuando sospechamos que fue la primera vez que Gaudí pudo haber pasado por Granada, para inspirar su proyecto (aunque en realidad lo firmó Adolfo García Cabezas). El pabellón moruno montado en la dársena de Cádiz fue desmontado y trasladado al año siguiente al Puerto de Barcelona. Aquí sí fue donde Gaudí desplegó toda su admiración por la Alhambra y reprodujo buena parte del Patio de los Leones, de forma similar a como treinta y tantos años antes lo había hecho Owen en Londres.
Pabellón de la Exposición 1888. Fotografía e ilustración del Pabellón de la Compañía Trasatlántica construido por Gaudí en el puerto de Barcelona para la Exposición de 1888. Reproducía una parte del Patio de los Leones. Estuvo en pie hasta los años sesenta del pasado siglo XX.
El pabellón construido en el Paseo Marítimo de Barcelona estuvo en pie hasta comienzos de los años sesenta del siglo pasado; se encontraba en la parte de la sección marítima, la más cercana a la dársena portuaria. Gaudí había empleado profusamente el azulejo cerámico granadino para la decoración bajo el típico templete que presentaba entonces cada uno de los extremos del Patio de los Leones.
La Exposición Universal de Barcelona estuvo abierta desde abril hasta diciembre de 1888, con lo cual pudieron ver la obra más de dos millones de personas. La prensa de la época se refería a este coqueto edificio (de 30 por 14 metros) como el pabellón nazarí granadino, con sus celosías, arcos de herradura y estucos simulando mocárabes. En las esquinas levantó cuatro torrecillas que debieron querer representar la Alcazaba, pero en realidad eran más de tipo florentino.
Josep María Tarragona describe el desaparecido Pabellón con las siguientes palabras: “Convertido por un capricho del mejor gusto en palacio árabe de reducidas dimensiones, y revestido con vaciados en yeso de la ornamentación de la Alhambra, con afiligranadas torres que cubre el propio decorado, y la correspondiente cúpula en el centro, como una mezquita. Tales relieves y alicatados, la blancura de sus paredes, y el arco de herradura de su entrada, entre plantas y flores, le dan de lejos el aspecto de uno de aquellos modelos de marfil que reproducen en reducido tamaño el palacio que acabo de citar. Bañado por el sol, que se refleja deslumbrante sobre aquella masa blanca, teniendo por fondo el azul subido del cielo de las tardes de julio, alegra los ojos en el más adecuado sitio y en consonancia con la amena perspectiva que le rodea. El pabellón de la Trasatlántica era uno de los más grandes de la sección marítima, compitiendo por su tamaño con el de la Marina. El público y la prensa lo calificaron de “precioso”, de “indudablemente una de las más bellas y elegantes construcciones de la Exposición”.
Gaudí visitó Granada en 1892
Artesonado de El Caricho. La primera impresión al ver este tipo de techumbres en El Capricho (Comillas) es pensar que está inspirado en un alfarje morisco de los que tanto abundan por Granada.
Cúpula del Palacio Güell. Esta solución de Gaudí tiene claras reminiscencias a la forma de iluminar cúpulas de baños nazaritas.
También resulta indudable reconocer que para el diseño del Palacio Episcopal de Astorga, Gaudí tomó prestados capiteles y arranques de columnas del Patio de la Alberca granadino.
Detalle de columnas. Dibujo de columna del Patio de la Alberca perteneciente a una estampa de Owen Jones (1834) y arranque de una columna de Gaudí en el Palacio Episcopal de Astorga.
Villa Marsans
El alhambrismo de Gaudí tuvo inmediatamente algunos seguidores en Barcelona. El caso más destacado fue el de la Villa Marsans (1907), unos acaudalados banqueros que también se inclinaron por el orientalismo a la hora de levantar su residencia. Reproduce el estilo de la Alhambra y sigue siendo uno de los mejores ejemplos de este tipo de arquitectura en Barcelona. La arquitectura morisca granadina luce todo su esplendor en la parte interior de la residencia, ya que por fuera su estilo es modernista.
Casa Marsans. Aunque no es obra de Gaudí, el interior de la Casa Marsans evoca claramente el interior de las yeserías de la Alhambra recién policromadas.
Tras varias vicisitudes, hoy es de titularidad pública y goza de un grado de protección elevado al estar catalogado como Patrimonio Cultural Europeo.
Otra obra que nos hace sospechar que Gaudí estuvo en Granada hacia 1881 es el diseño de las viviendas de Manuel Vicens en la calle de las Carolinas. Y no tanto las viviendas como los jardines cerámicos. Parecen estar diseñados siguiendo el modelo exacto de los de la Alhambra.
Las otras Alhambras
En la ciudad de Barcelona existe al menos otra Alhambra o Villa Hispanoárabe. Fue levantada inmediatamente después del pabellón de la Compañía Trasatlántica de 1888 en la falda del Tibidabo. Fue promovida por el anticuario francés Celestine Dupont, que había llegado a ver la Exposición y se quedó a vivir en Barcelona para siempre. El encargo de la copia alhambreña fue efectuado al arquitecto Manuel Vega i March. Diseñó una casa en torno a una reproducción del Patio de los Leones, con sus mocárabes, sus escrituras cúficas y árabe clásico en el lema de los nazaritas No hay más vencedor que Alá. La fuente es más parecida a la de la sala de los Abencerrajes que a cualquier otra del conjunto nazarita. Para rematar el conjunto, la mezcla de estilos incluyó un mihrab al estilo de la Mezquita de Córdoba.
Esta villa Hispanoárabe fue convertida por su dueño en tienda de antigüedades andalusíes. Por ella desfilaron muchas piezas desmontadas en Granada y reinstaladas en casas señoriales de Barcelona.